Capítulo 5

Los dias han pasado bueno exactamente 2 días para ser exacta, como si nada, digo yo, continúo con mi rutina juiciosamente, dedicada a mi precioso hijo y a mis pacientes, todo se mantiene en su lugar, nada nuevo o eso supongo tal vez. Hasta que un día cualquiera luego de culminar mi trabajo a las 5pm Cansada y con mucha hambre me dirijo hacia mi amiga Laura, quien se encontraba a mi costado (según yo), dirigiéndonos a la salida, cada una se iría a sus hogares, yo le hablo a Laura, pero con mi vista en el celular, buscando un lugar donde comer, realmente estaba famélica,

- Estoy con mucha hambre, te invito a cenar.- Le dije mientras mi vista seguía fija en el celular.

- Claro, ¿A donde iremos? .-  inmediatamente levanto mi mirada ya que reconocí  esa voz y claramente no era Laura, me detengo, sigo callada parpadeando muy rápido por la sorpresa y el continúa:

- Puedo comer lo que sea, pero soy alergico a los mariscos. ¿Que prefieres tu?.‐ Dijo y seguía hablando en señas.

Aun si saber que decir, realmente si parecia muda, no lograba si quiera gesticular palabras, intento buscar a Laura con la mirada y esta aparece como si nada, tan imprudente como siempre:

- Gaby disculpa, estaba saludando a Carla de recepción, me dice que hay un doctor  nuevo en traumato que esta para comérselo.- Dice alargando exageradamente la última frase.

Me enrojeci como un tomate, no sabia donde meter mi cara, la miro, le hago señas con los ojos y le indico que voltee,

- Laura amiga, te presento a, a...- Por más que intento no recordaba su nombre, use lenguaje de señas al igual que él, Laura me miraba extrañada.

- Hola Laura, un gusto! Espero no estés hablando de mi.- Le dice el y le guiña un ojo juguetón.

- Eres tú el nuevo? entonces eres tu!!.- responde Laura.

- Supongo que si, a menos que hayan contratado a alguien más en traumatología.- Responde muy fresco.

-No se quedaron cortas, estas muy guapo.-  Seguía Laura de imprudente

- Lau, por favor - le doy con el codo, Intento que se comporte.

- Ja, ja, ja, ya andan esos rumores, me presento como corresponde, señoritas soy Fernando Marquez el nuevo traumatologo, para servirles.- Esa seguridad con la que habla no lo abandona en ningún momento.

- Tu amiga me estaba invitando a cenar, ¿te unes?.-

Toda esa conversación la repetía en lenguaje de señas y Laura siendo ella:

- Sin ofender, pero alguno de ustedes es sordomudo?.- Su mirada se dirigía a mi y a Fernando.

- Yo no, pero creo que tu amiga si.- Responde Fernando señalandome y Laura soltó una carcajada, yo seguía bastante avergonzada, sin duda había un gran enredo en todo esto.

- Creo que hubo un malentendido, yo estaba respondiendo porque creí que tu lo eras.- Le digo yo

- Ummm me doy cuenta, entonces ¿No te gusta responder o simplemente eres creída?.- Me mira desafiante y fanfarrón, así que sencillamente lo ignoré, se cree que por guapo voy a caer rendida a él, pues se equivoca.

- Lau, te estaba invitando a cenar, ¿Vamos?.- Le digo para que me ayude, pero fue todo lo contrario.

- Pero ustedes ya se conocen? Amiga porque no habías dicho.- Laura sigue igual.

- Laura cierto? Tu amiga es un poco maleducada, he querido presentarme anteriormente pero me dejó hablando solo, yo asumi que no podía hablar, pero veo que solo es una creida, pero claro eres de Cirugía Plástica.- Espeta odiosamente Fernando sin conocerme.

- Disculpa? Creo que el arrogante es otro, pero no caeré en polémica. "Permiso doctor".- le respondo en el mismo tono odioso que el uso anteriormente.

- Vamos Laura.- seguí hablando sin darle tiempo a replica.

Laura mira su reloj y hace un gesto de sorpresa mientras dice:

- Oh, es tarde tengo otro compromiso, debo irme.- Se acerca a darme un abrazo de despedida y en mi oído escucho que susurra. - Pareces que le interesas, aprovecha.- Ruedo mis ojos luego de ese comentario de Laura tan fuera de lugar.

Luego se acerca a él, se despide con un beso en la mejilla.

- Hasta mañana guapo - Agita su mano y se dirige a la salida.

-Bueno seremos tu y yo.- dice Fernando esperando mi respuesta, la cual demoro unos segundo en responder.

- Tu y yo? Un gusto conocerte Fernando, será en otra ocasión me esperan en casa.- Fue la oración más rápida que jamás había dicho, solo me fui dejandolo ahí, intenté subír al primer taxi que estaba en la entrada, pero nuevamente este hombre habla detrás de mi:

- Entiendo, no quieres ir a cenar, pero te quieres robar mi taxi y pretendes abandonarme acá.- Levanta una de sus cejas de manera sexi.

¡Dios! Ahora si, trágame tierra.

- Lo siento, no sabia que estaba reservado.- Me muevo a un costado e intento usar mi teléfono para un app de taxis

-Podemos compartirlo .- Dice mientras me toma de la mano, su atrevimiento me deja anonadada, pero aún así no pude evitar sentir una sensación de hormigueo, suelto nuestro agarre y le respondo.

- Gracias, pero no. Ya tengo quien pase por mi.-

- Bien, pero Creo que no es bueno cambiar de parecer cuando ya me has invitado a cenar.-

- Creo que si estas mal de tus oidos. No te estaba invitando a ti .- Solté de manera irritante.

- Si no quieres, te lo pierdes.- Dice el de manera arrogante.

Ya me estaba incomodado su actitud por que lo decidí seguirle el juego, sin dejar que nublara mis sentidos.

-Creo que no me perdería nada bueno.-

-¿Como lo sabes? Aun no has probado.- habla coqueto.

- Dime de que presumes y te diré de que careces, creo que así es el dicho no?.- Le digo odiosamente.

El solo me mira fijamente, con una sonrisa de suficiencia, aunque siendo más alto que yo, trato de mantener su cabeza en alto, hasta que casi en un susurró comento:

- Punto para ti, otro día cenamos.- Me guiña el ojo y se va en su taxi.

Yo quedé inmóvil,  justo ahí, solo seguí sus movimientos, vi como se marchaba, hasta que respiré profundo, no sabia que había dejado de respirar, pero que acaba de pasar, sentía un torbellino de emociones, incluso mi estómago parecía sufrir de un calambre, muy aparte del hambre,  hasta que tomo un par de respiraciones lento y calmado para volver a mi yo. Le deje un mensaje a Laura dándole las gracias por su gran ayuda (Sarcasmo). Subo a un taxi con destino a la casa de mis padres en busca de mi pequeño, durante el viaje estuve como en trance, en mi mente solo pasaban imágenes de esos ojos, tan únicos, tan llamativos y a la vez atrevidos. Al llegar a casa despierto de ese sueño, mi realidad, me esperaba mi precioso hijo, ese chiquitín que roba todas mis sonrisas, el dueño de mi corazón y el motivo de seguir adelante, con el es suficiente, no tengo porque estar perdiendo mi tiempo con tipos arrogantes, aunque no debo negar se veía muy tierno usando el lenguaje de señas. Basta, me digo, no pienses más en él.

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