Cap. 12, ¡Adiós!

Salí de la mansión molesta y sobre todo cansada de esta vida de mentira, de farsa, salí a la calle, no me voy a llevar nada, no voy a dejar que nadie me lleve tampoco, los escoltas que están en la entrada se rehusaron a dejarme salir, pero no les quedó de otra.

Camine un poco, dónde vivimos es un área bastante solitaria, otras casas, quintas están bastante lejos, camino arrastrando la maleta, no iré a la casa de mis padres, sé que a mi papá le daría un infarto saber que me voy a separar de Viktor, por hoy me quedaré en un hotel ya mañana veo que hago.

Mientras camino escucho el claxon de un auto, lo ignoró, ya que puede ser Viktor o su chofer, sigo caminando como si no fuera conmigo todo ese escándalo con la bocina.

He llamado a un taxi, así que ya no tarda en llegar, de pronto un auto se detiene delante de mí, me quedo parada sin saber qué hacer, me devuelvo o solo sigo mi camino.

—Svetlana, espera, porque no me prestas atención, tengo rato llamándote—Es Alex, gracias a Dios.

—Pensé que era Viktor—Digo apenada.

—¿Qué pasó, porque saliste así?, ¿y esas maletas?

—Me voy de la casa, voy a dejar a Viktor—Me mira como si no comprendiera.

—¿Se enteró de algo de nosotros?—niego—¿entonces?

—Nuestro matrimonio nunca ha funcionado, ni siquiera ha sido real, mejor sácame de aquí—me acerco a él y lo abrazo por la cintura, él coloca sus manos en mi espalda.

Luego de subir en el auto, nos dirigimos al hotel donde pasaré la noche, él pide la habitación y me ayuda a subir con la maleta.

Nada más ponemos un pie dentro de la habitación, lo acorraló para que me bese, ya que probé el dulce sabor del sexo, descubrí que me encanta, no sé si hacerlo con otros hombres sea igual de divino que con Alex, pero él sabe muy bien lo que hace.

—¡Quiero que te quedes aquí conmigo!—le digo entre besos.

—¿Estás segura?

—Claro que si— lo miro molesta—deja de preguntarte eso ya—él sonríe y toma mi rostro entre sus manos para apoderarse de mis labios.

Así comenzó una noche llena de sexo, pasión.

En los brazos de Alex me siento como en la gloria, ignoró cualquier llamada que llega a mi teléfono, al igual que al de Alex, ninguno de los dos quiere separarse, solo queremos besarnos, amarnos.

Pienso que así tendríamos que estar Viktor y yo, que sería el quién me amara de esta manera, quien se desviva por hacerme sentir todas estás cosas que mi cuerpo siente. Despierto, porque el sonido de mi teléfono me va a matar, ¡Dios mío!, que escándalo es ese, además el teléfono de Alex también está sonando.

Los dos tomamos el aparato y vemos las llamadas, supongo que la de él es de su hermana, en cambio, la mía es de Nathalie.

—Aló, ¿qué pasa?, ¿por qué tanto fastidió?—Respondo.

—Disculpa, lo que sucede es que Viktor está en el hospital.

—¿cómo?, ¿Por qué?, ¿qué le sucedió?

—No lo sé, ven rápido.

No puedo decir que no me importa, porque es mentira, claro que me importa, yo amo a Viktor, me levanto y me meto en el baño a darme una ducha.

—Supongo que ya lo sabes— Alex entra al baño.

—Sí, voy al hospital, veré que es lo que le sucede.

—¿lo amas, verdad?—no sé por qué me pregunta eso.

—Claro que lo amo, es mi esposo.—él asiente con tristeza. Fui muy cruel, muy directa.

Ven acá—le doy la mano para que la reciba—tienes que entender que él es mi esposo, sea como sea, tú y yo si la pasamos muy bien, me encanta estar contigo—No puedo creer que sea yo quién esté diciendo todo esto.

—¿Qué quieres decir?, yo te iba a pedir que vinieras conmigo, que seas mi mujer.

—Alex, ¿sabes lo que me estás pidiendo?, debes darme tiempo, déjame ver qué es lo que le sucede a Viktor después pensamos en esto, ¿está bien?—Le acaricio el pecho, por muchas ganas que tengo de volver a hacerlo, no puedo debo ir al hospital.

Me colocó una ropa cómoda, Alex se coloca la misma que tenía el día anterior, salimos del hotel, no pensé en nada, Alex me llevó al hospital, en el transcurso del camino no decimos nada.

