Capitulo 10 — Problemas Familiares

¿Por qué hiciste eso? — me grita mi papá cuando llego a la residencia de los Mortimer de madrugada.

"¿De qué estás hablando?" — pregunto.

"¿Dejaste que Duke Lancellotti fuera solo al baile?" — me mira estresado.

"Pero ya llegaba tarde y tú me ordenaste arreglar una escolta" — trato de explicar, ya que estaba fuera de control.

"¿Por qué no sabes cómo ser útil? ¿Cómo dejaste a tu prometido solo y te aventuraste a salir con el príncipe? ¿Te das cuenta de que podría abandonarte?"

"¿Pero qué querías que hiciera? ¡No estoy entendiendo!" — me quejo.

"¡Quería que te callaras! Si no hubieras causado una mala impresión con las hijas de los condes, los rumores sobre ti no se estarían difundiendo."

"¿Rumor? Tengo miedo, no sabía que esas serpientes se habían extendido. ¿Qué tipo de rumores?"

"Sobre qué mujer tan indecente eres." Antes de darme cuenta, mi papá me da una bofetada tan fuerte que mi cuello se tuerce hacia un lado. "¡Imbécil! El Duque nunca se casará contigo, y mucho menos el Príncipe!" Vuelvo a sentir el ardor en la cara por una nueva bofetada que recibo.

"¡Eres un monstruo!" Mis ojos lloran y ya no estoy en mi cordura. "¡Monstruo!" Exclamo y le lanzo la jarra de vidrio que usamos para el té.

"¡Idiota!" Se defiende con el brazo, pero el jarrón golpea el suelo y se rompe, hiriendo sus pies con los fragmentos de vidrio. "¡Si hubiera nacido como un hombre nunca pasaría por tales humillaciones!"

Mi padre toma una espada de madera que estaba sobre la mesa y me apunta. En ese momento grito, no quería volver a lastimarme y debería pensar en protegerme.

"¡Tengo que protegerme! ¡Tengo que protegerme! ¡Tengo que protegerme!" Cerré los ojos ante esa declaración, pero no podía moverme del lugar. Estaba demasiado asustado y me temblaban demasiado las piernas para ponerme de pie. Me agacho rápidamente y me cubro la cara para tratar de protegerme.

De repente, cuando me doy cuenta, Jesper había tomado la mano de mi papá.

"Ya llega", dijo el caballero de cabello dorado.

"¿Qué estás haciendo, Jesper?" pregunta mi padre con una cara seria. "¿No ves que estás asustando a la chica? ¡Es solo un chico de 17 años!" En este momento, mi padre me mira y parece estar asustado por su comportamiento. Estaba tirado en el suelo aterrorizado y no podía apartar los ojos de la espada que sostenía.

"¡Vete de aquí!" ordena mi padre.

Jesper me toma en sus brazos y me lleva a mi habitación. Me sienta en mi cama y levanta mi vestido, mostrando mis espinillas. Me sobresalto y rápidamente encojo mis piernas.

"¡Ey! ¿Qué estás haciendo?" pregunto.

"¡Mi señora, por favor coopere!" toma algodones y gasas y vuelve a levantarme el vestido. Cuando miro mi espinilla, estaba toda arañada y sangrando por fuera. Los fragmentos de vidrio se habían hundido en mi piel cuando me acosté en el suelo para protegerme de mi padre. Jesper recoge con cuidado los fragmentos y limpia las heridas que se habían formado. Lo miro y estaba muy serio, no parecía mala persona.

"La vida es muy injusta con algunos", comenta ese señor de los ojos color avellana. "Lo siento, ¡has visto lo peor de esta casa hoy!" digo avergonzada. "¡Ojalá hubiera nacido duque para no dejar que mi señora pasara por eso!" dice mientras venda mi pierna. Sus repentinas palabras de consuelo me extasiaron, me hicieron probar que el hombre era un verdadero caballero.

"Yo... ¡Odio a esta familia!" Empiezo a llorar, dejando salir toda mi angustia reprimida. Jesper agarra un pañuelo para tratar de calmarme, pero me levanto y lo abrazo fuerte. Quería buscar consuelo en alguna parte y olvido por completo las actitudes de una dama noble.

"¿Mi señorita?" Jesper me pregunta sin saber qué hacer.

"¡Tengo miedo, Jesper! ¡Tengo miedo!" Me ahogo con mis propios gritos y palabras.

"Pero deberías dormir y descansar, esta semana tu prometido debería venir a visitarte", trata de consolarme Jesper.

"No consigo..."

"Me pararé frente a tu puerta y evitaré que cualquiera entre, ¿de acuerdo?"

Pero...

"¿Por qué no practicamos esgrima mañana?" Sé que no es apropiado para doncellas, pero piensa que podrás defenderte cuando surja alguna situación peligrosa. ¡Además, sé que eres una chica muy fuerte! Jesper me sonríe y sale de la habitación, luego grita desde afuera. "¡Estoy aquí mirando!"

Me siento más segura y emocionada, así que me acuesto en la cama y duermo. Duermo un sueño tan profundo que cuando despierto el sol ya estaba en su punto más alto. Me levanto a toda prisa sabiendo que sería la hora de comer y luego me dispongo a bajar.

Cuando abro la puerta, encuentro a Jesper de pie mirando mi habitación. Lo miro bien y veo las marcas de círculos oscuros debajo de mis ojos de alguien que no ha dormido en todo un día y me siento culpable por haber dormido tanto tiempo.

"¡Jesper, lo siento, me desperté ahora!" - digo asustada.

"¡Buenos días mi dama! ¿Dormiste bien?" - me responde con una sonrisa en el rostro, incluso su rostro mostrando cansancio.

Bajo mi rostro con culpa. ¡Necesito ser más fuerte! Así no podré ser nadie en esta historia y, al final, encontraré la muerte antes de lo que pienso.

Decido dedicarme a las habilidades que me faltan para conquistar a la gente, empezando por la esgrima. Así que por las mañanas salía corriendo al jardín a entrenar con Jesper mientras pasaba una semana sin ver a mi papá.

Practicaba mi esgrima por las mañanas y por las tardes tocaba algunos sonetos en las teclas del piano. Jesper se quedó a mi lado y me sentí más confiada.

— ¡Mi jovencita tiene un talento natural para las canciones! - Jesper me sonríe.

Me alegra escuchar los elogios, pero la verdad es que, en mi vida pasada, me encantaba tocar el teclado cuando me sentía sola.

"¡Gracias Jesper!" - Yo también le sonrío.

Tal vez estoy perturbando algo - Me giro para ver de quién era la voz, y venía de la puerta de la habitación. Cuando veo quién es, me asusto.

— ¿Yan? ¿Qué haces aquí? - Pregunto.

"¡Vine a decirte que la reina te espera!" - dice, inexpresivo.

"¡Pero ella no me envió una invitación!" - replicó con extrañeza.

"¡Solo prepárate y ven!" me amenaza, y Jesper levanta su espada. "¡No trates de mirarme, caballero de mierda!" — Yan también saca su espada, revelando una gran hoja metálica negra, rodeada por un enorme dragón desenvainado.

"¡Eso es lo que veremos, hombre demonio!" - dice Jesper saliendo hacia Yan.

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