Cap. 8, ¿De verdad te parece que soy hermosa?

Estamos acostadas en su cama, comiendo cualquier tipo de golosinas para alegrar el alma.

A ella aún no le he contado el desastre de vida que tengo, la farsa de matrimonio en la que vivo, pero desde ayer me siento tan abrumada, las palabras quieren salir corriendo de mi boca, siento que quiero desahogarme.

—Amiga, ¡quiero contarte algo!—Le dijo mirando al techo.

—¿Qué será?—Ella se da la vuelta para quedar boca abajo mirándome.

—Es sobre mi matrimonio, no te vayas a enojar, no te lo conté antes por qué no me sentía cómoda—Ella me mira expectante.

—Cuéntame yo después veo si me molestó o no—suelta una risotada—¡Vaya!, Por lo que veo es serio, no te causo, risa mi chiste—La miro antes de darme la vuelta para quedar en su misma posición.

—Sabes que amo a mi esposo—Ella asiente con los ojos brillantes a la espera—Bueno, estuve con otro hombre.

El grito que ella suelta es estruendoso—¿Qué?, ¿cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, Estoy muy molesta, pero de eso hablamos después.

Suspiro—Bueno, fue en la isla—Me mira sin comprender.

—Pero la única vez que has ido a la isla fue… Asiento. Ella se tapa la boca incrédula—Svetlana, ¡te volviste loca!, era tu luna de miel.

—Era—cierro los ojos para que las lágrimas no salgan—Viktor estaba con otra mujer—Suelta otro grito espeluznante.

—¿Viktor con otra mujer?, ¡no, no!, ¿eso no puede ser?, ese hombre te adora—Se levanta y camina por la habitación.

—Así como lo oyes, y yo, pues estúpida me fui llorando a la playa, conocí a alguien con el cual converse… Le conté todo lo que sucedió.

—Sve, de verdad, que me dejas sin palabras, o sea tú con otro hombre, te guardaste tanto para la noche de bodas y mira—Se sienta en la cama, coloca los codos en las rodillas y la cabeza entre sus manos.

—Eso no es todo.

—¡Hay más!—la forma en que lo dijo solo me causo risa—Vamos a la cocina, nos tomamos una copa y me cuentas, esto es demasiado para mí.

Bajamos a la cocina y sirve dos copas de vino tinto, saca unos pasapalos y nos sentamos en unos taburetes en el mesón.

—Ahora sí, cuéntame, ¿qué pasó?—Estamos una frente a la otra.

—Viktor me confesó que tiene problemas con… Me quedo callada, me invade la vergüenza, siento que mi cara está ardiendo.

—¿Problemas de qué?—se mete un poco de algo a la boca, ansiosa.

—Ahí abajo—Señalo la entrepierna.

—¿Disfunción eréctil?—Inquiere con una ceja levantada.

—¡No!— tomo un gran trago de vino— es conmigo, él tiene problemas conmigo—Le digo con tristeza.

—¡Ay amiga no entiendo!, no se le levanta contigo, pero con otra si—Se toma todo el contenido de la copa.

Levanto los hombros—Al parecer sí.

—Eso es imposible, a menos que no sienta absolutamente nada por ti, que también es imposible, Porque los ojitos le brillan cuando está contigo.

—¿Entonces qué sucede? No sabes lo mal que me siento por ello, no sabes lo acomplejada que me siento—Comienzo a llorar. Ella se levanta y me abraza.

—No sé qué decirte, han intentado otras cosas, no lo sé, juegos cosas así.

—No, puesto que cuando nos besamos y la temperatura sube él se molesta y se va.

—Es un idiota, pero lo entiendo, le da rabia no poder estar contigo, ¡pobre!—Dice con cara de pena.

—Aja y yo, ¿y yo qué?

—Bueno, amiga pobrecita tú también—Rueda los ojos—Van a tener que hacer un trío, invitar a alguien más a la cama—mueve las cejas.

—¿Estás loca?, ¡yo no voy a hacer eso!—Me imagino una escena así, nada más me da escalofríos.

—¡Ay, sí!, te acostaste con un desconocido y no puedes hacer eso, es más, yo podría hacerles el favor—Dice divertida y la miro mal.

¡—Estás loca!

Solo imaginar que va a ver otra mujer en la cama y que él la deseé a ella y a mí no me da de todo.

—Bueno, alguna solución tiene que haber, si lo seduces, lo tocas, dile que tú necesitas que te complazca, que te toque aunque sea, que te haga el sexo oral, amiga como puedes vivir así.

—No te imaginas, como deseo el tacto de un hombre, es una tortura infinita—Confieso con vergüenza.

—¿Y el tipo, que paso?, ¿dónde está?, búscalo, a la final ya se comió el postre.

—Oksana es que hay más.

¡—Más!— Se sienta otra vez y sirve más vino.

—La mujer con la que él estaba en la luna de miel, es su prima, y el hombre con el cual yo estuve esa noche es su primo—me tapo la cara para que no me vea.

—Amiga, esto está mejor que las telenovelas turcas esas que veo, ¿Cómo es eso posible?

—Ironías de la vida supongo—Tomo más del vino.

—Parece más una película de suspenso, parece como un plan o algo así—La miro con la frente arrugada.

—¿cómo así?

—No me hagas caso, puras babosadas que digo yo.

