capitulo 12

Después de que terminaron de bañarse y se vistieron con algo cómodo para ir de compras, Lucía necesitaba muchas cosas y vestidos para los eventos que se acercaban. Subieron al auto de Darío y se dirigieron a un enorme centro comercial. Ella pasó la tarde escogiendo vestidos, zapatos, accesorios y ropa interior, entre ellos unos hermosos conjuntos de encaje muy seductores que pensaba ocupar para darle una sorpresa y deleitarle la vista a su pareja.

Darío la dejó descansando después de tanto trabajo y le pidió que lo esperara mientras él iba por una sorpresa para ambos, con una sonrisa pícara en los labios. Después de unos minutos, llegó con una bolsa y se la dio a Lucía, quien miró al interior de la bolsa y observó trajes sexuales.

A Lucía le parecieron muy atrevidos, pero no podía negarle eso a Darío, ya que los compró pensando en los dos para pasar un rato lindo y apasionado. Los días pasaron y las noches desenfrenadas con los atuendos que había comprado sin medir el tiempo, encerrados gozando de su pasión en la mansión. La pareja se veía tan enamorada, pero no todo en la vida es color de rosa. Cuando ella empezó a estudiar con una bruja que le enseñaría a ocupar sus poderes, los primeros aprendizajes fueron canalizar su magia, algo que a Lucía le pareció bastante raro, ya que ella no entendía nada de esto y estaba segura que era una perdida de tiempo ya que ella no poseía magia , hasta que vio a los mismos guardias que había matado con sus propias manos su sangre les regreso la vida y solo que ahora ellos solo obedecerían órdenes de Lucia y su lealtad seria únicamente a ella . Ella para ellos era como una clase de diosa, por lo mismo, Darío los dejó como sus guardaespaldas. Lucía se sentía incómoda, ya que ella los había matado. Ellos seguían sus órdenes sin discutir algunas de ellas órdenes. Después de descubrir que realmente tenía magia y sus poderes crecían con cada lección haciéndole mas fuerte

una tarde decidió ir de compras. La ceremonia de unión sería pronto y necesitaba estar presentable. Se dirigió a decirle a Darío que saldría de compras, pero al entrar a su despacho, lo descubrió con Valeria, la muy perra se atrevió a regresar al castillo y meterse con su hombre y el maldito bastardo en vez de rechazarla la tenía sobre el escritorio ,haciendo que gritara de placer mientras entraba y salia de ella . Pero esta vez Lucia no salió corriendo y solo se adentró al despacho cerrando la puerta y caminó hacia ellos, sentía que la sangre le hervía y los haría pagar por su traición. Darío no se había percatado de la presencia de ella pues solo se dedicaba de la maldita mujerzuela que tenía abierta de piernas y bloqueando la vista y seguía dándole duro hasta que sintió la presencia. Era demasiado tarde Lucia ya estaba junto a ellos y Darío solo sintió un jalón en la espalda y fue aventado a una esquina, mientras su golfa se quedó con las piernas abiertas. Lucía agarró un lapicero y lo clavó en su pierna haciéndola gritar de dolor repitiendo lo mismo en diferentes lugares de sus piernas y v@g1n@. Después de eso, la tomó por los cabellos y la empujó delante de Darío, que estaba sorprendido y con una sonrisa macabra en los labios. Lucía dejó el control a Kore, que estaba enojada, y de una mordida de la loba desfiguró su rostro, desgarró cada parte de su cuerpo y, como alguna clase de juego macabro, puso cada pierna ensangrentada de Valeria en los hombros de Darío, dejando salir a Lucía llena de sangre en el rostro, cayendo por sus hermosos senos y con una cara de odio que Darío no había disto, le dijo.

Amor, creo que ya no podrás verla, ya que no desperdiciaré mi sangre con tu golfa desgraciada.

Darío no podía creer que fuera capaz de tanto y se quedó ahí con un escalofrío por ese rostro hermoso que ahora solo mostraba odio y sangre de su amante.