Capítulo 8

VERONICA

Mi plan para reconquistar a Valerio esta yendo muy pero muy mal, para empezar casi no lo he podido ver, y cada vez que lo hacia este me ignoraba, algo que me esperaba, pero esperarlo no es lo mismo que vivirlo, y es realmente muy horrible, pero no me pienso rendir, Valerio Ritter será mi esposo eso es seguro, sino me dejo de llamar Verónica Volana.

Estoy en mi casa mientras bordo un pañuelo con lirios, esta era la flor favorita de la madre de Valerio, dato dado por mi padre quien también me está ayudando, al final le conté todo y el como el padre tan bueno que es se ofreció a ayudarme, pienso darle el pañuelo como regalo para que cuando lo vea piense en mí.

Ya casi he terminado cuando alguien toca mi puerta

- Adelante

- Señorita la princesa Leila está aquí, vino a verla – me dice una de las trabajadoras del ducado

- ¿Leila?, voy en un momento – le digo

Bajo rápidamente a ver qué es lo que quiere, pero nada más verla sé que algo anda mal, sus ojos la delatan

- Leila, ¿Qué pasa? – le pregunto con un poco de miedo, por su cara sé que lo que me va a decir no me va a gustar nada

- Valerio se fue – me dice mientras me extiende una carta

- ¿Qué? – rápidamente le quito la carta para leerla

Querida amiga

Lamento despedirme solo por esta carta, pero sé que debe ser así, de decírtelo en persona seguramente hubieras intentado disuadirme para que no me fuera. Estoy seguro de que la señorita Verónica te puso al tanto de la naturaleza de nuestra relación, si es que podemos llamarla así, esa es una de las otras razones por la que no te dije que me iba, seguramente tú se le hubieras dicho a la señorita Verónica y en estos momentos no tengo el valor para enfrentarla.

Me voy a la frontera este, como ya sabrás un gran grupo de bandidos han estado atacando los pueblos cercanos así como a los viajeros y comerciantes, se supone que el gran general haría, pero tu hermano prohibió que yo entrara al torneo debido que no tengo tantos méritos, es por eso que él me encargo esta misión, ya que así no tendrán excusas para no dejarme participar, te prometo regresar lo más pronto posible.

Tu mejor amigo Valerio

- Se fue – dije en un susurro, no me doy cuenta que estoy llorando hasta que Leila se acerca a consolarme

- Lo siento amiga – me dice

- ¿Cuándo se fue? – le pregunto, si no fue hace mucho aun puedo alcanzarlo

- No lo sé – me dice mi amiga

- Bueno, alguien debe saberlo - le digo mientras empiezo a vagar por la habitación

- Tal vez su abuelo lo sepa

Cuando mi amiga menciona al abuelo de Valerio sé que tiene razón, Valerio siempre fue muy unido a su abuelo si alguien sabe algo es él, así que sin tiempo que perder salgo de la casa a toda prisa, tomo un caballo y parto rumbo al Baronesado Ritter.

Al llegar me recibe el mayordomo de la familia quien inmediatamente me pregunta que hago allí

- Quiero habar con el Barón – le digo

El hombre no tiene tiempo de contestarme cuando el Barón aparece.

- ¿de qué quieres hablar conmigo jovencita? – me dice, y por su cara estoy segura que Valerio le conto lo que paso en mi casa, ya que no se ve muy contento de verme

- Necesito saber cuándo fue que partió su nieto – le digo

- Y ¿para que necesitas esa información? – me pregunto

- Necesito hablar con él – le digo, estoy realmente impaciente que cada minuto que paso aquí es un minuto en el que Valerio se aleja más de mi

- Adelante pasa, no creo que quieras hablar en la puerta – me dice

Estoy a punto de decirle que no me molesta, pero no tengo tiempo ya que él se da la vuelta y no me queda otra opción más que seguirlo.

- Bueno jovencita, creo que aquí podremos hablar con más libertad – me dice cuando llegamos al que parece su estudio

- No deseo quitarle más tiempo del necesario, así que si puede contestar mi pregunta se lo agradecería – le digo, ya que tengo prisa

- Creo saber qué haces aquí, pero quiero oírlo de ti, y si lo que me dices me convence tal vez conteste tu pregunta – me dice

No doy crédito a lo que estoy oyendo, que acaso dijo lo dijo, quien se cree que es para hablarme así.

- Con todo respeto señor, no tengo por qué decirle nada – le digo a la defensiva

- Ni yo tampoco jovencita, menos aún a una chiquilla que se atrevió a lastimar a mi nieto, pero aun así te deje entrar a mi casa cuando lo que tuve que hacer fue prohibirte la entrada, pero ya que no quieres hablar, la puerta está allí, ya conoces el camino – me dijo y yo solo bajo la mirada, él tiene razón

Respiro hondo, sé que debo pensar muy bien lo que voy a decir a continuación, este hombre frente a mi es la única familia que le queda a Valerio y sé que él toma muy en cuenta la opinión de su abuelo, por lo que sería una estupidez de mi parte enemistarme con él, mi cerebro trabaja a mil por hora pensado en que debo hacer a continuación, y de repente la respuesta llega a mí, ya se qué debo hacer.

- Vengo a pedirle su permiso para cotejar a su nieto – le digo muy segura de mi misma.

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