Capitulo 12 — La musa de Tchaikovsky

Comienzo a rasguear el piano hasta tocar un solo acorde. La música que elegí fue el clásico El lago de los cisnes, de Tchaikovsky, que, aunque se considera una de las principales melodías para los pianistas principiantes, ¡aún hoy en día se encuentra entre las más bellas del mundo!

En cuestión de segundos, las melodías claras resuenan por todo el salón de té, mis dedos alternan constantemente entre las notas, pero el acorde sigue siendo el mismo que el inicial. La melodía gira en torno a la armonía y el ambiente creado por el único acorde. La música transmite una idea melancólica pero radiante.

Al incorporarme a la armonía de las vibraciones sonoras, puedo imaginar la pieza de Odette siendo dirigida por bailarines que se mueven y oscilan entre las notas tocadas.

Cuando termino la sencilla canción elegida, miro hacia adelante y allí estaban los nobles, todos de pie y boquiabiertos. Nunca habían escuchado melodías tan bien seleccionadas que fueran capaces de jugar con sus neurotransmisores al punto de sentir el escalofrío de las vibraciones sonoras.

Robert Fitz fue el primero en hablar. Estaba tan embelesado que, como por arte de magia, se levantó e influyó para que comenzara una ronda de aplausos. Se acercó a mí y luego comentó:

"¡Oh, qué valiente, mi doncella! ¡Qué éxtasis! ¡Qué armonía! ¡Qué exuberancia!"

"¡Gracias por su reconocimiento!" Esta canción que toqué, suelo llamarla El lago de los cisnes, y da una idea de una princesa embrujada, que vivirá como un cisne para siempre, ya que necesitará encontrar a alguien que la ame, pero el amor está cubierto de traiciones y malas intenciones", sonrío sarcásticamente al final de mi explicación.

Siento ojos curiosos sobre mí, pero simplemente dejo el escenario, caminando hacia la salida.

"¿Adónde vas, mi doncella?" - Robert me pregunta desesperado.

¡Estoy cansada! Quiero salir de este lugar.

"¡Por favor, no te vayas! ¡Ahora tocaré para ti y quiero que te sientas bien en este ambiente! ¡Eres el ángel de la música!"

— ¡Lo siento, pero he escuchado demasiadas de tus canciones! — Me giro para irme, pero Robert se arrodilla como un caballero, resaltando sus ojos azules y su cabello rojo. Era un hombre muy guapo y orgulloso, pero ahora estaba dejando ir todo su orgullo por mí.

— ¡Mi señora, eres mi musa! ¡La musa de los cisnes! ¡Así que quédate a mi lado para que pueda inspirarme más en ti! — dice humildemente. Le sonrío para mostrar cortesía.

"Nos encontraremos de nuevo, Sr. Fitz!"

Me he convertido en la musa de alguien, y ese alguien suplica de rodillas mi presencia. ¿Qué opinan, nobles de mierda? Anna se me acerca y salimos de la habitación, quedándonos en el jardín de eventos del club.

“¡Vanessa, tocaste tan perfecto! ¡El honorable Robert Fitz se ha arrodillado ante usted!" — Ella se ríe de eso y la sigo.

"¿Viste cómo se veían los nobles cuando terminé de tocar?"

— ¡Sí, todos estaban incrédulos! ¡Eso fue lo mejor que me pasó hoy! — Ella continúa riéndose.

"¡Gracias, Ana!" Sin ti a mi lado, no creo que me sentiría cómoda haciendo nada — digo sinceramente. “Todos estaban en mi contra.

“Gracias, Anna."

¿Qué? ¿Por qué Yan? — Pregunto confundido.

Él fue quien me reconoció y me rogó que acudiera a él, ya que me estaba insultando y no me sentía cómoda con él — dice ella y yo me quedo perdida en la confusión.

— No creo que Yan pensara en mí. Yan es tan... — Trato de expresarme.