Así pasamos unas horas tomando y ella dándome consejos de que hacer para que mi esposo pueda funcionar.

Viktor es un hombre tan joven, lo que tiene es 31 años, no sé por qué le sucede eso, es que algo está mal conmigo, eso debe ser.

Después de dos botellas de vino, ya eran pasadas las diez, decido llamar a viktor para que venga por mí, no voy a arriesgarme a irme en un taxi así como estoy.

Marco a su teléfono, una y otra vez, timbra varias veces y luego se cae, no entiendo qué pasa, ¿será que se quedó dormido?

Marco al teléfono de la casa.

—Irina buenas noches, el señor viktor estará por ahí, podrías por favor ir a llamarlo y decirle que atienda su teléfono.

—Señora Svetlana, disculpe, el señor viktor salió con su prima—Sentí que el corazón bombeo duró, de pronto se me olvidó hasta respirar—Señora, ¿está ahí?

—Si aquí estoy—Las lágrimas pujan por salir—le puede decir al chófer que venga por mí, al apartamento de Oksana por favor.

—Enseguida le digo.

—Gracias.

—¿Qué paso amiga, estás pálida?

—Está con ella, está con su prima—no aguanto más y comienzo a llorar.

—Sve, nena, no te pongas así, mucho perro infeliz, el jefecito—hace un puño con sus manos.

—Quédate aquí amiga, para qué vas a llegar a tu casa, a verle la cara de felicidad al...

La miro con molestia, como carajos me va a decir eso—Disculpa, mejor me quedo callada.

Me acompaña a la entrada del edificio a esperar al chófer, me siento tan mal y no es por el vino, me siento horrible, como es posible, que mi esposo no me toque, no me deseé, en cambio, está con otra teniendo su gran noche.

Llega un auto y se estaciona frente a nosotras, yo estoy un poco ebria, no sé si sea el chófer o que, me quedo parada allí, esperando que se baje y me abra la puerta del auto, cuando veo un hombre alto, fornido, con una sonrisa que me derrite toda, como aquella noche.

—¡Alexandre!—Susurro cuando lo veo.

Oksana me codea—¿quién es ese mangazo?—susurra en voz alta.

—Es el primo de viktor—muero de vergüenza.

—Qué emoción, anda sacate el clavo, yo veré, mañana me cuentas.

—Hola Svetlana, vine por ti.

—¿Qué haces aquí?, estoy esperando al chófer—me quedo estática.

—Vamos, no seas terca, ya estoy aquí, el chófer no va a venir—Me mira suplicante.

—Anda amiga, espero que descanses mucho, mañana nos toca viaje. Me da un beso y me mete un empujón para qué caminé.

Me subo en la parte de adelante del auto, él no quiso que subiera a la parte de atrás.

Todo está en silencio, puedo escuchar su corazón, está acelerado, ¿Será que está nervioso?

—¿Por qué me dijiste aquello en el restaurante?

—Porque es verdad, no dejo de pensarte.

—Imagino crees que soy una facilita, que así como pasó eso entre nosotros esa noche, pasará con cualquiera.

—No—dijo casi en un grito, mirándome horrorizado—Eso nunca, ni me había pasado por la cabeza algo como eso—Estaciona el auto aun lado de la vía.

—Svetlana eres una mujer muy hermosa, fui tu primer hombre, yo tuve el placer de estar contigo por primera vez, y créeme descubrir que eres la esposa de mi primo, que él fue quien te hizo una bajeza como esa, me da un coraje.

—Ok está bien, no digas nada más, sé que lo dices por cortesía, no soy una mujer tan hermosa, refinada, elegante, así como tu hermana, o como Nathalie.

—No te compares, eres más hermosa que cualquier otra mujer.

—No me mientas sé que no soy apetecible para los hombres—Suelto el cinturón de seguridad y me bajo del auto.

—Espera, ¿qué haces?—viene detrás de mí, me alcanza tomándome de por la cintura.

Juro que cuando sus manos tocaron mi cuerpo, me quedé paralizada por la sensación de su toque.

—¿Por qué dices eso?, eres una mujer hermosa—me gira en mi propio eje—Viktor es el puto hombre más afortunado por tenerte todas las noches—Comienzo a llorar. Alexandre me abraza.

—¿Qué pasa?, ¿por qué estás así?, desde que llegué se te nota tan triste, si es por mí, no te preocupes, no le diré nada a Viktor, si no quieres que te hable o algo así, no lo haré—Acuna mi rostro en sus manos.

—¡Eres demasiado hermosa!, ¡me gustas, me encantas!, desde que la luna refleja tus ojos en la noche.

Estoy, loca desesperada por afecto, físico, emocional, que sin pensarlo lo beso, presionó mis labios contra los suyos, él los toma suavemente sin apartar sus manos de mi cara.

Nos besamos durante un rato, cuando iba a separar sus labios de los míos, tomó mi labio inferior con sus dientes y le dio un suave mordisco, que se sintió malditamente divino.

—¡Me encantas mucho!, mira nada más como me tienes—Tomo una de mis manos, las suyas están temblando, creí que me iba a hacer tocar su miembro, pero no, la colocó en su corazón, galopa a toda velocidad.

—¿De verdad te parece que soy hermosa?, capaz de hacer que cualquier hombre me deseé.

Me mira extraño—claro que sí, a mí, sobre todo—Sonríe mostrándome su blanca dentadura.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***