Capítulo 4

Como siempre el destino hace de las suyas, le encanta jugar con nuestras vidas, cuando uno cree estar alcanzando el equilibrio, el simplemente lo revuelve todo, asi de fácil y asi nos complica.

Hace poco ingresó un nuevo medico al hospital donde trabajo, es de la especialidad de traumatología, quien se iba a imaginar que en su primer día de trabajo, yo seria quien lo encontraría, pues si, ese día coincidimos muchas veces, sin querer por supuesto, en la entrada del hospital casi tropezamos, luego en uno de los pasillos e incluso en el elevador, y ni corto ni perezoso, este hombre seguro de si mismo, aprovecha la oportunidad y estando ahí se presentó de una manera muy caballerosa aunque bastante insinuante

-Hola!! Fernando Marquez, un gusto.- Extendiendo su mano.

Yo como no estaba atenta a quien era, no acostumbro ser un tan cautivadora con desconocidos, sali del elevador, dejando su mano extendida, para mi excusa estaba concentrada en mi trabajo, sin perder el enfoque.

- Un placer conocerte hermosa, luego me dices tu nombre .- Logre escuchar antes de que se cerraran las puertas del elevador.

Sin duda alguna este desconocido se muestra muy seguro de si mismo, sin darme cuenta esa era la tercera vez que nos cruzabamos ese día, aunque nunca en esos encuentros levantaba la mirada, ya que casualmente estaba distraida en mi celular o revisando alguna historia, en fin, sin ver rostros, no podia negar que su voz, tenia un timbre especial, cada que lo escuche, ok, si, me hacía sentir algo, un no se qué, nervios tal vez, emociones que hace mucho no sentía. Es tanto que ese sonido era tan agradable en mis oídos, además tenia un aroma a flores y madera fresca muy varonil, pero despejando esas ideas de mi cabeza, estaba en mi lugar de trabajo, siempre me concentraba en eso, además podría haber sido un paciente o un familiar, así que no prestaría más atención a eso.

Luego de esos primeros encuentros tan fortuitos no volvimos a cruzarnos y haberlo visto quizas no lo reconocería, pasaron varías semanas, hasta que nuevamente el elevador es complice del destino, esta vez solo estaba mirando al frente, no estaba distraida con nada, solo pensaba en organizar mis actividades, las revistas de los pacientes, las altas, programaciones de cirugías, solo en eso, nada más, se abren ambas puertas y entra un guapo con rostro un poco serio, pero al mismo tiempo amable, que demuestra calidez y seguridad en su mirada, también con un cierto toque de picardia, por Dios santo! Sus ojos son de un color gris o soy yo quien se estaba nublando, mis 4 sentidos se activaron, no digo que los 5 porque el tacto estaba reservado, mi olfato reconoció inmediatamente su fragancia, su saludo tan cordial resonó en mis tímpanos como una agradable melodía, yo estaba tan embelesada que no presté atención exacta hasta que repitió el saludo y veo que hace señas con sus manos:

- Buenos días, me doy cuenta que no saludas o no escuchas ?.- Lo dijo y al mismo tiempo usaba lenguaje de señas. Yo solo lo miré y estaba asombrada y extrañada, pero en buen sentido, hice una pequeña sonrisa, ya que me hacía gracia verlo hacer señas, estaba por responderle, cuando en eso ingresó una enfermera y se interpone entre ambos:

- Doctora Villanueva, buen día doctor Marquez.- Ingresa al ascensor, saludando y Se dirige hacía mi: La estaba buscando para que revalore a uno de los pacientes del pabellón "C" e indique el alta si lo requiere.-

- Buen día, en unos minutos inicio con las rondas al pabellón, permiso.- termino de decir eso y El elevador llega a mi piso y ambas bajamos,

Desde ese primer día que lo vi a los ojos quede complementamente impresionada aunque no lo demostré, estábamos en el ascensor y al salir estaba en las nubes, recordando su voz y lo gracioso que se veía, intentando comunicarse conmigo por señas, aunque no pude responder, luego estaba avergonzada, no fui nada cortez, seguí con mis ideas, hasta que interrumpe mis pesamientos:

-Gab aterriza por favor .- Me dice Laura, mi amiga y mano derecha, me hizo despertar de ese sueño. Y estaba bien, debía concentrarme tenía una cirugía programada en menos de 1 hora, mi mente debía estar totalmente presente en el ahora.

