Virginal

Yejun

Summer y yo pasaremos el fin de semana en la hermosa casa de la playa. Había traído en el auto comida para no tener que ir a ningún lado, solo dedicarnos a pasar tiempo a solas.

La observo preparar la cena, no me dejó ayudarla porque quería cocinar para mí, gesto que me ha gustado, solo ella hace ese tipo de cosas por mí, aún, cuando solo éramos amigos. Mientras cocina tararea una canción y la baila, es demasiado graciosa, tan pequeña y su cabello corto se mueve con la brisa que entra por la puerta corrediza. Ella es hermosa porque es una flor silvestre, una flor que conserva su belleza salvaje intacta y que no necesita vestir de oro para ser hermosa, así es Sum.

- Listo! - la oigo exclamar - ayúdame a poner la mesa por favor, amor.

Yo le hago caso, me gusta mucho cuando me dice amor, me da una sensación cálida en el pecho.

- Ya está lista la mesa preciosa - le informo

Viene con una olla de doble asas y la coloca sobre la mesa, vuelve a la cocina y esta vez trae una canasta con panecillos, la veo irse de nuevo y esta vez viene con una botella de vino blanco y dos copas.

- La receta de hoy es; Pasta Alfredo, panecillos con ajo y vino blanco - hace imitación del acento francés - voila monsieur.

- ¿No deberías hablar como italiana? - pregunto riendo de su acento.

- Calla! Arruinas mi momento como chef - me dice, haciendo gesto de enrollar su bigote imaginario.

Yo solo río por sus locuras, con ella jamás dejo de reír, siempre ha sido así desde que nos conocimos en la secundaria. Aunque estuviera triste, ella siempre se las ingeniaba para sacarme una sonrisa.

Terminamos de cenar y nos vamos a la terraza, la cual tiene un sofá-cama con muchos cojines y una manta gruesa para el frío. Nos recostamos para ver las luces lejanas de la bahía y la hermosa luna nueva en lo alto del cielo. Hago que recueste su cabeza en mi brazo y acaricio su cabello con mi mano.

- Me gusta estar así contigo - me dice.

- Y a mí contigo mi hermosa Sum.

Ella alza un poco su cabeza para mirarme, y una linda sonrisa adorna su carita preciosa, un impulso me hace besarla con ahínco. Desde que probé su boca, no hago más que desear besarla siempre.

Poco a poco mi mano va bajado por su espalda hasta llegar a sus redondas nalgas, separo nuestras bocas para atacar su cuello que es tan gracil.

- Ye... Yen... quie... ro... - sus gemidos son música.

- ¿Qué quieres hermosa? - le pregunto dándole besos por todo su cuello.

- Qui... e... ro... aaah... haz... me tuya - dice finalmente.

Me detengo y la miro fijamente.

- ¿Estás segura Sum?

Afirma primero con su cabeza.

- Totalmente - sus mejillas se tiñen de un hermoso color rosáceo - pero si no quieres...

- Es lo que más deseo nena, quiero fundirme en ti.

Nuevamente nos besamos y de a poco le saco la blusilla que traía puesta, sus sostenes no son de encaje como los que usan las mujeres con las que solía estar. No, ella es más sencilla y eso la hace mucho más sensual, perfecta y virginal.

Luego saco su falda y solo queda en su pequeña tanga azul, su cuerpo es precioso, como todo en ella. Me acerco con cuidado a su boca para probar de nuevo esa miel que solo me invita a tomar más.

Bajo por su cuello, dando pequeños besos. Sus mejillas siguen sonrojadas, haciendo que se vea como una imagen magnífica. De nuevo me concentro en ese punto glorioso, quiero probar directo su esencia.

¡Wow! Ella sabe a gloria.

- Sabes mejor de lo que imaginé, pequeña Sum.

No contesta nada porque aún está bajo los efectos de su orgasmo, me saco mi ropa y me acomodo en medio de sus piernas.

- Voy a usar protección por ti nena, sé que es tu primera vez y te quiero cuidar, aunque muero por sentirte piel a piel.

La veo asentir, en cuanto me acomodo y voy entrando suavemente en ella. Sé que mucha gente piensa que los orientales tenemos un paquete mini, la verdad es que eso es un mito, todo varía y pues yo no soy exagerado, pero lo último que soy, es un mini.

Cuando logro entrar, ella tiene la respiración agitada y hay una pequeña lágrima en su sien.

- ¿Te hice daño? - pregunto preocupado.

- No, duele un poco, pero es perfecto todo.

Poco a poco voy moviendo mi cuerpo, mis movimientos son lentos al principio, luego aumento la velocidad y solo se escuchan nuestros jadeos y gemidos, acompañados por el sonido de las olas.

Jamás podré olvidar lo maravilloso de esta noche, porque por primera vez, estoy haciendo el amor.

Si me hubieran dicho que Summer y yo estaríamos juntos de modo romántico, me hubiera reído de eso. No sé en qué momento mis ojos ya no vieron a Sum solo como mi mejor amiga, quizás fueron los celos al verla con alguien más. Sabía que Dan andaba detrás de ella, pero ella siempre lo rechazó y eso, de alguna manera me tranquilizaba. Ahora ella es mía y nadie podrá separarme de ella.

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