Cap. 9, ¡Dios que ganas de besarla!

No entiendo por qué insiste en que no es atractiva para el sexo opuesto, la tengo así frente a mi tan hermosa, con esa mirada tan cálida y triste a la vez, sentir sus labios, dulces, suaves, exquisitos, no dejo de pensar en otra que cosa que no sea tenerla para mí como aquella noche.

—¡Eres la mujer más hermosa que he visto!—No miento es así. Me da la espalda.

—Puedo ver en tus ojos que me dices la verdad, aun así no creo que sea verdad—Solloza.

—Svetlana mírame la giro para que pueda verme, eres hermosa, tienes un cuerpo envidiable, unos labios, dulces suaves. ¿No entiendo por qué dices eso, no te miras en el espejo?

—Si lo hago y mucho a decir verdad, baja la mirada, me veo bien, siento que me veo bien, pero no me siento de la misma forma.

—¿Eso lo dices por lo que te sucedió con Viktor la noche de tu boda?, él está ciego si no puede ver lo hermosa que eres, te ha hecho daño porque ya no eras virgen cuando estuvieron juntos—La tomo por ambos brazos, para qué me miré.

—Es mejor que nos vayamos, no quiero que él llegue, y me vea llegar contigo y vaya a pensar cosas que no son—Hace una mueca—aunque a él que le importa debe estar muy contento.

—Solo está con mi hermana, él no anda con otra—hizo una expresión que no supe descifrar, ¿será que ella cree que él puede tener algo con Tatiana?, ¡eso es algo descabellado!

—Vamos a casa, por favor, mañana tengo vuelo y quiero dormir.

—Está bien— me rindo— vamos, también me toca viajar mañana —tengo tantas ganas de besarla nuevamente, no quiero hacerlo para que ella no suponga que la estoy obligando a algo.

Sube en el auto y nos vamos a la mansión en un completo silencio, se ve tan indefensa, me provoca protegerla, ¿qué será lo que sucede entre ella y mi primo?, juntos se ven muy bien, parecen una pareja perfecta; sin embargo, las apariencias engañan.

Ella baja sin decir nada, sube las escaleras muy a prisa, hago lo mismo, me doy un baño y me acuesto, me está costando mucho dormir, solo pensar en sus palabras, hasta que por fin me quedó dormido.

Me levantó asustado, no reconozco el entorno dónde estoy, al abrir bien los ojos y dejar que mi cerebro comience a trabajar, puedo ver que estoy en la habitación de la mansión.

Me doy un baño y me coloco el uniforme que previamente me habían entregado en la aerolínea el día de ayer.

Me queda perfecto, agarro la maleta que debemos llevar para todos los viajes, dónde están nuestras cosas de uso personal, uniforme, entre otras cosas…

Salgo de mi habitación con maleta en mano, justo en el recibidor me consigo con svetlana, y ¡wow! Se ve de más de hermosa con el uniforme de azafata. Una falta talla alta tipo lápiz hasta la rodilla, color azul marino, medias negras y camisa de mangas largas color crema, el cabello recogido en un moño, y una bufanda azul marino en el cuello.

Nos quedamos mirando por un breve instante.

—¡Buen día!—la saludo y ella me esquiva la mirada.

Ella intenta salir y cierro su paso, para que pase cerca de mí. Cuando lo hace le puedo susurrar lo hermosa que se ve, se sonroja, pero no sé detiene ni me mira.

—¡Mi primo está como loco!—La voz de Tatiana me saca de mis sueños.

—¿Por qué?, ¿qué pasa?—Arrugo la frente.

—No sé cómo sigue casado con esa mujer, no tiene nada de gracia, además—Rueda los ojos—Sigue trabajando como una insignificante azafata.

—¡Deja de hablar así!—La reprendo—¿Acaso tienes algo en contra de ella?—Inquiero molesto por su actitud.

—No, para nada, es solo que Viktor merece más—Se mira las uñas esquivando mi mirada.

—No me gusta que hables así, recuerda el desprecio que mi mamá recibió de parte de esta familia, por favor no te conviertas en una más—Le doy un beso en la frente, para irme.

Cuando llegó a la empresa, busco mi plan de vuelo, ¡Vaya por lo que veo, me toca estar fuera de casa por varios días!, Me llevan a una oficina donde me presentaran a mi nuevo equipo de trabajo. Seré el copiloto de la nave mientras demuestro mis habilidades, en este viaje nos tocara visitar varios lugares, así que estaremos fuera unos 5 días.

Entro en la oficina, y allí está ella, sentada, distraída con sus hermosos labios pintados de rojo, se ve tan bella, tan sensual, lo único que puedo hacer es suspirar.

También hay otra chica que me parece es la que estaba anoche con ella cuando la fui a buscar.

—¡Buenas!—me anunció.