Mientras voy caminando a mi escritorio, mi mente iba volando entre pensamientos y lo pensé o eso creí:

- No puedes enamorarte Gabriela.- Eso fue en voz alta y Laura me responde

- ¿De quien estas enamorada? .- Su curiosidad estaba al máximo.

- No, de nadie, ¿Quien dijo algo? .- Intenté no darle la cara mirando a los lados.

- No te hagas, te escuche perfectamente.- Me alza una de sus cejas con curiosidad.

- Nada Lau, porfa debemos preparar las rondas antes de las cirugías.- intento mitigar su interés.

- Amiga si llegó alguien que te interesa debes darte una oportunidad, eres guapa, inteligente, aun conservas ese monumental cuerpo luego de ser madre.- habla Laura de forma apasionante.

- Stop Lau, no sigas - digo colocando mi mano frente a ella,

-¿Quien es?.- Sigue ella demostrando lo intensa que es

- No se.- Le digo levantando mis hombros con cara de aburrida.

- Ya, pero dime ¿quien es? .- intenta sacar más información.

- No lo se, creo que es nuevo, nunca lo había visto por acá.- Digo sin demostrar mucho interés.

- ¿Segura? .- Cruza sus brazos y levanta su ceja de interrogatorio.

- Laura no me mires así, estamos en horario de trabajo, continuemos con nuestra agenda por favor.- Intento cerrar el tema.

- Mm luego hablamos.-

Se que será así, nunca se da por vencida y cuando se trata de investigar no tiene rival.

‐ Gabyyyy ya llevas casi 4 años sola, debes superar a Cri... - La detuve antes que pudiese terminar la frase.

- No estoy sola, estoy feliz con mi Angello, Mi adorado Angello. - le digo muy segura.

- Eso no cuenta amiga, debes hacer cosas como una adulta - Réplica Laura.

- Y que crees que hago aquí, jugando con plastilina.- ruedo mis ojos de manera odiosa, cosa que nos hace reír a ambas.

Laura es una de mis amigas, de echo se convirtió en mi mejor amiga, asistente y confidente. Con ella puedo hablar sin reservas, la conocí luego que Cristian se fue, la contrate como mi asistente, pero en ese momento yo estaba atravesando la época de depresión, ella tan observadora, pudo darse cuenta de eso, aunque al principio yo mantenia mis reservas, todo surgio espontáneamente, a los días ya conversabamos como si nos conocieramos de toda la vida, me ayudo mucho hablar con alguien que no lo conocía, no juzgó, solo escucho y me hizo reir mucho, mejor que cualquier terapia, fue bueno, algo diferente, ella con su manera de ser tan extrovertida se convirtió en un gran apoyo, porque en casa todos estaban en contra de Cristian, querían matarlo y yo solo quería estar en paz y disfrutar de mi embarazo lo mejor posible.

Aunque Laurita desde hace un año comenzó a insistir en que debía salir y conocer a alguien más, me ha presentado alguno de sus amigos solteros, intentó crear una cuenta para citas casuales, citas a ciegas y no se que otra cosa, he rechazado todas esas opciones, ya que hasta el momento no quiero nada con nadie. Cristian fue mi primer amor y no fue tan fácil superarlo, o sea sentimentalmente o emocionalmente creo que lo he superado, no hay dolor, no hay rencor, recuerdo los días bonitos que pasamos, pero es imposible no recordarlo porque veo el rostro de nuestro hijo, es su viva imagen, a diferencia de sus ojos, tienen mi color. Aun así luego de tanto tiempo sin verlo, sin tener noticias, es como que pasé página, ya me daría igual verlo, como si nada, bueno eso creo. Sin embargo Yo me prometí salir adelante y es lo que he intentado hacer, creo que estar lograndolo, solo que aún no me siento preparada para una relación, el dejar entrar a alguien nuevo en mi vida, mmm no lo se. Mi hermano me apoya, dice que no quiere verme sufrir nuevamente, que solo un hombre que pase sus pruebas es digno de mí, ese hermano mío está un poco loco, creo que prefiere verme soltera que mal acompañada. Y si lo pienso mucho puede que me lo crea.

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