Capítulo 2

VALERIO

Voy rumbo al palacio junto con mi madre y mi padre, pocas veces son las que papá nos acompaña, comúnmente está muy ocupado con las cosas de Baronesado, pero esta ocasión suele ser la excepción, hace ya una semana fue el cumpleaños número 7 de la princesa por lo que se hizo una gran fiesta en todo el reino.

Pero mi familia suele ir a verla después de la celebración para desearle un feliz cumpleaños y darle un regalo, esto lo hacemos a petición de la Reina Cara, ya que los banquetes y fiestas que suelen organizarse, no son para nada la celebración que Leila quiere, y cuando de lo hizo saber a su madre esta hizo lo posible por buscar algo que si le gustara a su hija y así nació esta tradición, a veces Verónica y su familia también se unen ya que éramos los único amigos de Leila, pero esta vez para mi fortuna no habían podido asistir.

- Llegaron – oímos decir a Leila mientras corre a darme un abrazo

- Feliz cumpleaños su majestad – le digo con una muy exagerada reverencia cundo nos separamos, y le extiendo una caja con su regalo

- Gracias Valerio, me encanta – me dice mientras abre la caja

Veo que sus ojos se ilumina al abrirla y sé que le he acertado con el regalo, le regale una pequeña espada, era mía cuando empecé a entrenar a su edad y sé que es hora que ella la tenga, aunque claro la mande a arreglar para que se ajuste mas a los gusto de mi amiga, muy emocionada Leila le va a enseñar la espada a su madre mientras sonríe.

La celebración paso sin muchos inconvenientes y los tres volvimos a casa, estábamos de camino cuando unos bandidos salieron de entre los árboles, eran demasiadas y no sabíamos que hacían tan cerca del palacio.

Era obvio que nos superaban en número tres a uno, y es que mi familia no suele salir con muchos guardias, ya que al ser de un rango tan bajo no solemos ser blanco de ataques y además el camino al palacio es el más seguro, o eso era lo que creíamos, mi papá salió a pelear y nos ordenó a mi y a mi madre quedarnos en el carruaje.

- Padre, he entrenado mucho yo también peleare – le dije a mi padre

- No mi niño, necesito que protejas a tu madre – me dijo antes de salir

La pelea continuo oímos gritos y el choque de las espadas, cuando de pronto solo hubo silencio, en eso un hombre abrió el carruaje y nos sacó a mi madre de allí a rastras.

- Mi amor – grito mi madre al ver el cuerpo de mi padre tirado en el suelo y cuando quiso correr a él uno de los hombres la tomo del cabellos haciéndola caer

- Eres una mujer muy hermosa, tal vez deberíamos divertirnos contigo antes de matarte –dijo aquel horrible hombre

- Aléjate de mi madre – le grite mientras tomaba una de las espadas de los guardias y atacaba a ese horrible hombre

Cabe resaltar que no logre mucho, con solo 11 años no tenía la fuerza ni la habilidad para enfrentarme a un hombre adulto, este soltó a mi madre y me ataco, y cuando estaba a punto de matarme mi madre se interpuso muriendo en mi lugar. De repente se oyeron los cascos de muchos caballos.

- Es la guardia imperial, hay que irnos – dijo uno de los bandidos y todos huyeron de allí

No recuerdo mucho de lo que paso después de eso ya que perdí el conocimiento debido a las heridas y los días siguientes fueron un borrón en mi mente, por lo que me dijo mi abuelo, Leila había oído de uno de uno de los guardias del palacio que había un grupo de bandidos cerca del palacio y se estaban preparando para ir a buscarlos, al oír esto fue corriendo a ver a su madre quien fue quien ordenó que salieran lo más pronto posible.

Sé que estuve muy grave, lo que causo que durmiera por casi un semana, cuando me levante mis padres ya habían sido enterrados y no había podido despedirme de ellos, peor lo que más me dolía era que no había podido cumplir la última voluntad de su padre, no había protegido a mi madre.

Fue en ese momento que lo supe, si no había podido proteger a mi familia protegería a las personas para que no sufrieran lo que mi familia sufrió.

Tres meses fue lo que me tomo recuperarme por completo, durante ese tiempo Leila había ido a verme al menos unas 4 veces, no sonara mucho, pero como princesa heredera ella tiene muchos deberes que realizar, por lo que agradecía que se hiciera un espacio para venir a verme.

Cuando estuve recuperado por competo decidí hablar con mi abuelo sobre lo que quiero hacer de ahora en adelante, sabía que él me apoyaría.

- ¿Así que quieres convertirte en el gran general del reino de Luna? – me dijo mi abuelo cuando le expuse lo que deseaba

- Si así es – le dije muy seguro de mismo

Eres igual a tu padre, cuando algo se le mete a la cabeza nadie puede hacerlo cambiar de opinión, cuando conoció a tu madre yo le dije que se alejara de ella que solo iba a traerle problemas, pero no me escucho, y no sabes cuánto me alegro de que no me haya hecho caso, porque si no tu ni estarías aquí, convertirte en el gran general no será fácil, solo los nobles de más alto rango aspiran a ese cargo y sus hijos se entrenan en el círculo del actual gran general y no es fácil llegar a él – me dijo y yo me derrumbe un poco, como hijo de un Barón yo no podía aspirar e ese puesto – pero si algo sé es que ese puesto se gana, no se regala, y sé que tienes lo necesario para lograrlo – me dio ánimos y por su mirada supe que creía en mí, y eso era todo lo que necesitaba

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