Capitulo 5. El ángel visita a Lucio.

La doctora Angélica terminó esa mañana de despachar varias cajas a un depósito temporario y salió de su departamento solo con una valija. Pidió al portero que le ayude hasta el taxi y le dejó las llaves para el arriendo.

Se dirigió a la mansión Horvar llegando allí exactamente a las 8 ha.

La mucama que le recibió la llevó a su habitación , la que prácticamente no miró apoyando solo la valija cerca de su cama y tomando su cartera pidió ser llevada a la habitación del enfermo.

La recámara era sin dudas masculina y una cama especial estaba en el centro de la misma. Entró al baño contiguo pasando una mirada superficial al joven que yacía en el lecho.

Se higiénizo manos y brazos. Se secó muy bien, se colocó un cubre boca y luego se acercó al enfermo.

Leyó primero todos los informes clínicos de su estado y luego abrió las ventanas cubiertas por espesas cortinas.

Observó la habitación de su paciente. Medallas, trofeos, autos de diseño , algunas fotos del tal Lucio con su padre y otra con una hermosa y joven mujer, quizás su novia, pensó.

Vió además varios discos antiguos de música clásica. Entonces buscó en su celular un compilado de música clásica y levantó el volumen.

Buscó la crema para masajes y se acercó al paciente. Comenzó a trabajar sus manos amplias, tibias y cuidadas. Siguió luego por sus brazos y mientras lo masajeaba sintió un pequeño estremecimiento. Sus ojos fueron de inmediato a las pantallas de los aparatos que le rodeaban. Todo estaba igual, pensó. Quizás la que se estremeció fue ella.

Siguió con su tarea y lo miró. El parecía un verdadero ángel dormido.

Entonces comenzó a hablarle.

_ Hola Lucio. Soy Angélica. Tu doctora. Veo que aún duermes. Y ya es hora de despertar. He puesto música clásica. Creo que está te gusta. He abierto las cortinas para que entre la luz. Te estoy dando un masaje y luego te leeré un hermoso cuento que mí hija amaba : El pícaro Ángel Azul....

Angélica hablaba suavemente mientras trajinaba. La música suave clásica llenaba el aire. Recostado en la puerta el Señor Alejandro la miraba sin que ella se percatara. Su hijo parecía más tranquilo que nunca. Pero su tono de piel era rosado quizá por efecto del masaje y la charla cadenciosa de la doctora.

Ella se sentó y empezó a leer un libro sobre un pícaro Ángel Azul que bajó de las estrellas. Su lectura era pausada y rica en matices melódicos. La lectura seguía y seguía.

" El humo gris era pegajoso. Quería salir y no podía. Escuchaba música y de golpe vió un haz de luz y algo azul que brillaba. Tenía alas y sonreía. Se fue acercando hacia él, y una pluma le tocó el pecho. Se estremeció y volvió la bruma gris a cubrirlo. "

La cadencia de la voz de Angélica se cortó de golpe. El cuerpo de Lucio se había estremecido.

Se levantó de inmediato y revisó los instrumentos. Fue allí que vió al padre en la puerta.

_ Lo siento señor Alejandro. Me pareció ver a su hijo estremecerse. ¿Usted lo vió ,?

_ Perdón doctora. No no vi nada. Me he acercado cuando escuché la música y su lectura. ¿Es un tipo de terapia la que emplea.?

_ Bien. He leído mucho sobre los estados de desmayos prolongados Como los diferentes grados de coma. Si bien, no está probado científicamente, se cree que la música y la voz humana con la lectura pueden hacerlo salir de esa condición.

_ Nadie me ha dicho eso. No tenía idea. - replicó.

_ Bien, como le dije, no está probado. Si, lo que sabemos es que aquellos que se han despertado del coma, siempre tenían a alguien que les hablaba o le hacían escuchar música. Su hijo, señor Alejandro, tiene curado su cerebro. No hay hay señales de coágulos sanguíneos dentro de el, así que esperemos con fe, que pueda reaccionar.

_ Bien doctora.¿ Ya se instaló? ¿Comió algo.? Recuerde que está embarazada. -

_ Correcto. Le acompañaré a tomar un refrigerio. Me hará bien - dijo Angélica.

Angélica tuvo una conversación interesante con su jefe. La mayor parte del tema fue la vida de su hijo Lucio Alejandro detenida después del accidente. El padre habló de su inteligencia, su bondad y su pasión por los autos.

El hombre también se interesó por su historia. Ella le dijo muy escuetamente que no tenía familia. Que su esposo Alfred Logan tuvo un accidente y su pequeña murió horas después. Su esposo quedó mal herido por casi dos meses y luego falleció.

_Es raro que usted que espera un niño, lo quiera dar en adopción. Especialmente ahora que está tan sola. - dijo el señor Alejandro.

_ Un niño es un tesoro, señor. Hay que tenerlo con mucha responsabilidad. Yo no estoy en condiciones ni emocionales ni económicas para cuidarlo. Soy madre soltera - dijo .

_ ¿Su esposo no es el padre? -

_ No señor. _ dijo. - Bien, le agradezco el refrigerio . Continuaré mí trabajo. - Angélica se levantó y volvió a su tarea. Cruzó el parque para dirigirse a la recámara y una hermosa mariposa revoloteaba junto a ella.

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