Parte 19

Laia 

El domingo, solo había sido dormir, dormir a gusto, había cocinado en la mañana, y en la tarde para almorzar habíamos pedido comida, porque queríamos descansar el resto del día, ya el lunes Pol iría a trabajar, para comenzar una semana muy movida. 

—¿Vas a pedir sushi? —Le pregunto cuando lo veo concentrado en el celular. 

—Sí, aunque mamá me dijo que mañana te acompañaría hacer el mercado para que no pidamos tanto. 

—Sí, así aprenderé a cocinar, aunque tú no almuerzas ni comes en casa, ¿cierto?

—Es verdad —Se ríe —Pero, haré lo posible para cenar aquí.

—No te preocupes —Le doy un beso en la mejilla —Mientras yo me pueda hacer lo que quiera, estoy feliz.

Así es como comenzó un día nuevo en España, era lindo, pero hacía un calor de mierda que era mucho peor que en mi país, estaba sudando como cerdo. 

—Que te vaya bien —A las 8 estaba saliendo para ir a la agencia, le había dado un desayuno sencillo con lo que había en la nevera, ya hoy en la tarde doña María vendría para enseñarme un poco de las tiendas y eso. 

Mientras la esperaba empecé a limpiar el apartamento con música, cantando y bailando cada que podía. 

—Pa'tipos como tú —Es lo último que canto cuando siento el timbre del apartamento, pauso la música y me fijo de quien para abrir —Buenas tardes, doña María. 

—Ya te he dicho que soy María —Me regaña ella dándome un beso en la mejilla y entra a la casa —¿Estabas limpiando? El aire se siente diferente. 

—Sí, señora, estaba aprovechando, puse a lavar la ropa y las sábanas. 

—¿Te sientes diferente?

—Es raro, tuve que buscar en YouTube como funcionaba la lavadora, pero lo consigue. 

—Me alegro —Me sonríe —Te traje otro vestido —Saca una bolsa —Es sencillo, pero es apenas para salir a comprar las cosas, aunque también traje unos tenis que combinan con el vestido, mi hijo me dijo que casi no utilizas sandalias. 

—No me gustan —Veo que saca una caja de zapatos, decían la marca y me sorprendí, no debió costar barato y cuando los vi me di cuenta de que estaba confirmado, no había costado poquito.

María me dio los zapatos y los miré con asombro, eran hermosos y parecían de muy buena calidad.

—María, no debería haber gastado tanto dinero en mí.

—No es nada, querida —Me sonríe con ternura —Eres parte de la familia ahora, y quiero que te sientas cómoda y bienvenida aquí.

Me sentí un poco avergonzada, no estaba acostumbrada a que la gente fuera tan generosa conmigo. Pero al mismo tiempo, sentí una gran gratitud hacia María y su familia por todo lo que estaban haciendo por mí.

—Gracias, María —Le di un abrazo y ella me devolvió el gesto con cariño.

Después de vestirme con el nuevo vestido y los zapatos, María y yo salimos a la calle para hacer algunas compras. Era un día soleado y caluroso, pero al llegar al supermercado me di cuenta de que era otro nivel, nada del tercer mundo.

—¿Qué necesitas para la despensa? —Me fijo en lo que sería la carne, sabía que a Pol le gustaba, pero no para él, era para mí, entonces podía comprar lo que quisiera. 

Sin pensarlo dos veces lo hago, agarro lo que hubiera comprado en mi país, aunque era un poco más costoso aquí, pero me daba igual, lo importante era comprar lo necesario para al menos quince días. 

—No estoy segura si comprar eso —Señalo el yogur, María se acerca y ladea la cabeza. 

—Sí, eso te gusta, deberías comprarlo, ¿no crees? —Asiento y agarro para desayunar uno que otro día con cereal. 

No estaba segura de cuánto tiempo se había ido, pero mi panza estaba sonando por las ganas de comer, María al notar que estaba bajando el ritmo, me lleva a la cafetería del supermercado y me pregunta que quiero de comer. 

—En la casa podemos comer, mejor terminamos las compras. 

—No te preocupes, prefiero que comas aquí y solo tengas que poner todo donde corresponde —Suspiro y asiento, así es como termino almorzando con ella, un pollo que estaba delicioso. 

Cuando ya íbamos a pagar, llamé a Pol para que me dijera como era, se comunicó con el cajero y luego volvió a mí. 

—Te indicaré los números, ¿de acuerdo? —Me empieza a dictar unos números y yo voy tecleando donde el señor me dejo para hacerlo, al terminar el señor me da la factura y agradezco al español —Mañana vienes conmigo a la oficina, en la hora del almuerzo saldremos para que consigas el número español y comprar unas cosas adicionales. 

—Está bien —Cuelgo y organizamos las compras para ir al auto, un auto que María había traído desde el inicio. 

Al llegar a la casa, vamos ubicando todo con cuidado, cuando terminamos de poner todas las bolsas en la casa, las voy abriendo una por una, eso me trae recuerdos cuando estaba con mis padres y hacíamos todo esto, esta vez, yo lo estaba haciendo con mi suegra. 

—¿Cómo te sentiste ayer?

—Bien, no hubo mucho cambio —Al medio día antes de ver una película con Pol, me puse hablar con Nicole y los chicos por videollamada, ya Caled se había ubicado en el apartamento, aunque le faltan unas cosas, no era demasiado. 

—¿Y qué te gustaría conocer de España?

