Elección

—Mi gran carrera contra el tiempo para ser la mejor, acaba de empezar.— Se dijo Lale a sí misma.—Sé que soy buena, pero siempre habrá mejores y no debo bajar la guardia bajo ninguna circunstancia.— Afirmó.

La noche paso más rápido de lo habitual y pronto llegó la mañana. Todos estaban entusiasmados por saber por quién serían elegidos. Cada recluta fue llamado al campo de entrenamiento y les dieron una ficha la cual marcaba el orden de su confrontación para demostrar sus habilidades. Lale se sorprendió al ver qué era la última que pasaría, sin embargo no sabía quién era su contrincante pues la ficha solo estaba marcada por una X.

Las demostraciones comenzaron porque los generales ya habían llegado al lugar, los cuatro generales conocidos estaban a la vista de todos y era claro que podían ver cada una de las presentaciones e ir eligiendo a los que serían sus soldados de acuerdo a las habilidades mostradas. Todos los reclutas estaban satisfechos por lo demostrado hasta que por fin llegó el momento de la demostración de Lale, ella salió al campo y esperaba muy ansiosa a quien sería su contrincante, pero todo fue aún peor porque de pronto apareció una persona con una máscara color azul celeste y el combate fue iniciado. Lale no sabía contra quién se enfrentaba lo que le molestaba en cierto punto, pero ella debía demostrar de lo que era capaz entonces comenzó a maniobrar su espada con técnicas de samurai que solo aprendió en su vida pasada, cada movimiento que hacía era impredecible y esto le daba una gran desventaja a su contrincante, por lo que ella iba ganando, el tiempo pasaba y era el enfrentamiento más largo durante todo el día hasta que Lale decidió terminarlo porque su contrario solo podía detener sus ataques y en ningún momento logro siquiera acercarse a ella. Era muy notorio que los cuatro generales estaban discutiendo porque cada uno de ellos quería a Lale en sus filas, pero no se esperaban que de pronto una puerta se abriera y de ella entrará el gran general Edmond el más fuerte de todos los tiempos y el más joven también, con apenas dieciséis se había ganado el puesto de gran general, protector de North líder supremo de el ejército imperial, incluso tenía mucho más poder que la propia familia imperial no solo por sus habilidades físicas sino también por su pode mágico, el más poderoso registrado en mil años. Cuando el llegó claramente todos dejaron de discutir porque sabían que si estaba ahí era por Lale. Entonces él hablo.

—El día de hoy solo una persona superó mis espectativas, ya que no lo saben se los diré. La persona que peleó con esa recluta es mi mejor soldado y me molesta aceptar que incluso yo habría perdido contra las técnicas usadas en este enfrentamiento.— Dijo algo molesto el joven general. —Sin embargo sé reconocer a quien es bueno en algo y es por eso que de todos los reclutas el día de hoy a la única persona que me llevaré será a la recluta número veintiséis Lale Laurent. Espero que podamos trabajar muy bien juntos.— Dicho esto el joven general se retiro sin más.

Después de eso todos los reclutas fueron informados con quienes ser irían a partir de ese momento. Cada uno estaba feliz menos Lale porque ese tal Edmond le había parecido el ser más frío que pudo haber conocido, pues cuando apareció no mostró pizca de alguna emoción en su rostro, ni enojo, ni sorpresa, nada y eso ponía a Lale muy nerviosa. Pero ciertamente no podía decir que no a la invitación que se le hizo, pues si quiere ser la mejor, debe estar con el mejor, eso pensaba ella.

El momento de partir a sus nuevos destinos había llegado, todos se despidieron pues muchos habían formado amistades y unos que otros incluso ya tenían una relación. Lale por su parte nunca fue muy cercana a nadie en específico, ella se dedicó a entrenar ser mejor cada día pues no tenía interés en otras cosas, aunque tuviese una mente de adulto, ella en ese lugar un era una niña y tenía muy claros sus objetivos. Sería la mejor y protegería a los que la necesitarán, no pensaba cambiar su forma de ser, solo que está vez pensaba ser algo egoísta y pensar más en ella y no mucho en lo material como el dinero. Entonces partió rumbo al Ducado Durant que era el territorio del gran pequeño general Edmond. Para llegar pasaron tres días y al llegar se dio cuenta que el clima era totalmente frío, no entendía porque sí tan solo a unos minutos del lugar el clima era cálido. Cuando llegó uno D ellos soldados la recibió y la llevo a la que sería su habitación a partir de ese día. Le dió un recorrido por el lugar y le informo sobre como se realizan los entrenamientos en ese lugar. Lale entendió todo en un abrir y cerrar de ojos y más tarde cuando ya estaba sola decidió ir a entrenar un poco para sacar el cansancio que había acumulado por el viaje. Muy raro en verdad porque la gente normal en lugar de hacer ejercicio para que se le quite el cansancio prefieren dormir o estar sin hacer nada. Ya estando en el campo de entrenamiento se dio cuenta que en realidad era mucho más sofisticado al que había conocido durante los tres meses pasados. Se emociono tanto que el tiempo entrenando paso muy rápido y cuando se dió cuenta ya era de noche, muy de noche pues ya nos e veían a los soldados y solo paseaban por el lugar algunos guardias.

Entonces decidió irse a su habitación, pero como era de noche y su primer día en ese lugar, Lale sé perdió.

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