Todos me miran con admiración. Parece que quedaron fascinados con mi vestido, y no negaré que era el más hermoso del reino. ¡Pobres niñas infantiles!
Mientras entro con Lucas, puedo escuchar a algunas condesas difundiendo rumores sobre mi relación con Yan. No me importa demasiado, todo es cierto de todos modos, ya que odio a ese chico, pero estos rumores están empezando a ir demasiado lejos...
"¡Saludos, señorita Mortimer!" ¡Saludos, Su Alteza! dice Anastasia, una de las condesas que nos acompañó a Lucas y a mí.
"Saludos a la Sra. Campbell, Sra. Cooper y Sra. Bennett!" Saludo al trío de condesas que tengo enfrente, y poco después Lucas también las saluda a ellas.
"El heredero del marqués de Lewis me ha propuesto matrimonio", dice Anastasia, mostrando su anillo de amatista brillante, "y obviamente ha venido a acompañarme. ¡Seré marquesa en el futuro y serviré a mi esposo tan bien que nunca dejará de acompañarme a los bailes para faltarme el respeto frente a los nobles!" Sonríe con aire triunfal y jactancioso.
Cuando termina su tontería, las chicas se ríen de mí. Ni siquiera quería comparar, pero son inquietantemente similares a mis antiguos compañeros de trabajo, quienes siempre aparecían para presumir de sus logros y menospreciarme, provocando cada vez más rumores ridículos sobre mí.
Sin embargo, deteniéndome a pensar en la jerarquía de la nobleza, sé que la escala empieza por abajo, con caballeros y damas. Luego tenemos barones, vizcondes, condes, marqueses, duques, príncipes y, por último, el propio rey. Incluso si después del marqués viene el duque, la diferencia de poder, dinero y estatus es tan grande que un duque es tratado como Su Alteza. Es decir, perdónenme chicas, ¡pero yo soy quien tiene más poder aquí!
"¡Realmente es una lástima que estés comprometida con un hombre de tan bajo estatus social! ¡Nunca me imaginaría comprometerme con un marqués! ¿Imagina que voy a vivir en una mansión que no cabe en un tercio de la mía?" Solté una risa sarcástica y bebí un poco del vino que tenía en una copa.
Las chicas se callan avergonzadas y Lucas me mira asustado.
"Creo que ha ido demasiado lejos, Srta. Mortimer", me advierte.
"¡Sí, has ido demasiado lejos!", dice la princesa Clarisse, que caminaba hacia nosotros. "¿Cómo te atreves a insultar a estas dulces chicas por su clase social? ¿Crees que eres más importante que ellos porque tienes más bienes materiales? ¿Desde cuándo el tener es más importante que el ser?"
Felicitaciones, Clarisse, ese fue un gran discurso de una protagonista.
"Solo les estaba advirtiendo sobre lo aterrador que puede ser burlarse de alguien. Por cierto, ¡entrar en medio de un asunto ya iniciado, del cual no tiene conocimiento del asunto, es bastante descortés, Su Alteza!" Le doy a Clarisse una media sonrisa y ella se calla irritada.
La condesa de Bennett ve la situación embarazosa y decide confrontarme:
"Eres tan indecente, Srta. Mortimer. ¡El duque Lancellotti nunca continuará comprometido con una mujer tan indiferente como tú!"
"A veces le gusta una mujer indecente", la miro sugestivamente y todos se asustan.
El príncipe Lucas me mira aterrorizado y veo que he ganado esta discusión.
"¿Qué tipo de mujer me gusta?" esa voz ronroneante cerca de mi oído, de mi cuello. Siento la piel de gallina.
¡Mierda! ¡Yo no creo! ¿Por qué de tantas horas tiene que aparecer este bastardo ahora mismo?
Siento la voz parpadear sobre mis oídos y luego rápidamente me doy la vuelta para confirmar quién sería y allí estaba, ¡el propio Yan!
Llevaba un chaleco negro y una chaqueta de piel de oso, se veía un poco cansado, tenía manchas de sangre en el rostro y su cabello negro estaba desordenado y le caía sobre la frente: ¡un verdadero monstruo!
"Mira... creo que te equivocaste en el momento de la conversación", trato de suavizar las cosas, pero la bendita Clarisse rápidamente abre la boca.
"Perdóneme por ser grosero, duque Lancellotti, pero señorita Mortimer ha estado insultando a las condesas por su clase social mientras se jacta de su compromiso. ¡No estoy de acuerdo con una forma tan grotesca de tratar a un ser humano!"
