Capítulo 9.

Los días pasaron y la tristeza en el palacio era cada vez más inmensa, la Emperatriz ordenó que publicaran en el periódico todos los actos valientes que hizo la archiduquesa y todo el esfuerzo que hicieron los guerreros al ir a la guerra, así todos regresaron con su familia. La noticia llegó a todas las esquinas del imperio, la desaparición de Dayanna causaba miedo en el pueblo, si reinos vecinos planeaban atacar, ¿quien podría defenderlos?, todos sabían que Hilarie era muy inferior a su hermana menor.

Las noticias pasan volando, siguieron pasando eventos, debían seguir con sus vidas pero el tema de la desaparición seguía en la boca de todos. La Duquesa Bedford metió presión para que el matrimonio de su hijo con la princesa heredera se concluyera, así que la emperatriz anunció fecha para su boda.

La vida tenía que seguir pero ninguno de los dos lideres del imperio perdían la esperanza de que su nieta regresara. La situación con el Reino Ruby no era mala pero festejaron que Dayanna no estaba y así podría ser más fácil conseguir tierras.

Durante la ausencia de Dayanna, el cumple años de su abuela y de su hermana pasó, cuando ella desapareció faltaban poco días para que ella cumpliera años así que su abuela puso rosas blancas en todo el palacio ese día en honor a ella.

Pasaron Días, noches, semanas hasta ser 2 meses de su desaparición, quizás en el fondo sentían la esperanza de que volvería pero también poco a poco la perdían.

Al tercer mes de su desaparición llegó el día del matrimonio de su hermana mayor, era una noticia que era demasiado importante para el imperio, también reinos vecinos estaban al tanto de la noticia y viajaron a festejar dichoso matrimonio.

- El día de hoy estamos aquí para unir estas bellas almas en sagrado matrimonio, si alguien se opone que hable ahora o calle para siempre - nadie se interpuso, pero aunque Damián espero que esa mujer que perdió hace meses apareciera por esa puerta.

- Los declaró marido y mujer - sellaron con un beso de amor. Todo mundo presente aplaudía, estaba repleto de nobles importantes, ahora Damián era ella futura madre del imperio y sabía que todo mundo debía respetarlo.

La emperatriz lloraba al igual que el consorte, estaban contentos porque su nieta se casó y aunque les inquietaba que solo estuviera con él por capricho al final si fue por amor. Hilarie llevaba un vestido hermoso blanco que resaltaba su encantadora belleza. Damián llevaba puesto un traje negro realmente encantador que lo hacían ver como el hombre más hermoso del mundo.

Como siempre después de finalizar la boda se debía hacer el recorrido, el pueblo aplaudía y lanzaba pétalos, el bullicio de la gente era fuerte al ver a los emperadores y a los futuros herederos. Todos siempre quedaban encantados por la belleza de la joven pareja.

- Su alteza mucha gente nos alaba -

- Si - Despues ella pensó.

- [ Cuando Dayanna regresó una vez de salvar las fronteras del enemigo, el pueblo la aclamó, gritaban su nombre con fuerza y amor, todos estaban aquí para observarla y lanzar flores, hasta hacían que cargara a los bebés y ella lo hacía… hasta en estos momentos me acuerdo de ti, ojalá estés muerta ] -

Al llegar al salón imperial todos los estaban esperando para comenzar el baile de la feliz pareja. Todos se inclinaron y mostraron su respeto a los emperadores, Hilarie tomó la mano de Damián y la besó, después lo jaló hacia ella y lo tomó de la cintura para comenzar el baile, la música comenzó a sonar y comenzaron a moverse.

- Su alteza Baila muy bien -

- Tu también, desde hoy somos esposos, prometo ser fiel y protegerte, a pesar de que no hay amor entre nosotros lo haré. Pero no puedes traicionarme Damián, no te perdonaré -

- Si, su alteza -

- Tu sueño siempre fue casarte conmigo desde que nos conocimos desde niños, te perdono si en el camino te confundiste con mi hermana, pero, no te perdonaré más errores - Damián asistió y sentía que sin la existencia de Dayanna sería más fácil seguir adelante.

- [ Dayanna te has ido, mi lugar como Consorte real no puede estar en juego, mientras este con Hilarie mi posición es segura ] -

El banquete siguió, la emperatriz bailó con Damián y el consorte con Hilarie.

- Su majestad es un honor bailar con usted -

- Damián eres un buen hijo, espero que seas un buen esposo para mi nieta, espero que te comportes y sabes a lo que me refiero, si tienes algún inconveniente con mi nieta puedes decírmelo pero no hagas nada más- Esa era una amenaza y el sólo asintió, mientras tanto en otro lado del baile se encontraba bailando ese guapo abuelo y su bella nieta.

- ¿Estas feliz mi niña? -

- Si abuelo, siento que estaré bien e intentaré mantener un buen matrimonio estable, por el momento los hijos no estarán presente pero yo.. - El Consorte real se detuvo y la abrazó fuertemente, le susurró en el oído.

- Su felicidad siempre fue mi prioridad, desde niñas yo las cuidé, las amé, las adoré, cuando tengas un momento duro tu abuelo aquí estará para ti al igual que tu abuela - Hilarie asintió y tenía unos ojos llorosos.

- [ Sigues siendo una niña Hilarie ] - Pensó el consorte real.

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