Capitulo 15 — Familia Lennox

Yan me sonríe con su hermosa mirada sarcástica y simplemente se aleja, observando que ningún guardia me persiga.

La verdad sobre este palacio prohibido era que nadie podía entrar solo para esconder a una persona. En la historia, la segunda esposa del rey siempre es tratada como una villana, ya que robó todo el amor del rey para sí misma, mientras que la otra reina vivía en una angustia constante, por lo que hizo todo lo posible para que el Príncipe Lucas ascendiera al trono por sus méritos. El libro deja en claro que Lucas tenía un medio hermano, nunca fue visto por nadie y, por lo tanto, nunca lo apoyó.

Si mal no recuerdo, el hermano de Lucas nació con algún tipo de minusvalía física, y estoy seguro de que, por aquella época, los prejuicios le impidieron llegar al trono. Si Lucas se atreve a volverme la cara a favor de Clarisse, haré todo lo posible para asegurarme de que no sean los protagonistas de esta historia.

¡Parece que lo hice bien! Ahí estaba el chico rubio y alto, debía de tener unos 19 años y era un chico muy guapo y bien arreglado. A diferencia de lo que decía la historia, a primera vista no parecía tener ningún tipo de discapacidad. Pero parecía abandonado por guardias, sirvientes y amigos, si es que tenía amigos.

¡Eh, tú! grita, pero he olvidado su nombre. ¡Maldita sea! ¿Qué era?

No me responde y sigue caminando hacia el lado opuesto de donde yo estaba. ¡No puedo perderlo!

Corro hacia él para gritarle de nuevo.

"Oye... es... ¡Oh!" ¡Príncipe Rui! ¡Su Alteza! Señor. ¡Lennox! ¡Rui Lennox! — Grité su nombre varias veces después de recordar, pero no me respondió.

¡Espera un poco! ¿No corresponde cuando hablo? ¿Él...

Rápidamente, retiro su mano y él se vuelve hacia mí asustado, pero mostrando sus hermosos ojos azules. Su expresión de sorpresa era incluso un poco linda, pero incluso confundido, no coincidía conmigo.

Con el dedo índice de mi mano derecha, me señalo y luego coloco mi mano abierta sobre mi pecho, indicando amistad. Pronto el príncipe me sonríe y está bastante eufórico. Desafortunadamente, él no parecía entender, pero parecía entender que yo lo entendía.

No tardé en descubrir que el príncipe Rui era sordo. El libro solo dice que sufrió un accidente cuando era más joven y adquirió una discapacidad física que le impedía ver a nadie y ascender al trono. Por supuesto, pensé en algún tipo de enfermedad de la piel o incluso tetraplejia, debido a la dificultad de moverse en ese momento, pero ¿sordera? ¿Cuándo generó la sordera la incapacidad de estar con las personas?

En mi vida pasada, traté de mejorar mi currículum de todas las formas posibles para conseguir un trabajo en esa empresa de mierda. Una de las formas de lograr esto fue la fluidez en más idiomas, lo que, para mí, fue una preferencia por estudiar el lenguaje de señas. Tal vez debería... ¿enseñarle?

Mientras paso tiempo con el Príncipe Rui, le enseño cómo usar sus manos para comunicarse. Le enseño que sus manos pueden hacer señas que no necesariamente son las mismas de nuestro idioma. Este es su idioma, apto para él y para los demás sordos que, por supuesto, viven escondidos por aquí.

Fue divertido la forma en que quería comunicarse conmigo a través de lápiz y papel, ya que tiene sus propias manos y puede expresarse mucho más que escribiendo.

Porque fui brasileño en mi vida pasada, no es como si hablara portugués. Obviamente terminé en un mundo de fantasía, donde puedo hablar y entender el mismo idioma. Es como si llegué con fluidez a este mundo y no extrañé mi idioma nativo.

Entonces, incluso si sé el lenguaje de señas brasileño, no entendería la mayoría de las señas que le enseño. Entonces, lo más probable sería, junto con él, comenzar un nuevo idioma, que usaríamos para este imperio y, en el futuro, ¿quién sabe cómo convertirse en un idioma propio para las personas sordas que viven aquí?

Paso tiempo con el príncipe Rui y veo que es tan lindo, era increíble la forma en que lo trataban con desdén.

El Príncipe sabía leer y escribir, se vio obligado a saber leer y escribir desde muy temprano, ya que era un posible candidato al trono. Pasaba la mayor parte de su tiempo leyendo sobre política y economía, era muy capaz de ser rey y yo haría cualquier cosa por él.

