Capítulo 11

VALERIO

Que correspondiera mus sentimientos era lo último que hubiera imaginado, cuando mi abuelo me dijo que fuera a ver a Verónica creí que tal vez fuera para limar asperezas y quedar como conocidos, ya que con mis sentimientos hacia ella nunca podría ser su amigo, pero eso no paso.

Con mucho cuidado acaricio los cabellos de la mujer que amo, aún está dormida y la verdad no quiero despertarla, ayer decidí quedarme con ella, sé que está mal, pero no importa, hablare con su padre lo más pronto posible y nos casaremos, así ya no tendré que separarme de ella jamás.

- Buenos días – oigo que dice mi amorcito - ¿llevas mucho tiempo despierto? – me pregunta después de un rato

Sin poder evitarlo le doy un beso, que si bien pretendía ser dulce e inocente, lentamente sube de intensidad y solo nos separamos debido a la falta de aire.

- Buenos días preciosa, no, me acabo de despertar y no sabes que despertar más hermoso – le digo para besarla nuevamente

Como no podemos estar en cama todo el día, por más que quisiéramos, decidimos salir a pasear por la cuidad, debido a mi excelente trabajo en la frontera tengo unos días libres, días que aprovechare al máximo junto a mi amada.

Verónica y yo ya lo hablamos y mañana partiremos rumbo a las tierras pertenecientes al ducado Volana para así hablar con los padres de Verónica para casarnos lo más pronto posible, y esta tarde iremos a ver a mi abuelo para contarle la buena nueva.

VERONICA

No podría ser más feliz, Valerio y yo al fin estamos juntos, muy pronto iremos a ver a mis padres para contarles lo nuestro, solo espero que mi madre no haga una escena.

Durante nuestro paseo nos encontramos a Leila quien se alegró mucho por nosotros y nos deseó buena suerte, pero claro también se enojó por que no fuimos a decirle que ya habíamos arreglado las cosas y más aun con Valerio por no decirle que ya había regresado, pero cuando les explicamos las cosas nos perdonó, aunque estoy casi segura que nunca estuvo enojada.

Ya avanzada la tarde decidimos que era el momento de ir a ver al abuelo de Valerio, y yo la verdad estaba de lo más nerviosa, la última vez que estuve aquí, literalmente hablando, llene de lágrimas y de otras secreciones no tan agradables al Barón Ritter, no creo que este impaciente de verme.

Llegamos al Baronesado y rápidamente los guardias nos dejan pasar, al llegar a la mansión el mayordomo nos recibe y nos guía hasta una pequeña sala donde se encuentra el abuelo de Valerio

- Veo que al fin se arreglaron, no sabes cómo me alegro – nos dijo al vernos entrar de la mano – bienvenida a la familia – me dijo mientras se levantaba y me da un varazo que me toma por sorpresa

Ese hombre era increíble, no me sorprende que Valerio sea tan bueno y noble si su ejemplo es este hombre, a pesar de mis errores el me acepto.

- Gracias – le digo mientras le devuelvo el abrazo.

Estoy de los nervios, la velada con el abuelo de Valerio fue increíble, y una parte de mi espera que mis padres acepten nuestra relación tan bien como la acepto el Barón Ritter, sé que mi padre se alegrara, pero mi madre es otra historia, pero nada de lo que haga o diga podrá interponerse en esto que sentimos, ya lo hizo una vez y no pienso permitirle que lo haga de nuevo.

Nos lleva tres días llagar al ducado y fueron tres maravillosos días en donde Valerio y yo le dimos rienda suelta a nuestro amor, cada lugar, por más común que pareciera se volvió especial para nosotros y el tiempo paso más rápido de lo que hubiera querido.

Al llegar nos dejaron entrar inmediatamente y allí en la puerta estaban mis padres esperándonos, al bajar pude ver como los ojos de mi madre se oscurecieron en cuanto vio a Valerio bajar del carruaje detrás de mí, esto no iba a terminar bien.

- ¿Qué hace este hombre en mi casa?, guardias sáquelo de aquí – dice mi madre mientras les hace un gesto con la mano a los guardias para que hagan lo que dice

- Nadie haga nada, Valerio es nuestro invitado – dice mi padre, a lo que mi madre lo mira furiosa – adelante hay que entrar, deben de estar agotados por el viaje – nos dice mi padre los tres entramos a la casa, dejando a mi madre en la entrada muy enojada

Un grupo de sirvientes nos ayudan a mí y a Valerio a desempacar, lamentablemente no podremos dormir juntos, pero una vez volvamos a la capital ya nunca nos separaremos.

Decidimos pasear por lo jardines un rato, yo le muestro mis lugares favoritos y el me hace uno que otro comentario sobre estos, comentarios que en su mayoría me hacen reír, después de un rato una de las jóvenes que trabajan en la casa nos anuncian que la comida ya está servida y que debemos acudir.

Al llegar al comedor me llevo la desagradable sorpresa de que Eliel está aquí, y no es que tenga nada contra él, es más me parece un hombre de lo más agradable, el problema es que mi madre siempre me quiso emparejar con él, para ella no hay mejor candidato que Eliel para ser mi pareja y sé que mi madre lo trajo para intentar separarnos a Valerio y a mí.

Inmediatamente me pongo nerviosa ya que no quiero que Valerio malinterprete la relación que tengo con Eliel, y seguramente con los comentarios fuera de lugar de mi madre eso podría pasar, para mi Eliel es solo un amigo, pero nada más, pero seguramente mi madre lo hará ver como algo más.

Entonces algo muy raro paso al vernos Eliel se levantó y Valerio se acercó al él, en este punto pensaba lo peor, pero afortunadamente me estaba preocupando por nada.

- Eliel, amigo – le dijo Valerio mientras ambos se fundían en un abrazo

- Valerio, hace mucho que no te veía – le dice Eliel quien corresponde su abrazo ante la mirada más que enojada de mi madre

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