Subimos al piso donde lo tienen, entramos y allí está Tatiana y Nathalie, ambas nos miran a los dos.

—¿Qué paso?

—Hermanito, ¿por qué llegas con ella?, ¿por qué tienes la misma ropa?—dice Tatiana con una ceja levantada, y Nathalie solo se queda callada.

—¿Qué le pasó a Viktor? ¿Está bien?

—Bueno, no sé qué sucede entre ustedes dos, pero Tatiana llegó dando gritos que Viktor estaba muerto—Siento que mi corazón da un brinco de susto—Lo trajimos y tenía una intoxicación etílica, pero ya está fuera de peligro—respiro tranquila.

—¿Dónde está?

—En aquella habitación, anda, él no ha dejado de preguntar por ti.

Me dirijo a la habitación antes de entrar, respiro profundo, el susto y las ganas de llorar las diseminó.

Entro con cuidado, él está dormido, tiene una manguera metida por la nariz, y una botella de solución en el brazo.

Acaricio su cabello oscuro, se me ve tan mal, pálido, vulnerable.

—Hola—Abre los ojos—viniste.

—Hola, ¿cómo te sientes?

—Estoy bien, perdón no quiero que te sientas culpable, no lo hice a propósito yo. . .

—Shhh, no digas nada, después hablamos, por ahora debes descansar y recuperarte.

—¡Eres tan hermosa!, ¡tan linda!, ¡tan amable!, ¡te amo Svetlana!, cree en mí, te amo, sin ti no sé qué hacer.

—Ya por favor, no pienses que esto va a influir en mis decisiones. —Lo sé, y no quiero que sea así, solo quiero que sepas que te amo.

No sé qué hacer, me da tanta pena pensar que está así por mí, yo siento que lo quiero, que lo amo.

Como es posible que pueda querer a un hombre y con la misma fuerza desear a otro, ¡Dios!, mi cabeza, corazón y cuerpo no se ponen de acuerdo.

—Viktor quiero que sepas que sé todo, tu romance con Tatiana, sé que estuviste con ella en nuestra luna de miel.

Voltea el rostro a otro lado, vergüenza debe sentir—Svetlana no sé qué me sucede, te juro que no lo sé.

—Está bien por ahora, no hablemos de esto, solo quiero que sepas eso.

—Puedes seguir trabajando como aeromoza, no te lo voy a impedir, pero no me dejes, no te divorcies, por favor—me duplica y no sé qué hacer, me siento entre la espada y la pared.

—Descansa Viktor, no te alteres, ya te he dicho que después hablemos de esto, una última cosa, si accedo a volver, me niego a vivir en la mansión con la presencia de ella por todos lados—Asomó una sonrisa complacida.

—Nos iremos de inmediato, voy a mandar a habilitar otra de las mansiones o lo que tú quieras. Me toma de la mano—¡te amo, te amo!

Salgo de la habitación y Alex está parado en la parte de afuera, con la mirada perdida, la cabeza recostada en la pared, su cabello rebelde con mechones sobre la frente, como si no lo hubiera peinado, la barbilla semi levantada, se ve muy guapo, parece modelo de revista.

¿Qué siento por este hombre?, ¿qué siento por Viktor?, ¡estoy tan confundida!

Cuando me siente sus ojos conectan con los míos, haciendo que muerda el labio inferior.

—¿Cómo está él?

—Está bien, solo descansará hoy y mañana ya podrá irse a casa—Me mira fijamente preguntando con sus ojos, lo que sus labios no quieren preguntar.

—¿Van a volver?—pregunta por fin.

—No lo sé, estoy confundida, tengo estos días para ver qué hago, el martes me toca viajar nuevamente, ojalá me sirva para pensar con claridad.

—Mi propuesta sigue en pie, si quieres nos vamos, yo tengo mi casa en Kazán, allá podemos vivir tranquilos, también la aerolínea dónde trabajaba antes nos puede emplear—me dice bajito para que nadie pueda escuchar.

—no lo sé Alex, no lo sé, dame tiempo para poner en orden mis sentimientos, mis emociones.

—Está bien—intenta tomarme de la mano, pero Nathalie se asoma por el pasillo.

—Ya me voy a la, mansión—nos mira Alexandre, ¿tú no te vas, para que me lleves?

Él no sabe qué hacer, si irse o quedarse.

—Ve tranquilo, yo estaré aquí, cualquier cosa te aviso como este Viktor.

—Bien—dijo casi molesto—me iré, ¡adiós!

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***