Entrenamiento

Para el día siguiente, ya todos estaban despiertos a primeras horas de la mañana, listos para desayunar y poner manos a la obra a su entrenamiento. Los capitanes dividieron a los reclutas en grupos de treinta individuos para que fuera más fácil y así mismo harían una demostración para sacar por sondeo a un líder de cada grupo dependiendo de las habilidades de los reclutas. Entonces desayunaron y después se dirigieron al campo de entrenamiento destinado para que ellos aprendieran. Aunque los dormitorios de chicos y chicas estaban separados, en el entrenamiento los grupos estarían compuestos por ambos bandos. Cuando los grupos ya estaban formados inicio el sondeo para elegir al líder de cada grupo, esté consistía en pequeños encuentros uno a uno. Grupo a grupo fue pasando y fueron eligiendo a sus líderes hasta que llegó el turno del grupo de Lale, fue ahí dónde desde el primer encuentro ella demostró su habilidad con la espada y pelea cuerpo a cuerpo dejando sorprendidos a todos, pues tan solo tenía trece años, era niña y era más capaz que cualquiera de los presentes. Claramente fue elegida como líder de su grupo, y así se concluyeron las labores del día uno del entrenamiento. Posteriormente pasaron todos a cenar.

—Recluta número veintiséis, después de cenar reportesé con el capitán en su oficina.— Dijo el vice capitán a Lale.

Lale se sobresalto al escuchar al vice capitán y después se reincorporo. —¡Si señor!.— Respondió Lale.

Al terminar de cenar, todos se dirigieron a sus dormitorios, a excepción de Lale, quien se dirigió a la oficina del capitán y ver cuál era el motivo por el que había sido llamada.

Toc, toc, toc.

—Adelante— se escuchó desde dentro de la oficina. Lale entro y se encontró con el capitán. —Señor, estoy aquí como lo solicitó.— Dijo Lale con una postura firme y recta cuan soldado.

—Asi es, me gustaría saber cómo es que sabe utilizar la espada de la manera en la que lo hace, cuando apenas tiene trece años. ¿Acaso es hija de alguno de los generales y nos lo ocultó?.— Habla él capitán algo exaltado.

—Claro que no señor, en ningún momento he mentido. Lo que pasa es que desde los cinco años he estado entrenando para fortalecer mi cuerpo porque nunca quise ser una chica que necesitará que alguien más la protegiera.— Dijo Lale con voz firme.

—Tu padre debe ser un gran espadachín, ¿puedo saber su nombre?. Quizás tenga el placer de conocerlo.— Mencionó el capitán de nombre Luis.

—Lamento decepcionarlo, pero no sé quiénes son mis padres, en realidad hace no mucho me enteré que mis verdaderos padres no me quisieron y la pareja con la que vivía solo me acogió para aprovechar los beneficios que les traería un matrimonio arreglado. Yo decidí servir al imperio en lugar de casarme, asi que por eso estoy aquí señor.

—Haber si entiendo, ¿dices que lo que sabes lo aprendiste sóla?. Aun el mejor en artes marciales tiene cierto tiempo destinado para aprender lo que tú sabes.

—Tal vez sea algún tipo de prodigio en ésto, señor. Siempre he tenido afinidad por la pelea cuerpo a cuerpo, y la espada aunque al principio me costo usarla, con el tiempo aprendí y me ha gustado mucho.

— ¿Estarías dispuesta a enseñar a los reclutas algunas de tus técnicas, para que sea más afectivo su entrenamiento?. Claro, por hacer eso se te pagará cierta cantidad. Estarías trabajando y no solo entrenando. ¿Qué te parece?.— Dice el capitán con algo de entusiasmo, pues quedó impresionado por el gran talento de Lale.

—Por mí no hay ningún problema señor, siempre y cuando no me exijan más de lo que se debe.— Aclaro Lale, pues ella planeó seguir con sus entrenamientos y ser la mejor, y un trabajo le reduciría el tiempo de entrenamiento, cosa que no estará dispuesta a aceptar.

—Perfecto, a partir de mañana serás una de las entrenadoras oficiales del regimiento y tendrás las tardes libres para entrenar como tú prefieras.— Con esto se despidió el capitán de Lale, pues estaba satisfecho por haber logrado que ésta lo ayudará.

-A LA MAÑANA SIGUIENTE -

Todos habían despertado y arreglado para empezar un día de entrenamiento real. Desayunaron y se dirigieron al campo de entrenamiento donde les dieron la noticia de que Lale sería su nueva entrenadora oficial, a muchos les alegro la noticia, pues habían visto luchar a Lale y otros se molestaron porque eran mayores y no les gustaba ser entrenados por una niña.

Independientemente de eso, los capitanes no dieron vuelta atrás y continuaron con lo decidido. A partir de ese día Lale y los capitanes junto a los líderes de cada grupo entrenaron a los reclutas de acuerdo a su programa de entrenamiento. Así pasaron, los días, las semanas, hasta que se cumplieron los tres meses establecidos para el entrenamiento base.

—¡Reclutas!, el día de mañana vendrán los generales y serán elegidos para ser sus soldados por alguno de ellos, para esto habrá una demostración de sus habilidades tanto físicas, como mágicas. Les deseó mucha suerte a todos y sirvan al imperio con lealtad y vigor. Hoy damos por concluido su entrenamiento base.— Dijo el capitán.

Se escuchan una ola de aplausos y hurras, pues todos estaban muy felices y el entrenamiento de verdad les había ayudado a mejorar.

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