Ayer nació lo que se supone que es mi hermana, una niña preciosa con cabello rojo escarlata y ojos rojo sangre. Fue la primera vez en mis casi 2 años en este mundo que vi fuego salir del cuerpo de alguien. A mi supuesta hermana le dieron el nombre de Lirio. Parece que a Kurenai le gustan las flores. Ahora me encuentro en mi nueva habitación, ya no dormiré cerca de Kurenai y Arksh, ya que Lirio estará durmiendo cerca de ellos. Es comprensible, apenas tiene 1 día en este lugar y llora tanto que estoy por quedar sorda, pero supongo que eso es normal en un bebé.
Han pasado tres meses desde el nacimiento de Lirio y hoy es mi segundo cumpleaños. Desde que ya no duermo cerca de la habitación de mis presuntos padres, no he pasado tanto tiempo con Kurenai. Esto se debe a que Lirio es muy llorona, y al igual que hizo conmigo, Kurenai quiere encargarse de todo.
La verdad es que no me importa, después de todo, no causo problemas y, a pesar de mi apariencia, soy una mujer adulta, no necesito que nadie cuide de mí. Aunque a veces, en las madrugadas, Kurenai viene y me cubre con una manta. Estaba pensando en decirle que dejara de hacerlo, pero supongo que sería demasiado extraño.
Desde que nació Lirio, paso la mayor parte del tiempo con Arksh. Ana y Lux me llevan a su oficina por su solicitud, donde debo entretenerme mientras él trabaja. Por supuesto, simplemente me siento en su oficina y paso el tiempo mirando por las ventanas, ya que no puedo leer por razones obvias. Esto ha afectado un poco mi humor últimamente.
Pero como mencioné, hoy es mi cumpleaños y Kurenai, junto a Lux y Ana, prepararon algo dulce para mí. Mientras observo cómo Kurenai se acerca a la mesa donde estoy con una bandeja cubierta, mantengo mi rostro inexpresivo como siempre. Ella me dice:
"Mira, estoy trayendo un postre para ti. Nos ha costado mucho trabajo, ¿podrías al menos mostrar una sonrisa por primera vez para nosotras?"
Al decir esto, coloca la bandeja sobre la mesa y retira la tapa que la cubre. Aparece un pastel rosa con flores blancas encima. No tiene velas, lo cual es comprensible en este lugar, ya que no tienen esa costumbre.
La verdad es que me sorprende un poco, ya que no esperaba un pastel en este mundo. Según lo que yo sabía, no existen aquí. Aunque me provoca un poco de ansiedad, ya que hace mucho tiempo que no pruebo uno, como siempre, no muestro esas emociones en mi rostro.
Cuando levanto la cabeza para agradecerle a Kurenai por el pastel, noto que me está mirando con sorpresa, con las manos aferradas al pecho. Esta reacción me desconcierta, así que me giro hacia Ana y Lux. Ellas parecen tener más miedo que cualquier otra cosa, retroceden un paso y toco mi rostro. Entonces me doy cuenta de que estoy llorando, lágrimas salen de mis ojos y yo ni siquiera lo había notado.
¿Por qué está pasando esto? Es lo primero que me viene a la mente. Comienzo a limpiar rápidamente mis lágrimas y, de repente, veo mi reflejo en la tapa que cubría el pastel. Dos esferas amarillas ya se habían formado en mi rostro cuando miro más de cerca. Por primera vez desde que llegué aquí, mi rostro muestra sorpresa.
Son mis ojos los que, aunque normalmente ya son amarillos, en este momento están resplandeciendo de manera intensa, casi como si fueran luz. Además, mi iris ha cambiado de forma, pasando de ser esférico a tener una forma similar a la de los reptiles, como la de un cocodrilo. Es un suceso extraordinario que observo con asombro.
Kurenai se abalanza sobre mí, abrazándome y asegurándome que todo estará bien, mientras lágrimas brotan de sus ojos. Después de que Kurenai se tranquiliza un poco, les pide a Ana y a Lux que vayan a buscar a Arksh.
Tras unos minutos, Arksh entra a la oficina donde Kurenai y yo lo esperamos. Camina con su porte varonil característico y toma asiento en una silla. Luego, dirige su mirada hacia Kurenai y, aunque aún no entiendo del todo por qué, ella baja la cabeza.
Arksh suspira y con una voz cálida le dice: "Levanta la cabeza. Jamás pensaría que tú me mentiste, confío plenamente en ti." Kurenai cubre su boca con las manos y, con determinación en su voz, responde: "Te agradezco por la confianza que me tienes y te prometo que nunca te engañaría. Una vez más te lo prometo, si alguna vez llegara a pensar en algo así, que Dios me quite mi nombre."
Mientras pronuncian estas palabras, se miran fijamente y luego dirigen sus miradas hacia mí al unísono. Arksh, aunque suele ser muy callado, habla en voz alta: "Sabemos lo realmente inteligente que puedes llegar a ser. Por eso, aunque sea difícil de entender, te explicaremos lo que está ocurriendo contigo, Roselight."
Durante una larga charla, en la que yo solo asiento en señal de comprensión, Arksh y Kurenai me abrazan y me dicen: "Eres nuestra hija y eso nunca cambiará."
Acto seguido, me llevan a mi habitación. Desde allí, observo por la ventana, como siempre suelo hacer, y me doy cuenta de que no importa en qué mundo te encuentres, los seres vivos siempre estarán inmersos en una lucha interminable, desde que nacen hasta que mueren.
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