Todos me miran, inclusive ella.

—Él será el nuevo piloto, ellos son tu equipo de trabajo, ella es Oksana, él es Serguéi y mi adorada esposa que ya la conoces por supuesto—Ella emite una sonrisa falsa.

—Hola mucho gusto en conocerte—Me dice Oksana, dándome su mano, el otro caballero la mira mal.

—Mucho gusto, espero podamos hacer un buen equipo—Les muestro mis intenciones de ser amigable.

—Bueno, no se diga más, ya la minivan está esperando por ustedes, tienen un vuelo que hacer.

Le da un beso en la mejilla a Svetlana y salimos de la empresa directo al aeropuerto.

Junto con Serguéi checamos que todo esté en orden con el avión, todo parece estar en su lugar.

—¿Tienes mucho tiempo siendo piloto?—intento romper el hielo.

—Si unos siete u ocho años, algo así.

—¿siempre has trabajado para Jodchenkov?

—No, solo desde unos cuatro años, ¿y tú?

—Yo solo tengo 3 años de experiencia, trabaje para una aerolínea en Kazán.

—He oído que allá tienen buenos aviones, he ido por los viajes, ya sabes, pero no a conocer.

—Deberías hacerlo un día de estos.

—¡Lo haré!—Nos preparamos para que las personas aborden el avión para poder despegar.

Las azafatas ayudan a los pasajeros a ubicarse en sus asientos, guardar los bolsos, les dicen el protocolo.

No he tenido tiempo de pensar que voy a estar todos estos días cerca de ella, y lo más difícil es que no puedo hacer nada, ya que nuestros compañeros son amigos de mi primo, no voy a poder acercarme a ella.

Enseguida el avión despega.

Estar en el cielo, es una adrenalina increíble, saber que llevas más de 50 vidas a tus espaldas es algo que lo hace todo más increíble, aunque no voy comandando la nave, igual es la misma emoción.

Ahora sabiendo que Svetlana la mujer que me vuelve loco, está aquí, compartiendo la misma experiencia conmigo, es algo que UFF, es insuperable, aunque me gustaría que estuviera aquí tomada de mi mano.

El vuelo solo serán 7 horas y media para llegar a nuestro destino, hasta ahora todo está en absoluta calma.

La otra chica vino a ofrecer un café, por lo que vi parece la novia del piloto, sé que son amigos de ella, y amigos de él también, por lo cual no debo acercarme a Svetlana más de lo normal, no me gustaría que por mi causa tenga algún inconveniente con mi primo.

Se hizo el anuncio del aterrizaje, el avión se desalojó, debemos ir al hotel donde descansaremos hasta mañana que volveremos a emprender viaje.

Estamos en Estambul, Turquía, no conozco mucho, ya que entre viajes solo podemos descansar, no tenemos tiempo para salir a conocer, la verdad es que tampoco me he interesado en hacerlo, lo único que quiero después de un viaje es descansar por el hecho de que temprano en la mañana saldremos para Mongolia.

Veo a lo lejos a Svetlana caminar con su amiga, ríen de algo, es tan bella, metida en ese uniforme, se ve tan hermosa, de verdad que me tiene loco y no sé cómo hacer.

Camino a prisa para ver si las puedo alcanzar, así tener una charla con ella.

—Hola— llegó agitado hasta ellas —¿cómo están?

—Hola—ella me saluda sonrojada.

—¿Les gustaría tomar un café o algo?—No se me siento estúpido.

—No tengo problema, muero de calor, además Serguéi está surtiendo el avión, ¿qué dices Svetlana?

—Si está bien dice como si no le quedara de otra.

Ya está oscureciendo, es una tarde calurosa.

Entramos a la cafetería que está dentro del aeropuerto, tengo muchas ganas de quitarle la maleta para ayudarla, pero eso me haría ver interesado en ella y es justamente lo que no quiero que parezca.

Nos tomamos un jugo y conversamos un rato, es muy agradable hablar con ellas, las dos parecen llevársela muy bien, aunque su amiga Oksana no deja de mirarme con curiosidad, siento que me está analizando.

Subimos a la habitación, casualidad la de ella y la mía están en el mismo piso, salimos del ascensor y la ayudo con la maleta, ahora ya no hay nadie que nos pueda ver.

—No te preocupes, yo la llevo— se resiste a dejar que la ayude.

Logro quitársela y la arrastró junto con la mía.

—Aquí es—se para frente a la habitación.

La miro a los ojos y quisiera que pudiera entender que es lo que siento por ella, que me gusta, que me encanta.

—Vamos a descansar, mañana temprano debemos salir otra vez—la siento nerviosa, deseo tanto besarla.

Me acerco a ella acorralando su cuerpo contra puerta de la habitación.

Acerco mis labios a los suyos, veo como los medio abre, ¡Dios que ganas de besarla!

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