Capítulo 10.

Después del banquete, llegó la noche de bodas para la pareja recién casada, Damián estaba casado, ahora era la futura madre del imperio, la persona suprema con el máximo poder. Damián era un hombre extremadamente celoso y sabía que había hombres nobles que esperaba ser vistos por Hilarie y hacerlos sus concubinos, Damián sabía que ella no lo amaba así que podría conseguir a alguien más en un futuro para reemplazarlo.

- Su alteza estoy listo - Damián traía una ropa bastante encantadora que hacía resaltar cada parte de él, pero Hilarie esta vez no se quedó atrás, su ropa era demasiado seductora y reveladora entonces se sorprendió porque jamás la vio de esa manera, en un segundo se puso rojo como un tomate y ella sonrió.

- Ven aquí amor mío - El estaba contento y feliz así que camino directo hacia ella, ambos comenzaron con un cálido beso.

A la mañana siguiente Hilarie se despertó, le dio un beso a Damián y se levantó, habló a las sirvientas para que le ayudaran a tomar un baño y vestirla, después de eso el seguia profundamente dormido, las sirvientas sentían que era una especie de Deja vu.

Hilarie fue a presentarse a la emperatriz a la junta de la mañana, al entrar al salón los nobles estaban discutiendo. El rey de Ruby había pedido una parte de la tierra del Este si no iban a atacar, la delegación de Ruby llegó muy temprano por la mañana y se fueron directo al grano, no iban en términos de paz solo con obtener lo que deseaban.

- Como se atreven a exigir tanto, ustedes fueron los que comenzaron primero la guerra - Dijo la marquesa.

- Venimos a informar lo que dijo nuestro Rey, es el pago por haber matado dos de sus hijos -

- Que insolentes son, sus príncipes nos atacaron y nuestra archiduquesa respondió a su golpe, ellos murieron a causa de su estupidez -

- Ya les dimos el reporte, todo esta en manos de la emperatriz, nuestro Rey no es paciente así que sabrá lo que es correcto para su imperio, el Rey planea hacer que Ruby sea un imperio en un futuro cercano -Todos en la sala estaban furiosos, querían matar a esa delegación pero sabían que eso no solucionaría nada.

- Dile a tu Rey que no vamos a entregar nada, no es nuestra culpa que sus hijos hayan sido incompetentes ante mi nieta, así que regresen por donde vinieron porque el imperio zafiro no les dará asilo - esas fueron las palabras de la emperatriz, los nobles estaban callados y la delegación estaba furiosa.

- Si el imperio zafiro desaparece todo será culpa de su inepta emperatriz - Dijo el representante de la delegación.

- Repite eso si te atrevez, ¿a caso quieres morir el día de hoy? - Todos al escuchar esa voz dominante se asustaron, la emperatriz y la princesa heredera a la primera lograron reconocerla.

- SU ALTEZA ESTÁ VIVA - La mujer entró al salón y al escuchar como insultaban a su abuela no se pudo controlar así que amenazó a ese hombre. Todos se pusieron de pie, incluyendo a la emperatriz, estaban tan sorprendidos.

- UN FANTASMA UN FANTASMA - Decía aquel hombre.

- Un fantasma no puede hacerte esto - Dayanna tomó la cabeza de ese hombre y la estrelló contra el suelo así dejando el suelo ensangrientado, los demás hombres que lo acompañaron estaban temblando.

- Díganle a su estupido e incompetente Rey que Zafiro no acepta ningún trato, que si veo sus narices en zafiro otra vez no me quedara más que conquistarlo - Su mirada era tan asesina que ellos casi se orinaban, ella si quisiera les podía haber destrozado el cuello de un solo movimiento, así que la delegación se disculpó y huyó directo a su carruaje. La emperatriz temblaba al igual que la princesa heredera.

- Mi.. Mi niña.. si eres tú - Dayanna sonrío cálidamente y la emperatriz comenzó a llorar.

- Abuela - Dayanna corrió hasta ella y la tomó en sus brazos.

- Todo está bien Abuela, todo esta bien, estoy aquí - Rapidamente los nobles empezaron hablar, La Emperatriz la sostenía con fuerza, los sirvientes rápido corrieron apresuradamente hablarle al Consorte quien ese momento se encontraba con Damián para llevarlo a su primera clase como heredero.

- SU MAJESTAD - Una sirvienta corrió apresuradamente y de lo agitada que estaba no podía hablar.

- ¿Que sucede? -

- Su alteza.. su alteza -

- ¿LE PASÓ ALGO A HILARIE? - Ese hombre se desesperó y la tomó de los hombros agitándola para dijera que sucedía.

- Su alteza.. la archiduquesa volvió - En ese momento, Edward y Damián salieron corriendo hacia el salón. El Consorte iba demasiado apresurado pero a pesar de que se agitó demasiado seguía y seguía corriendo para ver a su nieta.

- SU MAJESTAD NO CORRA - El médico imperial también corría detrás de él.

- TU ESTAS CORRIENDO Y TENEMOS LA MISMA EDAD - El Consorte siguió corriendo y médico imperial lo siguió. Al llegar al salón todas las nobles estaban tapando la vista así que cuando llegó Edward y Damián no podían ver nada así que él gritó.

- ¡DAYANNA! - Las nobles se separaron y ahí estaba ella de pie sonriendo y en una pieza.

- ABUELO - El corrió hacia ella, no le importaba lo agitado o malo que estuviera del corazón, él la abrazó fuertemente.

- Mi niña está viva - El se aferró a ella y ella a él, pero depronto el colapso, pero estaba bien solo era cansancio que sintió por la adrenalina de su cuerpo.

- Su majestad como puede correr tan rapido - Dijo el médico imperial que se quedó muy atrás. Mientras su abuelo era revisado por el médico, y la emperatriz estaba presente al igual que los nobles, ella se arrodilló, y gritó fuertemente.

- ¡YO DAYANNA DE ARCHER, ARCHIDUQUESA DEL NORTE LE PIDO A LA EMPERATRIZ Y CONSORTE IMPERIAL QUE MEN PERMISO DE CASARME -

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