Capitulo 17 ¿Mostrando mi talento?

Después de lograr dar forma a mi magia de luz y conseguir crear mis cuernos ilusorios, me doy cuenta de lo difícil que resulta mantenerlos. No creo que pueda sostener esta ilusión por más de veinte minutos, y eso es si no me distraen. Aun así, considero que he superado la parte más peligrosa de este proceso.

Mientras me encuentro sumida en mis pensamientos, escucho nuevamente la voz pedante de Netami, pero esta vez se dirige directamente hacia mí. Es la primera vez que me habla.

"Oye, mutante, ¿cómo lograste hacer eso? Se supone que tu magia es de luz. ¿Qué tipo de truco estás utilizando?"

Inclino mi cabeza ligeramente y, con mi rostro inexpresivo y voz tranquila, le respondo:

"Yo simplemente utilizo el poder de la luz. No hice más que estudiar y comprender, al igual que cualquier demonio con sus llamas."

Netami parece irritarse ante mi respuesta. No fue mi intención enojarla, simplemente le he respondido con la verdad. Sin embargo, parece que ella no ve las cosas de la misma manera.

"¡Mutante arrogante! Creo que es hora de recordarte tu lugar," exclama con una sonrisa diabólica en su rostro.

Netami gira hacia donde se encuentra Arksh y dice con determinación:

"Es momento de los duelos, ¿no crees? Podremos así observar el poder de tus hijas. Obviamente, he preparado a mis hijos para que estén a la altura de la primera rama."

Arksh, con una expresión ligeramente preocupada, asiente y responde:

"Comenzaremos los duelos."

En ese momento, Netami toma del brazo a su segundo hijo y lo lanza al centro de la sala. El público se aparta para dar espacio y presenciar los enfrentamientos que están por venir.

Los murmullos de emoción llenaban el ambiente mientras las personas esperaban ansiosas el comienzo de los duelos, el plato principal del espectáculo. Netami grita con arrogancia en dirección a Kurenai, buscando desafiarla.

"Mi segundo hijo, el más débil, derrotará fácilmente a tu hija mayor para que entienda por qué no puede ser arrogante," proclama en voz alta.

Kurenai hace caso omiso de sus palabras y mantiene su mirada fija al frente. Mientras tanto, me encuentro de pie frente al segundo hijo de Netami, llamado Namba. En su rostro se puede percibir su irritación mientras nos entregan una espada a cada uno. Namba se dirige a mí, hablándome por primera vez en toda la noche.

"Voy a acabar con esto rápidamente. No quiero perder mi tiempo contigo," me dice con desdén.

En lo más profundo de mi ser, suspiro, porque sé que esto será una paliza. Sin embargo, no tengo otra opción si no quiero que Kurenai y Arksh me desprecien y me despojen de todo. Mientras pienso en estas cosas, escucho la señal de Arksh para que comience el combate.

Adopto una postura defensiva casi perfecta, tal como me enseñó Kurenai. Namba no pierde tiempo analizándome y se lanza hacia mí. En cuestión de segundos, atraviesa la distancia que nos separa con la espada en su mano derecha. Está frente a mí y realiza su primer movimiento, un corte que se dirige hacia mi rostro desde la derecha.

Tengo apenas unos segundos para reaccionar. Logro apartar mi rostro al retroceder la cabeza ligeramente, evitando que el corte me alcance por completo. Apenas rozó mi mejilla antes de que Namba realizara otro corte desde la izquierda. Esta vez, con unos segundos de reacción, logro esquivar el ataque bajando la cabeza. Sin embargo, me corta algunos mechones de cabello en el proceso.

De repente, me doy cuenta de que ese segundo corte era solo una finta, ya que rápidamente veo cómo Namba dirige una patada con su pierna izquierda. Dada la postura en la que me encuentro, me resulta imposible esquivarla.

La patada impacta en mi rostro, golpeándome en la mejilla y enviándome volando varios metros de distancia. Al caer, intento ponerme de pie, pero solo logro sentarme en el suelo. Frente a mí, Namba se ríe y se burla.

"Vamos, ¿es esto todo lo que puede ofrecer la primera hija de la Rama principal? Esto es absurdo. Sabes que solo tengo ocho años y ni siquiera he usado mis llamas," se jacta.

Aunque Namba pueda estar presumiendo, es verdad que aún no ha utilizado sus llamas. Si no fuera por los años de entrenamiento con Kurenai y las palizas que he recibido de su parte, esa única patada me habría dejado derrotada.