"Lo sé, es un poco... demasiado oscuro, ¿no?" — Yo me río.

La sinceridad de Anna es increíble. Me siento muy cómoda ya que a ella no le importa el pudor.

— Para mí, Yan estaba avergonzado de-

“Señorita Mortimer,” me interrumpe Clarisse. — ¿Puedo conversar con usted?

Miro a Anna y ella hace una mirada de disgusto con los ojos, luego se aleja para que podamos estar solos.

"Su Alteza, ¿de qué le gustaría hablar conmigo?" — Pregunto.

"¿Por qué está haciendo esto, señorita Mortimer?" — Ella se victimiza con algo.

"¡Todavía no te he hecho nada!"

¿No hizo? ¡Oh, por favor! ¡Siempre me estás haciendo algo! - Ella comienza a actuar como si gritara. "Desde que llegué aquí, no, toda mi vida, siempre me han tratado con mucho amor y cuidado. Todas las personas a mi alrededor se sienten atraídas por mi energía agradable. Pero desde que llegué aquí, desde que te conocí, ¿por qué has estado robando toda mi atención?

¿De qué habla esta mujer, Dios mío?

— ¡No robé la atención de nadie, me gané la mía! - Espeta ella.

"No, ¿no lo entiendes? ¡Fui creado para ser amado! Si veo algo mal, siempre encuentro una manera de arreglarlo. ¡Fui creado para conquistar este mundo con mi belleza!" - Ella trata de ser seria.

— ¡Ay, vete al medio de la mierda! Me doy la vuelta para deshacerme de ella.

"¡Qué descortés, señorita!" Ella me corrige. "¿Cómo has conquistado a esos hombres así?

¿Qué? Yo no conquisté a nadie.

¿Nadie? ¿Por qué el Príncipe Lucas no quiere hablar conmigo y el Duque Yan siempre me mira mal?" - Ella llora.

Debe ser porque eres desagradable - Le digo con indiferencia. "Espera, ¿estás buscando la atención de MI prometido?"

¡Eso no importa! Me estás robando el brillo. ¡La reina, el príncipe, los nobles, las condesas y ahora hasta Robert Fitz, todos ellos, me los estás robando uno a uno!" - Ella ya estaba llorando.

No sabía que fuera tan egoísta hasta ese punto, Su Alteza. La miro ya con disgusto. — ¡No te preocupes, de ahora en adelante nadie necesitará recordarte!

Me alejo de ella y ya me siento agotado. Necesitaba llegar a mi casa lo antes posible antes de maldecir a cualquiera que apareciera frente a mí.

¿Deberíamos ir?

— ¡Ay, qué susto! — Miro hacia un lado y era Yan, parecía muy preocupado por algo.

Abre el carruaje y subimos dentro.

"¿Por qué viniste conmigo?" Pregunto.

— Supuse que mi novia estaría cansada después de protagonizar como nadie esta tarde..." — Dice y abre una media sonrisa que deja ver sus hermosos dientes blancos.

No sabía que Yan podía sonreír con sinceridad, y su sonrisa, sus hermosas curvas en la boca, sus labios bellamente formados me hicieron sentir un poco... incómodo, tal vez. ¡Maldito hombre guapo!

"¿Por qué llamaste a Anna Lancaster a mi lado en lugar de a ti?" —pregunté, recordando lo que Anna había dicho.

Yo... pensé que te sentirías incómodo con mi presencia - miró al suelo y toda su cara alegre desapareció.

"¿Por qué lo serías?

— Vamos, la reina debe haberte dejado la invitación para el té mañana — abrió la puerta y esperó a que me fuera.

"¿Cuándo voy a verte de nuevo?"

— Quizás me... pase — dijo y yo sonreí — a ver la herencia que será mía.

"¡Ah, Yan, no vuelvas a venir aquí nunca más!" Grité, dirigiéndome a mi casa.

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