Cap. 4, ¿Que van a vivir con nosotros?

1 años después.

Mi suegro murió hace dos meses, un infarto fulminante, fue muy doloroso, ya que él era alguien muy especial, su esposa Nathalie sufrió y lloró su muerte, con una actuación increíble, a todos conmovió menos a mi esposo y a mí.

En cuanto al tema del problema de mi esposo, no hemos avanzado mucho que digamos, si no hubiera sido por aquel hombre en la playa, aún sería la esposa virgen.

Hemos ido a psicólogos, a dónde no hemos ido, el único lugar que nos falta visitar es a una persona de esas que sabe, un adivino o algo así.

Viktor se enoja cada vez que intentamos, a mí en lo particular me molesta, me incomoda, lo hago para no parecer mala, pero creo que el encanto por Viktor se mermó en este año, mucho más sabiendo que hay una mujer que si logra “levantarle el ánimo”, por así decirlo.

—Amor date prisa, el abogado está esperando por nosotros—Grita mi esposo quien está esperando para irnos a la lectura del testamento. ¿Por qué hasta ahora?, muy fácil, porque estábamos esperando a algún familiar que está incluido en el testamento y no aparecía.

Colocó un poco de labial y estoy lista, desde que me case, debo mantener una forma de vestir bastante elegante, ya no puedo andar con mis jeans para todos lados, debo usar pantalones, pero elegantes, por cierto me coloque un pantalón palazzo blanco, con una blusa beige manga corta y sandalias beige, el cabello lo deje suelto.

Llegó al encuentro de mi esposo, me dice que estoy hermosa, sé que es sincero, él hace su mayor esfuerzo.

Subimos en el auto, el mismo conduce, no le gustan los choferes—¿Quién es esa persona a la que tanto esperan?

—Es el hijo de mi tío Alekséi.

—¿Por qué no está cerca de ustedes?

—Mi padre y el suyo tuvieron problemas y él se alejó de nosotros, la última vez que lo vi, hace más de 12 años, tendríamos para ese entonces unos 19 años.

—Bueno, no entiendo nada, pero ojalá no haya problemas con él.

—No lo creo—Toma mi mano y deja un beso en ella—Él tiene una hermana también.

—¡Oh!, tienes una prima, qué bueno, ojalá nos llevemos bien—Digo emocionada—¿Es más joven que ustedes?—Veo que se pone nervioso y suelta mi mano.

—Si, como dos años nada más, llegamos—Estaciona, pero considero que cambio su semblante al hablar de esa chica, no le doy importancia y entramos al edificio donde deben estar todos los involucrados.

—Buenas tardes el Lic. Iván Urgant.

—Señor Jodchenkov pase por aquí, lo están esperando—Nos guía a una sala de juntas.

En el lugar está el Lic., Nathalie que obvio no puede faltar, los demás no están, o sea el primo que tanto esperan.

Tomamos asiento y el Lic. Nos dice que esperemos media hora más a ver si llegan los que faltan.

Viktor está nervioso, tiene mi mano tomada y no deja de presionarla, estamos todos en silencio, cuando entra la secretaria anunciando que las personas han llegado.

—¡Buenas tardes!—Esa voz, esa voz que solo con entrar por mis oídos hizo que se me erizará la piel, me resisto a mirar, no quiero ver si se trata de la misma persona, ¡es imposible!, ¡eso sería una mala jugada del destino!

—Disculpen la demora es que acabamos de llegar a la ciudad—Dios mío cada vez que habla, esa voz, tortura mi ser.

—Adelante señor Jodchenkov, puede sentarse por aquí—Casualidad es frente a mí.

Veo que se sienta, mira a Viktor y pasa la mirada por mí y vuelve a mirarme fijamente, tal parece que me reconoció, frunce el ceño, siento que me está interrogando con la mirada, lo mismo podría decir yo, ¿qué hace aquí?, ¿cómo que es el primo de mi esposo?

Pero la historia no es esa, para mi sorpresa, entra una mujer pelirroja, alta con un cuerpo de infarto, se me hizo él parecido a la mujer del conejo; Roger Rabit.

Pero eso no es lo sorprendente, la cosa es que es ella, ¡es la mujer con la cual mi esposo estuvo la noche de nuestra luna de miel!, veo que el nerviosismo aumenta en él tanto que está sudando, y eso que el aire está encendido.

—Primo, ¡tanto tiempo sin verte!—Se sienta frente a él.

—Tatiana, ¿cómo estás?—Veo como le esquiva la mirada mientras que ella se lo quiere comer, o no sé si son ideas mías.