Yan me mira insatisfecho con esta explicación y suelta una carcajada.
"Suena cierto hasta la parte donde la Sra. presume de nuestro compromiso, ya que ha estado pronunciando palabras horribles en sueños", dice Yan y me estremezco de ira.
Dios mío, estas chicas van a pensar un montón de mierda.
"¿Mientras duermes?" ¿Durmiendo juntos? Anasthasia abre la boca con asombro. "¡Qué mujer tan indecente!"
"¡Duque Lancellotti! La escuálida Catarina Bennet se anima a sí misma a hablar con él. - Extrañar. ¡Mortimer te ha estado calumniando, diciendo que te gustan las mujeres indecentes!"
Yan me mira y se ríe a carcajadas.
"¡Mi pobre señorita, es bastante interesante!" - sarcástico.
"Ahórrame tus cumplidos, mi querido Lancellotti". Sigo bebiendo mi vino, sin prestar atención a la insignificante presencia del hombre.
De repente, la música comenzó a sonar y rápidamente las damas formaron sus parejas para bailar. El príncipe Lucas sale a saludar a los nuevos invitados, dejándome solo con este buitre. Agradezco a las jóvenes que bailan y luego le pregunto:
"¿Podemos?" Lo miro fijamente, arqueando una ceja.
"¡De ninguna manera bailaría contigo!" dice mientras toma una copa.
"¿Y planeas bailar con alguien más?" Pregunto.
"No planeo bailar, pero si voy a devolverte el dinero, la Princesa Clarisse sería una buena opción ya que es más rica". Lo miro con incredulidad.
"¡Eres un verdadero mercenario! Bailaré con el príncipe Lucas, que es más rico", le respondo.
"Puedes irte, pero al final del baile, seré yo a quien volverás".
"¿Qué te hace creer que mis sentimientos son tan leales a ti?" - Me levanto.
"¿Por qué te quedarías con un príncipe que ni siquiera está seguro de que heredará el título de rey, cuando podría perderlo ante su hermano?" - sonrisa de víbora.
Ah sí. ¡Ahora tiene sentido! ¡Se trata de cuánto dinero voy a ganar con eso! Me sobresalto un poco.
"Es lo que quiere tu padre". Se encoge de hombros.
Lo miro y su expresión es un poco sombría.
"¿Por qué no te duchaste antes de correrte?"
¡Que te jodan! ¡No planeo hablar contigo sobre eso! — Yan se aleja y va a reunirse con algunos de sus amigos para hablar.
Cansado de este pozo de aguas residuales, decido pedirle un baile al príncipe, ya que estaba emocionado de bailar a la antigua usanza. Mientras camino hacia él, veo al Rey y la Reina hablando con algunos diplomáticos y los saludo:
“¡Saludos, majestades, rey y reina de Flyanka! ¡Que el sol brille sobre vuestros pies y la gloria sobre vuestras cabezas!" - Digo lo más dulce y alegre que puedo ser en este momento.
El Rey me devuelve el saludo y la Reina decide hablar conmigo.
— Saludos señorita Mortimer. ¡Felicitaciones por ser recién titulada Condesa! Más tarde te enviaré una invitación a una fiesta de té en el palacio real, ¡solo espero doncellas importantes en mi mesa! — me habla esa elegante reina y estoy muy contenta.
Era una reina perfecta: vestía un vestido amarillo anaranjado que daba esa impresión de sol que tenía el reino de Flyanka. Su cabello castaño estaba cuidadosamente recogido en un moño y usaba un maquillaje básico que resaltaba sus hermosos ojos azules. ¡Tenía muchas similitudes con Lucas!
Asiento con la cabeza, estoy de acuerdo con ella, y luego me despido para llegar a Lucas. Lo ubico y luego, poniéndome a su lado, pregunto:
"¿Bailarás conmigo, Su Alteza?"
Tan pronto como se vuelve hacia mí, veo a Clarisse acercándose a nosotros:
“¡Oh, perdóname, príncipe! Vine aquí porque ya no pensaba bailar con esos señores. ¡Ojalá su alteza bailara conmigo esta canción!" - interrumpe.
Clarisse me mira desafiante. La trataban como la luna del Imperio Más Amplio, pero solo podía ver llamas en sus ojos azules. Si ella estaba dispuesta a comenzar el juego, ¡yo también! ¿Quién podrá y tendrá el honor del mérito?
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