capitulo 3

Después de que Alex vino a verme, me sentí peor. Él era un gran hombre y esperaba con ansias que el año pasara rápido para poder terminar todo esto y por fin ser suya quería que el fuera mi primer hombre.

Alex me había invitado a una cena y acepté, necesitaba distraerme y olvidarme del Alfa y sus groserías. Alex llegó puntual y muy guapo con un traje negro que resaltaba sus músculos y nos dirigimos a un hermoso restaurante. Cuando entramos, volví a sentir ese aroma a chocolate y lo vi. Esteban estaba sentado junto a una mujer a su lado y verlo como la besaba tan descaradamente sentía un dolor por su traición pero lo ignore.

Alex y yo nos dirigimos a la mesa y apartó la silla para que me sentara. Era todo un caballero, pero sentía la mirada asesina de Esteban. Sabía que tanto a él como a mí nos molestaba ver al otro con alguien más. Esteban disimuló muy bien y nos saludó diciendo: "Gracias por aceptar la invitación". Nosotros solo agradecimos y la velada transcurrió.

Verlo acariciarla y darle comida en la boca me pareció patético. Pedí permiso para ir al baño y salí al tocador solo a refrescarme un poco y arreglar mi maquillaje. Al salir, lo vi parado afuera del baño esperando a que saliera y me jalo. Pero esta vez su toque fue tierno, dándome un beso y juntando su cuerpo con el mio apretándome para que no escapara para yo también quería ese beso apesar de que no lo amaba el vínculo que teníamos hacia que quisiéramos comernos ahi mismo .

Al principio lo quise separar de mí, pero al sentir sus labios cedí, dejando que sus manos tocaran mi espalda desnuda y sentir una corriente recorrer mi cuerpo. Nos separamos por falta de aire y fue cuando sentí una cachetada en mi rostro. Lo voltee a ver sorprendida, estaba muy enojado y fue cuando me di cuenta de que su lado lobo había tomado el control y sin pensarlo le regrese la cachetada.

Se alejó de mí diciéndome "zorra" y tocando su mejilla que había quedado roja por mi golpe y yo solo sentía como grandes lágrimas recorrían mis mejillas. Me levanté, salí corriendo del restaurante y dejé que Kore tomara el control y me ayudara con este dolor. Después de mucho correr, caímos rendidas en el espeso bosque. Al despertar, vi algo muy raro: un hombre junto a mí con ojos rojos y un hermoso aroma que llegó a mí. Era como chocolate con licor de cereza. Al momento, no podía creer que él era el portador de ese aroma. Sentía mi garganta seca y mi mirada todo era rojo. Al ver que había despertado, me dio una hermosa sonrisa y me acercó su chaqueta. Se me hizo raro su reacción, pero recordé la noche anterior y cómo Kore había roto mi ropa. Acepté su chaqueta y me la puse, de lo más sonrojada. Él se presentó y me dijo que se llamaba.

Dario.

Ese nombre lo había escuchado en algún lado pero no sabía dónde. Me miró y esperó pacientemente a que me presentara. Yo solo lo miraba y ese aroma me estaba enloqueciendo. Hasta que escuché que volvió a presentarse.

-Hola, mucho gusto. Mi nombre es Darío.

-Disculpa, me llamo Lucía.

Dario se acercó a mí y me olfateó. Era como si tuviera un vínculo conmigo, pero eso no podía ser. Además, ¿qué me estaba pasando? Después de un rato, volví a la normalidad y él dejó de oler igual, para solo quedar el aroma de su perfume. Él me miró sorprendido y me preguntó:

-¿Cómo hiciste eso?

-Yo no hice nada.

-Claro que sí. Oliás a vainilla y ahora solo hueles a tierra y a perfume. Yo pensé que tú eras mi alma gemela, pero ya no percibo ese olor.

-Eso no puede ser. Yo ya tengo un vínculo.

Dario dejó su hermosa cara relajada para mostrarme una de enojo y sus enormes colmillos me daban mucho miedo. Kore salió rápido tomando el control y salimos corriendo nuevamente. Al llegar a la manada, todos voltearon a verme con asombro y me rodearon. Yo los miraba sin saber por qué tanto asombro y solo seguí mi camino hasta el bosque .