—¿Y ella es?, ¿no me digas que te casaste?—Siento un deje de burla en sus palabras.

—Disculpen, ella es Svetlana Ivanova, mi esposa—Me presenta a sus primos.

Alexandre parpadea varias veces antes de tomar mi mano.

No sé ustedes, pero yo estoy que muero de los nervios, creó que he comenzado a sudar también.

—Alexandre alekseive Jodchenkov, es un placer señora Svetlana—El clima afuera es bastante frío, y dentro hay un aire encendido, y yo creo que mis mejillas parece un volcán a punto de erupción.

—Es un gusto—Solo eso sale de mi boca.

—Hola—Dice la chica moviendo su mano derecha, solo le sonrió con hipocresía.

—Ya que estamos aquí, todos, ¿podemos dar comienzo?

Miro a todos, y veo a Nathalie casi babeando mientras mira a Alexandre, sentí celos, celos, ¿lo pueden pensar?

El licenciado Iván comenzó a leer el testamento, no le estoy presentando atención a lo que dice, puesto que mi atención está toda sobre una persona, bueno dos, él y su famosa hermana, ¿Será que él sabía que yo soy la esposa de Viktor?, ¿De verdad estaría allá con su mamá?, esas preguntas torturan mi cabeza.

—No puede ser—escucho el chillido de Nathalie—Como mi esposo al que le dedique dos años de mi vida, de mi juventud, me hace esto.

Estoy perdida, no escuché de lo que se trata, Alexandre solo se recostó del espaldar del asiento y comenzó a golpear la mesa con sus dedos.

—Nathalie, ¿eso quiere decir que solo estabas con mi padre por su dinero?, que creíste que era tan estúpido, que te iba a dejar la presidencia de la aerolínea—Viktor se burla.

—¡No seas imbécil!—dice despectiva.

—Bueno, amiga por lo menos obtuviste algo, una generosa mensualidad y vivir en la mansión hasta que quieras, eso no es nada malo—Habla la primita, Nathalie solo la mira mal.

—Cállate Tatiana—La reprende su hermano, ella levanta las manos.

—Señora Nathalie, si no le gusta, bien puede renunciar a esto y seguir con su vida—Habla el abogado, yo desvío la mirada, a la de Alexandre.

—Al señor Alexandre y su hermana les dejo un 25% de las acciones en la aerolínea, ambos podrán disfrutar de un puesto en ella si así lo desean, Alexandre, como sabemos es piloto, puede seguir haciéndolo si así lo quiere.

A mi querida nuera, Svetlana Ivanova le doy las gracias por todo su amor y su cariño para conmigo, a ella le dejo un fideicomiso para que viva tranquila durante toda su vida. El señor Nikolai era muy bueno hasta el último momento lo demostró.

A mis hijos les dejo el 70% de las acciones y todos los demás inmuebles, Viktor se hará cargo de la presidencia de la aerolínea, mis sobrinos también deberán vivir en la mansión durante un año. ¿Qué van a vivir con nosotros?, ¡No puede ser!

Así concluyó la lectura, algunos quedaron conformes, otros no mucho como Nathalie, a Alexandre, no le gusto mucho la idea de irse a vivir con nosotros, pero a su hermana como que le encantó.

—Tenemos que celebrar primo—Se acerca Tatiana.

—Otro día, mi esposa y yo nos tenemos que ir—Las manos le están sudando, no me ha soltado en toda la reunión.

—¡Qué aburrido te has vuelto primito!, nos veremos mañana que nos mudemos a la mansión, ¿Verdad hermanito?—Abraza a Alexandre.

—Si no queda más remedio, mi tío Nikolai pensó que así iba a remediar todo lo que hizo—Dice con un poco de rencor.

Llegamos a la mansión, solo Viktor, Nathalie y yo, mi esposo con la mano sobre la mía.

—Ahora me toca hacerme cargo de la presidencia— resopla—a mí me gusta pilotar mi avión.

—Amor, vas a ser el presidente, puedes hacer tus horarios y volar aunque sea una vez a la semana para que no te sientas tan ahogado.

—Trataré de hacerlo—me toma por la cintura—tú deberías trabajar conmigo en la aerolínea y dejar de ser aeromoza.

—Abro mis ojos de par en par, mientras él besa mi cuello, estoy perpleja, me está pidiendo mucho, a mí me gusta lo que hago.

—Amor, creo que estás pidiendo algo demasiado drástico, yo… yo no quiero dejar de volar.

Se separa de mí como si lo hubiera golpeado.

—Para mí también es un cambio drástico, yo también quiero volar, me gusta eso, no quiero estar de esclavo en una oficina—Veo la frustración en sus ojos.

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