Gracias a la fanfarronería de Namba, tuve la oportunidad de recuperarme un poco y finalmente logré ponerme de pie. Tomé nuevamente mi posición defensiva, pero esta vez tenía en mente utilizar un truco en el que había estado practicando. Sin embargo, necesitaba concentración total, por lo que hice desaparecer mis cuernos. La reacción de los presentes fue evidente. Se podía escuchar claramente lo que decían.

"Lo sabía, no puede controlarlo."

"Solo fue suerte, se le cayó la trampa."

"Luego de un golpe, perdió toda la concentración."

"Tenía razón, no tiene ningún talento."

Estos comentarios eran predecibles. Después de todo, los Hellish mantienen la concentración en sus cuernos incluso cuando duermen, así que mi incapacidad para hacerlo era considerada una falta total de talento.

Al ver esto, Namba se puso más orgulloso y su expresión se volvió aún más arrogante. Me dijo con desdén:

"Al parecer, una simple patada ya te ha dejado en ridículo. Veamos qué más puedes aguantar."

Una vez más, se abalanzó sobre mí con un corte dirigido a mi garganta, pero logré esquivarlo con facilidad. Después de eso, lanzó múltiples ataques con su espada de izquierda a derecha hacia mi rostro, pero pude esquivarlos sin ningún problema.

Esto desconcertó a Namba, quien luego entró en un ataque de ira y me lanzó otra serie de ataques a gran velocidad, pero nuevamente logré esquivarlos uno por uno. Retrocedió un paso, sorprendido, y me dijo:

"¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no puedo golpearte?"

Obviamente, no mostré ninguna reacción. Mantuve mi rostro inexpresivo y no dije nada. Esto enfureció aún más a Namba, quien exclamó:

"No sé qué truco estás usando, pero vamos a ver cuánto puedes resistir."

Mientras decía esto, tomó una poción de ataque y comenzó a expulsar llamas de su cuerpo, potenciando su velocidad y fuerza. Estaba preparado y se lanzó hacia mí con todo.

En realidad, no estaba segura de que mi truco funcionara nuevamente. Lo único que había estado haciendo era alterar ligeramente su percepción, controlando la luz que lo rodeaba y modificándola brevemente para interrumpir la información que llegaba a sus ojos durante unos microsegundos. Era casi imposible que él se diera cuenta de esto, al menos contra oponentes menos perceptivos. Sin embargo, si estuviera peleando contra alguien más poderoso, esta estrategia sería inútil, ya que sería casi imposible alterar su percepción debido a la rapidez de su cerebro. En resumen, solo podía utilizar esto con personas cuya agudeza en su entorno no fuera tan alta.

Mientras pensaba en esto, intenté nuevamente alterar su percepción, pero antes de que pudiera concentrarme por completo.

Namba estaba justo frente a mí, y solo pude levantar mi espada para defender mi hombro izquierdo, que era el objetivo de su embestida. El impacto me envió disparada varios metros, pero gracias a mi postura defensiva y mi guardia alta, pude protegerme en gran medida. Rápidamente me puse de pie y volví a concentrarme en la pelea.

Sin embargo, Namba no se detuvo y continuó atacando. Esta vez lanzó una bola de fuego del tamaño de una pelota de béisbol directo hacia mí. Logré esquivarla mediante una voltereta invertida en el aire.

Una vez que recobré mi posición, lo vi acercarse velozmente hacia mí con su espada empuñada con ambas manos, a la altura de su cadera. En ese momento, pensé que era la oportunidad perfecta para utilizar mi último truco y carta del triunfo.

Manipulé la luz a mi alrededor para crear un efecto de alucinación mientras blandía mi espada. Hice que Namba viera pequeñas llamas saliendo de la hoja, un truco que solo puedo realizar gracias a mi nivel de manipulación de la magia de la luz, mis habilidades en la pintura y mi gran imaginación artística. Estas llamas eran solo una ilusión destinada a desconcertarlo.

Justo cuando Namba estaba a punto de golpearme con un feroz ataque descendente, como si quisiera partirme en dos desde la cabeza, ocurrió algo inesperado. Se quedó helado al ver esta habilidad visual y esto me dio unos preciosos segundos. Aprovechando esta oportunidad, blandí mi espada y le asesté un golpe certero en su guardia baja, impactándolo en el estómago. Esto hizo que perdiera el equilibrio y cayera no muy lejos de su posición anterior.

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