Días de lluvia

Los días pasan, no me he comunicado con Yejun, es mejor así, debo sacarme de dentro de mi ser ese amor que no podrá ser pues él no siente nada más que cariño por mí. Realmente duele amar a alguien que jamás va a corresponder tus sentimientos.

Él tampoco ha intentado comunicarse conmigo, supongo que debe estar muy felíz con su invitada, ella si es una chica a su altura, no yo que soy una pobre soñadora.

- Un dolar por cada pensamiento tuyo - dice cerca de mí Arthur, uno de mis colegas - ¿qué tiene a esa cabecita tuya en otra galaxia?

- No... no es nada importante.

- ¿Te gustaría acompañarme a almorzar, preciosa? - me pregunta.

- Claro, gracias por la invitación.

- Entonces paso por ti a la hora del almuerzo, ahora debo ir a revisar a mis pacientes.

Arthur Blake

Lo veo perderse por el pasillo caminando con su porte de seguridad. Es un hombre atractivo y con una sonrisa sincera. Las enfermeras y algunas residentes suelen bromear con el tamaño de sus manos y brazos, dicen que a gran mano, gran proporción, y que sería un desperdicio tener una mano de ese tamaño para poca envergadura. Sacudo mi cabeza para sacar esos pensamientos pervertidos de mi mente.

La hora del almuerzo llegó y nos dirigimos a uno de los restaurantes cercanos. Es un lugar muy bonito, demasiado lujoso para mi gusto a decir verdad. Cuando ingresamos lo primero que veo es una escena que hace que mi corazón se comprima. En una mesa cercana a donde nos dirige el camarero, están Yejun y esa chica coreana, ella tiene su mano encima de la de él. Él apenas me ve retira su mano, yo me hago la desentendida pues mis lágrimas amenazan con salir, la veo girar un poco la cabeza hacia nuestra mesa que queda diagonal y me mira con una sonrisa de suficiencia, y a mi compañero le da una mirada fuera de tono.

- ¿Estás bien, preciosa? - pregunta Arthur, yo asiento - es que siento que cambiaste de actitud.

- Estoy perfectamente, gracias por preocuparte - contesto con una sonrisa que sé que no llegó a mis ojos.

- Bien! Ordenemos, te recomiendo la pasta Vodka e camarone, es una delicia simple, pero que vale la pena.

- Está bien, eso pediré.

El camarero se nos vuelve a acercar y hacemos el pedido.

- Sabes doctora Duke, siempre me has parecido una mujer bella y sencilla - me dice de repente - eres ese tipo de mujer de la que uno se puede enamorar fácilmente.

Ante sus palabras, no puedo contener más mis lágrimas porque justo esas palabras las quisiera oír de otra persona.

- Oh no! Hermosa ¿dije algo mal?

Niego con la cabeza.

- Son las palabras más hermosas que he escuchado, te pido disculpas, voy al tocador a lavar mi rostro... - me disculpo y me levanto.

- Ve tranquila preciosa - me dice con su encantadora sonrisa.

Entro al baño de mujeres y al estar en el lavabo me echo agua en el rostro, respiro profundo mientras me miro en el espejo.

- Eres una tonta Summer Duke - me digo a mi misma.

Cuando voy saliendo del baño, lo veo allí de pie.

- Debemos hablar Sum - me dice.

- Yejun, no es el momento, tú estás con tu novia y yo estoy con mi compañero.

- Hyo-jin no es mi novia, pero está bien, no hablaremos ahora, más iré a tu casa y espero que esta vez si salgas a recibirme.

- Bien, pero ahora déjame pasar.

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