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Pasando sus primeros 3 añitos la niña tenía aptitud de ser una prodigio, ya que todo lo aprendía rápido, era alegré, le gustaba cazar, recolectar (frutas y hierbas), también jugar en el bosque o espiar a los soldados en sus combates, ayudaba a su mamá en todo y siempre hacía travesuras.

Más todo eso llegó al oído de la Archiduquesa Martha Salvatore, ya que los sirvientes y soldados comentaban sobre su inteligencia, carisma, belleza, humildad y sobre todo la felicidad que emanaba y transmitía a todos, por más que solo la vieran de lejos.

Aunque decidió no prestarle atención ya que estaba recluida y su esposo no le brinda su atención, por lo tanto no representaba ninguna amenaza para ella y su hijo.

Pero no contó que los empleados lo divulgarán, haciendo comparaciones con su hijo Marcos Leonel Salvatore, ya que al ser casi un año mayor, él apenas caminaba y no hablaba muy bien, debido a la poca atención que le daban (claro ésto ni su esposo lo sabía, ya que solo cuando él estaba ella hacía cómo si él fuese lo más importante).

Los comentarios se exparcieron a tal punto de que en las fiestas de té, una que otra se lo resfregaba y aunque quiera negarlo ya todas conocían a su hijo, eso le provocaba un gran enojo pero apezar de que la "bastarda", cómo ella la llamaba, fuera inteligente o una genio, de nada le servía, ya que su esposo ni siquiera la hora le daba, a diferencia de su hijo que siempre sacaba tiempo para pasarlo con él, jugando o simplemente compartiendo las comidas del día. También sacaba a relucir con cara lastimera, lo que hizo su madre la princesa, para llegar a la cama con el Archiduque, su esposo, del mismo modo que cualquier comentario mal intencionado hacía su persona e hijo provocaría su enojó, de esa manera callaba a cualquiera que quisiera humillarla.

Volviéndolo su escudo recurrente, ya que a menudo tenía que defenderse de las habladurías constante, sobre todo al mencionar el aprecio que su esposo le tiene, puesto que la mayoría de mujeres cambiaban su expresión a una de miedo o envidia al tener y ser, él, codiciado por muchas, no solo por su influencia, riqueza o poder, sino también por su belleza, complaciéndola al ver sus caras con tan solo al mencionarlo le parecía como una bella poesía.

No obstante, entre la servidumbre de su hogar empezaron a decir qué, su señor, comenzaba a interesarse en su hija, ya que al irse a entrenar con sus caballeros esté pasaba un rato mirando como la niña, que hacía jardinería o jugaba con su madre al costado de su casa y aunque no se acercará, sonreía viéndolas, lo que los hacía pensar que no tardaría en querer acercarse y darle el lugar que le corresponde como su hija y primera señorita de la casa.

El Archiduque Esteban Salvatore, su hijo Marcos Leonel Salvatore y la Archiduquesa Martha Salvatore.

Está imagen la saqué de Google, algo así me imagino a los Archiduques *_*''

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