capitulo 4

Después de que todos vieron a Kore y la rodearon, no quise llegar a mi casa y solo caminé al lago a lavarme. Busqué algo de ropa en el bosque; siempre había mochilas con ropa por si alguien perdía la suya en la transformación. Tomé algo de ropa y me dirigía a mi casa cuando llegué, toda la aldea gritaba y agradecía que la diosa hubiera mandado a la gran bruja hasta ellos. A mí me pareció extraño, no me imaginaba que alguien tan importante vendría a nuestra manada, sabiendo que en un año la utilizarían para hacer más fuerte al Alfa y obligarla a hacer su esclava, o eso decía la leyenda.

Seguí caminando y llegué a mi Alex, preguntando por qué me fui del restaurante. Yo solo me disculpé y traté de cambiar el tema. Le pregunté por la bruja, él solo me dijo que habían visto a una loba enorme con ojos rojos y pelaje blanco. Me dijo que era algo imposible que ella estuviera aquí. Yo solo lo miraba y me reí.

Obvio, yo no era ninguna bruja. Ellos habían visto a Kore, pero eso de ojos rojos me pareció muy cómico. Si mis ojos eran cafés, alguien se quiso hacer el chistoso.

Los días transcurrieron tranquilos hasta que un día pasó algo muy raro. Llegó una invitación a un banquete para toda la manada. Vendría el príncipe de los vampiros, ya que los rumores decían que en poco tiempo lo coronarían y quería que siguiera la paz entre los hombres lobo y vampiros.

Me puse un vestido negro corto y me dirigía al banquete. Al entrar, sentía el olor a chocolate. Me imaginé que era por Esteban, que estaba sentado junto a su beta y a Alex, pero me llegó ese olor a licor de cereza y fue cuando vi al hombre que estaba con ellos observando en mi dirección. El mismo del bosque. Vi cómo se acercaba a mí y me tomaba en sus brazos, diciendo:

-Por fin te encontré, mi pequeña. Tú eres mi alma gemela.

Todos me miraban y se sorprendían. Yo no podía creer lo que estaba pasando. Sin querer, vi a Alex con su mirada triste y me alejé de los brazos de Darío y caminé junto a Alex y lo abracé .

Darío caminó detrás de mí y me jalo poniéndome en medio de nosotros. Esteban no podía creer que algo así estuviera pasando.

Sin poder contenerme, me sujeté del otro brazo y me quedé pasmada viendo cómo Darío y Esteban me sujetaban de las manos. Fue cuando Darío habló:

- Ella es mía, me pertenece.

- No puede ser así, ella ya tiene un vínculo -respondió Esteban.

- No creo que su vínculo sea mejor que el mío. Ella será mi reina desde este momento -insistió Darío.

- Ella no puede ser tu reina, ella será mí -grité antes de que Esteban dijera una estupidez.

- Ya me sueltan. Si tengo un vínculo con alguien, pero ese alguien no me necesita y noe acepta y también siento el vínculo entre nosotros, pero lo nuestro no puede ser. Tú eres un vampiro y volteo a ver a Alex pero el ya no estaba . Los dos me miraban molestos y me soltaron de inmediato. Me dirigía a la salida y escuché todos los comentarios: