12- Me encanta el Chocolate

Ante mis ojos, Alex era un gigante con sus 1,92 de estatura, color chocolate, una espalda ancha que no alcanzaría abrazar, unos enormes brazos fuertes que me podrían partir en dos, era guapo y con una sonrisa hermosa, mis ojos no paraban de observarlo mientras trabajaba, se había quitado su polo y se quedó en guarda camisa, su espalda y brazos sudorosas brillaban como chocolate derretido en un pleno día caluroso, mi garganta estaba reseca y mi panty hecha agua.

Terminé mi trabajo pero mi mente estaba en otro lugar, imaginándose de todo con ese cuerpo que era el propio pecado hecho hombre para mí, estaba dejando mis implementos de trabajo en el cuarto de aseo para irme cuando entro, casi me fallan las piernas, me pidió jabón para lavar sus manos y el olor a hombre sudado mezclado con colonia llegó a mi, uffsss creo que iba a correrme ahí mismo, ya me había quitado mi uniforme me agache a tomar el jabón dándole una buena vista de mi trasero, mi cintura y parte de la piel de mi espalda, pues estaban de moda los pantalones a la cadera con blusas cortas y por ser delgada los sabía llevar muy bien.

Alex no dijo nada, me voltee y le entregué el jabón y salí rozando mi brazo con el suyo lleno de sudor, a lo cual respondió:

- Lo siento estoy todo sudado.

- Tranquilo no te preocupes. Dije queriendo quedarme y me fui.

En mi habitación no pude dejar de pensarlo, de desearlo y añorar tocarlo, me masturbe pensando en él y su divina piel color chocolate, esa semana de trabajo no lo volví a ver, pero la siguiente semana saliendo del trabajo, oí su voz cerca de mi.

- Hola, cómo te va.?

- Bien y a ti..? Respondí tratando de ocultar mis nervios.

- Me aceptas una invitación a tomar algo.?

Obvio siiii..!!! grité en mi mente.

- Uhmm, pero no te conozco, respondí.

- Cierto qué pena, mi nombre es Alex.

- Mucho gusto, mi nombre es Solmary.

- Es un placer muñeca, me aceptas la invitación..?

- Bueno, está bien. Estaba emocionada con mi corazón a millón, Alex me gustaba y mucho y podía ver qué yo también le gustaba.

Esa tarde hablamos mucho mientras nos tomábamos un refresco, me contó que estaba solo en la ciudad y yo le conté que aquí vivía mi familia, que estudiaba y mi plan de vida, el no tenía ninguno, solo trabajaba para sus gastos y gustos, como salir y tomarse unas chelas de vez en cuando, pero lo que más le gustaba era comer bien y ese tamaño de hombre debía alimentarse muy bien.

A la semana de estar saliendo me dijo que le gustaba y se acercó a besarme, lo recibí gustosa, esos labios gruesos y jugosos eran mucho más suaves que los míos todos finos y delgados y su beso fue totalmente diferente a los que había probado, en sus enormes brazos me sentía pequeñita y quería más de esa sensación que tenía con el, me sentía menuda ante semejante espécimen de hombre.

Me encantaron sus besos, Alex era dulce y muy apasionado, disfrutaba del placer de sus besos, su lengua danzando en mi boca era una tortura cada vez que devoraba mis labios y tan solo un beso suyo me excitaba tanto como mi libro de historias eróticas favorito.

Decir que fuimos rápido se queda corto, ese día después de besarnos largo rato mientras paseabamos me llevo a su habitación, en aquel cuarto sentí por primera vez lo que era disfrutar el placer que te puede dar un hombre, Alex me acariciaba y besaba mientras su ágiles manos iban despojándome de mi ropa y yo hacia el intento de quitársela a él, al quedar en ropa interior me recostó en su cama, yo solo había logrado quitarle su camisa, su abdomen realmente parecía una barra de chocolate con todos sus cuadritos marcados.

Yo estaba extasiada de ver esa belleza de hombre que tenía frente a mi e iba a disfrutarlo, pero aún no había visto todo, Alex se quitó su pantalón y luego su boxer, su miembro erecto era una amenaza, yo nunca había visto tamaño de cosa más grande, sentí mucha adrenalina, pero él no era para nada apurado en la intimidad, se agachó y me quitó mis prendas íntimas, me besaba y su boca empezó a recorrer mi cuerpo con besos que cada vez iban más al sur, yo estaba súper excitada, pero mi cordura desapareció cuando Alex coloco esos gruesos y tibios labios sobre mi intimidad, besando dulcemente, lamiendo y chupando, yo me retorcía y gemía de placer, a mi mente llegaban los recuerdos de mi niñez al ver a Alirio con la niñera, yo no tenía idea de que los besos también podían sentirse así, intensamente deliciosos y que de esta forma se podía llegar a ver la gloria, Alex chupaba y lamía dulcemente, me sentía a punto de estallar, quería empujarlo pero agarraba fuerte mis caderas, mientras yo gritaba de placer hasta que no pude más y me corrí en su boca, el bebió todos mis jugos y yo casi me desmayo con semejante experiencia, mi cuerpo temblaba pero él apenas comenzaba.

Alex subió a mi boca y me besó con pasión, yo saboreaba mis jugos en sus labios mientras se hundía suavemente dentro de mi, Ah.!!! era grande y grueso pero se sentía maravilloso, el se movía con delicadeza pero yo quería más, así que intentaba moverme, el leyó mis intenciones y me empezó a follar bien, mis gritos y gemidos de placer pidiendo más, parecían enloquecerlo, me sujetaba duro mientras me daba unas clavadas durísimas, yo parecía una muñeca en sus manos, decidí colocarme en 4 y él como que lo penso por un momento, pero luego me penetro de un solo empujón, yo estaba disfrutando como nunca, me apretaba contra el mientras me follaba durísimo.

- Alex..!! Alex..!! ya no aguanto

- Si, nena quiero que digas que eres mia..! Dilo, di que eres mia..! Dime qué Soy Tu Dueño..!

- SOY TUYA ALEX.!!! TUYA,.!! ERES MI DUEÑO, AAAAH..!! Grité mientras me corría de nuevo.

- SI, GRRRRR..!! Eres mía... Susurro en mi oído, mientras me llenaba de su esencia, luego dormimos abrazados.

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