Traición

Resulta que el gran general no era más que un tirano al gobernar a su gente, solo los dejaba morir de hambre ya que todos los recursos que eran enviados por el imperio los utilizaba en agrandar su ejército y surtir su armería. A él no le importaba ninguna persona más que él mismo y siempre buscaba ser el mejor sin importar pasar sobre quien fuera; la gente se había cansado de esto y empezó a huir de ese lugar, pero el general no estaba de acuerdo porque necesitaba a los más jóvenes para que se alistaran en su ejército, entonces los habitantes de esas tierras se alzaron en armas y esto provocó una masacre. La mayoría de la gente fue asesinada a sangre fría por los mismos soldados que juraron protegerlos, a nadie le importaron esas personas y era por eso que quienes aún vivían ahí retenidos a la fuerza buscaban la manera de salir de alguna forma así sus vidas corrieron peligro, no iban a permitir seguir bajo el yugo de una persona que no se interesa por su bienestar y que solamente es un tirano y asesino.

Claro que Lale no podía creer todo lo que estaba escuchando, no podía creer que el general a quien tanto respetaba fuese una persona totalmente podrida por dentro y quizás como él una vez dijo, "la gente que está podrida debe de ser eliminada". A ella le convenía haber recibido el cargo de general Rango B porque de alguna forma estaría más cerca del General y eso le ayudaría a descubrir la clase de basura que en realidad era ese hombre o al menos eso pensaba Lale.

Lale se detuvo de un momento a otro en el camino. —Bien hemos llegado a la frontera del Ducado, vayan con cuidado y me aseguraré que nadie se atreva a perseguirlos, lamento mucho por todo lo que han tenido que pasar y les prometo que investigaré todo y quizás pueda hacer algo— Lale se despidió y el grupo de personas que huía de aquellas tierras desapareció en el horizonte, entonces Lale decidió regresar. Ella quería entablar una conversación con el general y al llegar a la mansión, decidió ir a buscarlo.

Cuando Lale llegó al despacho del general se dispuso a tocar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo se escuchaba que hablaban dentro de aquél lugar.

—El emperador necesita que usted como el mejor guerrero del imperio vaya y sirva como cambio para rescatar al príncipe heredero que fue secuestrado por la banda de ladrones más grande de todo el continente, general.— decía una voz de hombre.

—Tengo una mejor oferta. Hay alguien que es aún mejor que yo en muchos aspectos y que serviría aún más que yo, cuando aquellos bandidos la vean quedarán fascinados. Verá Duque tengo a la persona ideal para ésto.— Le dijo el general a la persona con la que hablaba.

Lale decidió no interrumpir esa conversación y optó por retirarse a descansar y hablar con el general al día siguiente. Pero al día siguiente Lale se encontraría con una sorpresa más.

—General de rango B, Lale Laurent hay una misión muy importante que usted debe cumplir, así que levántese y prepárese para partir.— Decía un soldado a Lale mientras que ella aún no se despertaba por completo y claro esto la dejó muy confundida.

Lale se levantó y se preparó para ir a informarse sobre aquella misión tan repentina. Se dirigió al despacho del general y éste ya la esperaba.

—Adelante general Lale, toma asiento. Cómo sabes hay una misión muy importante que solo tú puedes cumplir— decía el general mientras le servía un poco de té a Lale. —Veras necesitamos que te encargues del rescate del príncipe heredero, quién ha sido capturado por fuerzas enemigas— continúo el general y para este momento Lale ya había tomado aquel té que le había dado.

—Claro que si señor, si se trata de rescatar a un rehén lo haré con todo gusto. Verá que haré pagar a esos bastardos que osaron secuestrar a alguien de la realeza, pero me gustaría saber cu...cual ser...ia laaaa..— Lale no pudo terminar de hablar porque comenzó a sentir mucho sueño y termino por desvanecerse.

—Solo hay una manera en la que me podrás ayudar querida Lale, eres la mejor opción para que yo no vaya a enfrentar a esa orda de animales que quién sabe de lo que serán capaces de hacer. Así que porqué tendría que sufrir yo, si te tenemos a ti.— Decía el general con una cara de satisfacción y mucha maldad.

Después de aquel hecho, Lale fue trasladada a la capital para que la guardia real fuera quien la llevase ante los captores y así les regresarán al príncipe heredero. Todo paso tan rápido y Lale estuvo inconciente durante muchas horas que ni cuenta se dió de todo lo que sucedió.

La guardia real llevo a Lale y fue él cambio perfecto para que el príncipe fuera liberado, pues el jefe de los bandidos estaba más que satisfecho con Lale, una chica de dieciséis años con cabellos color negro como la oscuridad y unos labios tan carnosos que le daban ganas de comerselos ahí mismo, además que ella tenía una figura totalmente esbelta y tonificada, resultado de todo el ejercicio que hacía por el arduo entrenamiento que llevaba cada día. La guardia real regreso al palacio junto al príncipe a salvo, mientras que Lale se quedó con aquellos bandidos, inconciente sin tener la mínima idea de lo que estaba por suceder.

Pasaron varias horas para que Lale por fin despertará, pues el sedante que habían puesto en su té, era extremadamente potente. Cuando Lale despertó se sentía muy aturdida, incómoda y con algo de dolor. Ella se encontraba en una habitación totalmente vacía y tenía tanto los pies como las manos atados.

—¿Qué fue lo que sucedió? ¿por qué estoy así?.— Se cuestionaba Lale, cuando de pronto entro uno de los bandidos a aquella habitación.

—Vaya, la princesita ya despertó. Más te vale que cooperes con el jefe y después con nosotros o si no tú vida aquí, será un verdadero infierno— dijo aquel hombre.

Lale no entendía lo que estaba pasando, ella realmente estaba con la mente en blanco, pero sentía cierta desesperación por estar en esa situación. Necesitaba encontrar la manera de escapar de aquel lugar.

—Vamos, el jefe quiere verte de inmediato y satisfacerse. No hay duda de que eres muy bonita, pero eso aquí no durará.— hablaba el bandido quien llevo a Lale ante el supuesto jefe de aquel lugar.

—Me dijeron que quería verme, quizás me podría decir porqué estoy aquí...— Lale hablo y sin poder terminar lo que estaba por decir, recibió una fuerte bofetada en el rostro .

—¿Y a ti quién te dio permiso de hablar?— dijo el jefe quien era el que había golpeado a Lale. —Solo tienes que saber que a partir de este momento tú tendrás que servirme como la perra que eres y me vas a satisfacer en todos y cada uno de mis gustos— dijo aquel hombre con una mirada llena de lujuria.

Lale por primera vez en sus dos vidas, sintió un gran terror y más al ver el rostro de aquel hombre, parecía que era capaz de hacer cualquier cosa con tal de satisfacer sus más bajos deseos.

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