Sorpresa.

Cada día era peor para aquellos soldados al mando de Lale, pues no resistían el duro entrenamiento que ésta pequeña niña les daba. Constaba de pelear contra ella y hasta que alguno logrará siquiera rosar una parte de su cuerpo se acabaría dicho entrenamiento, la forma en la que elegía contra quién pelear era al azar y muchas veces los soldados se juntaban entre varios para enfrentarla, pero aún así eran incapaces de vencer a su capitana; entonces optaron por obedecer y acatar las órdenes de la más fuerte.

Lale claro que estaba contenta porque su gran plan había funcionado y de ahora en más podría entrenar a su batallón de tal manera que nadie en ese ejército podría ganarles. Rara vez se encontraba con el general pues era más común que solo los generales de rango B que estaban bajo el cargo directo de los grandes generales estuvieran siempre junto a ellos, Lale estaba feliz con su puesto y con no ver a su general porque le parecía el ser más frío de ese lugar.

Pasó el tiempo y el batallón de Lale se fue convirtiendo en el mejor, y ella era feliz hasta que un día eso cambio.

Un soldado que llegó corriendo se dirigió a Lale —capitana Lale el general solicita su presencia en su despacho ahora mismo.

—Enseguida voy, aunque me gustaría saber la razón tan repentina de esta solicitud. ¿Sabés cuál es soldado?.— Dice Lale dirigiéndose al soldado y solo muestra una sonrisa. —¡Olvídalo! y vamos antes de que envíen a alguien más.— Lale sale junto al soldado y se dirigen al despacho de su general.

Llegando al lugar destinado, el soldado anuncia la llegada de Lale y le dan permiso para entrar.

—Adelante capitana, verá la mandé a llamar porque tengo un anuncio que hacer y quiero que seas la primera en saber las buenas noticias. Hace tres años que estás en mi ejército y he visto el gran avance que el primer batallón ha tenido, y ahora quiero que no solo ellos sino todo mi ejército, que los trece batallones que lo conforman sean entrenados como el primer batallón y es por eso que a partir de hoy serás nombrada general rango B. ¿No crees que eso es increíble?.

Lale queda estupefacta ante tal noticia, pues ella es más que feliz siendo capitana y ha forjado una relación de confianza y respeto con su batallón, el cambiar tan repentinamente de puesto sería difícil para ella porque tendría que comenzar de nuevo. Y sí, Lale ya tiene dieciséis años y ahora está siendo tomada en cuenta para un cargo aún más importante.

—Esta noticia me toma por sorpresa señor, pero si cree que es lo mejor yo acepto y le aseguro que daré lo mejor de mí para que su ejército sea el mejor.

—Nada de mí ejército, es nuestro ejército y juntos verás que lo llevaremos a la gloria. Además creo que eres la persona indicada para esté puesto, has trabajado mucho y ahora lo has logrado. Eso era todo, te puedes retirar.

—Si señor, con permiso.— Lale dice ésto y se retira del lugar aun muy sorprendida por lo qué acababa de pasar.

Ese mismo día el general dio el anuncio sobre el nuevo cargo de Lale y muchos se preguntaban el porque de esa decisión si se supone que el general ya tenía a su general rango B. Lale no había pensado mucho en eso, pero las dudas de los soldados también la hicieron dudar, sin embargo para aclarar sus dudas se tomaría el día siguiente. Mientras tanto solo se dedicó a presentarse personalmente con cada batallón y como era de esperarse solo obtenía caras de desprecio y desagrado. A ella por más que no les quería dar importancia se seguía preguntando el porqué de esa negativa por parte de la mayoría de los soldados.

Para relajarse Lale salió a dar un paseó sola por los alrededores y cuan grande fue su sorpresa cuando se encontró con un pequeño grupo de personas tratando de esconderse al verla a lo lejos. Lale al notar está acción se acercó a ellos lo más rápido que pudo.

—¿Qué es lo que sucede? ¿por qué huyen de mí? no teman yo no les haré daño.— Menciono Lale de una manera amable, pero aún así las personas mostraban una mirada de odio y repulsión.

—¿Y ustedes creen que nosotros creeremos una más de sus mentiras?, ya fue suficiente lo que hemos estado sufriendo por su culpa, es hora de irnos de este lugar o morir en el intento— dijo una de las personas que estaba en ese pequeño grupo.

—¡No entiendo!, yo solo hago lo posible por proteger a la gente que lo necesite. ¿A qué se refieren con lo que están diciendo?.—dijo Lale, ella no entendía nada de lo que estaba pasando, a ella le parecía un buen lugar en donde se encontraban, pero si retrocede en el tiempo, al investigar el porque la gente no era vista en los lugares supuestamente habitados fue detenida por el general y le dieron explicaciones que parecían realmente ciertas, pero viendo la situación en la que se encuentra debe de estar pasando algo más.

— Como se nota que no eres originaria de este lugar, como se nota que no sabes quién es el demonio que tienes por general. Y si es cierto que no piensas hacernos daño, entonces te pido que no digas nada de lo que paso aquí y nos dejes ir.— Mencionó un anciano de aquel grupo de personas.

Lale estaba en blanco por todo lo que estaba sucediendo, y no podía ni imaginar a lo que la gente se refería. —Haré lo que me piden, pero quiero saber a qué se refieren cuando dicen general demonio. Por favor.—

—Viendo que eres una buena persona, te diré— dijo aquel anciano.

El hombre de avanzada edad le contó a Lale el porqué la gente había estado huyendo de aquellas tierras.

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