Hago una "R" con la mano y un movimiento que simboliza una corona. "Significará tu nombre, tu signo, como yo y todos los demás debemos llamarte". Es el mensaje que le transmito y él está muy feliz de entenderlo.

Estaba a punto de irme, pero una mujer me detiene y amenaza con cortarme la garganta con un cuchillo.

¿Qué haces aquí? — dice esa misteriosa mujer.

De repente, el príncipe Rui corre hacia ella y le toma la mano para evitar el peor escenario del momento. Escribe en un papel que lleva, "mi amigo" y luego hace la señal que le enseñé. Entonces la mujer me suelta y la miro bien.

Era alta, rubia, de ojos azules y radiante, una mujer tan bella y viva siendo borrada por la decadencia de este castillo olvidado, fue la segunda reina.

“¡Su Majestad, Reina Lennox! — Me inclino ante ti.

"¡Oh, no me llames así, no me lo merezco!" Sólo llámame Rosa. En este castillo no soy una reina —dice con nostalgia y siento pena por ella. ¿Cómo puede la historia ser tan cruel con los demás sobresaliendo?

— ¡Ay, Rose, para mí tú eres la reina y Rui nuestro futuro rey! Dejo claras mis intenciones y ella me mira dubitativa. Viví encerrado en este castillo, así que probablemente no sabía quién era. “¡Soy Vanessa Mortimer, hija del duque Lexei Mortimer y la nueva condesa de las tierras del Infierno Requintado!

¡Dios mío, una futura duquesa! Ella me mira desesperada.

“No necesita todo eso, Su Majestad. He estado perdido en este castillo, miro hacia atrás y veo a Yan con algunos guardias detrás de mí. ¡Pero parece que me encontraron!

Miro al Príncipe Rui y siento que estaba triste, sus ojos ya derramaban lágrimas con mi partida. Es probable que, aparte de su madre, nadie más estuviera interesado en hablar con él.

Todavía estaba teniendo un pequeño problema con las señas en el nuevo idioma que había aprendido de mí, pero se las arregló para decir "¡Por favor, ven de nuevo!" y lo saludé. Por supuesto que regresaría, ya que los días de esa realeza estaban por terminar.

"Te amo, Vanesa. Siempre lo he hecho".

Corrección:

¡Mi señorita! -grita la reina y miro hacia atrás-. "¡Por favor, vuelve a visitarnos!" pregunta humildemente y confirmo mi visita. Por supuesto, haría cualquier cosa para regresar, pero lo más importante en este momento es que el rey lo sepa.

-¿Nos vamos, Vanesa? -me pregunta Yan y yo asiento con la cabeza.

Dejamos el castillo real y subimos a nuestro carruaje.

"Parece que puedo confiar en ti", le digo. De hecho, estaba agradecida de que me hubiera ayudado con el plan.

Yan deja escapar una carcajada y luego me mira de la forma más cínica posible. Realmente me impresionó la cantidad de veces que me sonrió, no podía acostumbrarme a esa sonrisa.

"Por supuesto que puedes confiar en mí, soy tu futuro esposo". El bajo de su voz fluye sobre ese carruaje y puedo sentir el escalofrío en mi médula espinal.

No eran palabras que solía decir a menudo y esta declaración de que se casaría conmigo me conmovió de una manera inexplicable.

"Creo... sí, será mejor que me vaya a casa", digo mientras me acomodo en ese acogedor vagón.

-Oh, no... todavía no vamos a tu casa -Yan se levanta y camina hacia mí.

Estaba sentado, no tenía a dónde correr, pero trato de alejarme de ese hombre arrastrándome por mi cuerpo para escabullirme. Se da cuenta de mi comportamiento y se acerca más y más a mí. Cuando me asusté, estaba acostado en el asiento del carruaje y Yan estaba encima de mí, manteniendo sus brazos apoyados contra el asiento, como una forma de apoyo para detenerme y obligarme a mirarlo.

Me miraba con tanta intensidad que las cuencas de sus ojos negros reflejaban una luz intensa que lo hacía radiante. Su espeso cabello negro era como un profundo abismo, cubría su rostro, esa piel pálida que contrastaba con la mía. Y tus labios... tan rojos, tan profundos, tan...

Yan acercó su rostro al mío, sus labios se acercaban cada vez más. ¿Me besará? ¿Aquí? ¿Ahora? Pero lo odio, no debería... o tal vez esos pensamientos sean para otro momento. Sin embargo, para mi destrozo de expectativas, acerca sus labios a mi oído, susurrando:

"Te amo, Vanesa. Siempre lo he hecho".

Antes de irnos a casa, debes decirme qué estabas haciendo en el castillo del Príncipe Rui.

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