—Los museos, conocer un poco de su cultura, eso me encantaría —Le digo de forma sincera, mientras pongo todo en la mesa, para irlo ubicando donde creía que estaría bien. 

—Si quieres salir me puedes decir, ahora tengo mucho tiempo libre y  no me enojaría ser tu guía. 

—¿no le disgusta?

—¿Qué cosa?

—Que sea menor, extranjera y sea en ocasiones tan directa. 

—Para nada, no eres mala chica. Que seas joven no quiere decir que seas estúpida, al contrario, eres bastante ágil y cuando escuchas a mi hijo hablar de su trabajo, te emocionas —me da una cálida sonrisa—. Lo de ser directa no veo que sea un problema, y menos con mi hermana y su hija, que se lo estaban ganando —ella se empieza a reír—. Fue la primera vez que vi cómo mi hijo quería explotar de la rabia. Él es alguien muy paciente y tranquilo, sin embargo, en ese momento sentía que iba a reaccionar enojado.

 —¿Por qué?

—Es como su padre, muy relajados, pero la forma en que estaba mirando a su tía, supe que si no paraba la situación, él lo haría y no de forma tranquila. 

—Bueno, nos falta mucho para conocernos. 

—Claro, es normal —respondí mientras seguimos arreglando la alacena, notando que era bastante grande para alguien que no comía en casa. De repente, la mamá comenzó a contarme sobre la primera vez que su hijo se independizó a los 20 años, cuando estaba ganando dinero con un trabajo en línea. Aunque no entendía bien de qué se trataba, era evidente que le estaba yendo muy bien. Luego, decidió abrir su propia agencia de publicidad con su amigo David cuando el trabajo en línea dejó de ser rentable.

—¿Valió la pena todo eso?

—Para él, sí —Las cuatro de la tarde llegaron arreglando toda la cocina, la mamá que tenía que hacer otra salida se tuvo que ir, sin embargo, me dijo que mañana saldríamos a comprar más ropa, porque esta época era muy diferente a lo que creía, sin poder quejarme accedí a la invitación. 

Me quedé viendo recetas en internet, estaba curiosa de como me saldría, tampoco esperaba que Pol llegará temprano a la casa, había visto la historia que puso de la comida que no me gustaba, me parecía tan extraña, lo único que si me atraía bastante era la carne, por eso decidí improvisar una receta que vi por ahí. 

Casi una hora después había conseguido algo medianamente decente, sin esperar mucho lo pobre y me sentí orgullosa de que había salido tal cual esperaba, mientras comía me puse a ver TikTok, sin darme cuenta había consumido casi media hora de ese contenido, solo tocaba lavar los platos y descansar. 

Cuando finalizo todo ya serían las siete de la noche, estaba un poco cansada, el tiempo estaba pasando un poco lento, prendó la laptop para buscar lugares que vendieran hilo de crochet, bueno, bonito y barato, porque no estaba dispuesta a dar 20 euros por unos hilos que no tuvieran la calidad que yo quería. 

—Buenas noches —Escucho la voz de Pol, me levanto de la cama para ir a la entrada y darle un abrazo de bienvenida —¿Siempre me vas a recibir?

—Sí, ¿no es normal?

—No siempre, pero me gusta —Me da un beso y le doy una gran sonrisa para volver a la habitación. 

—¿Ya cenaste? 

—Sí. 

—Mejor, no tendré que cocinar nada —Digo riendo y él suspira negando con la cabeza —Hoy compré varias cosas, aunque no creo que sea de tu agrado, busqué más para mi gusto. 

—Esa era la idea, yo no soy el que permanece casi 12 horas en casa. 

—Eso si me parece injusto, mañana saldré con tu mamá a comprar ropa —La cara de Pol, me hace asustar —¿Qué pasó?

—Mi mamá es la persona más cansona referente a eso, ¿sabes a qué hora saldrán?

—No estoy segura, tal vez en la tarde. 

—Entonces, aplacemos nuestra salida, cuando termines de comprar la ropa, vas a la agencia y de ahí salimos a comprar lo que te digo que debemos comprar —Asiento.

Al otro día, a las 10 de la mañana, la mamá de Pol pasa por mí, muchas tiendas, demasiadas diría yo, solo en dos me dejo comprar lo que me había probado, incluso me compró para cuando no estuviera embarazada. 

—Después de dar a luz, debemos comprar ropa que te luzca, muerta, pero no sencilla —Me reí ante ese dicho, pero asentí —Mi hijo dijo que la ropa interior también, me habló un poco de tu gusto, entonces elegí esta tienda —¿Pol cómo hablaba de eso con su mamá? 

Había salido con más de diez de bolsas, todas estaban en el carro, estaba cansada. 

—Señora María, ¿no cree qué es demasiado?

—Aunque falta para el invierno, pero eso será en su momento, creo el invierno llegará cuando tengas alrededor de seis a ocho meses, entonces debemos esperar que tanto van a crecer mis nietos —Hablaba sola y luego me mira —Ya dije que quites el señora, somos familia, querida. 

—El fin de semana saldré con los amigos de su hijo, no estoy segura a dónde vamos a ir. 

—¿Irán con Anya?

—Sí, y otros amigos. 

—¿En serio? Te aseguro que te vas a llevar de maravillosa con ellos —Me empiezo a reír un poco nerviosa. 

Al finalizar las compras y con una malteada en mano llegamos a la agencia de Pol, era grande y bonita, bastante elegante. 

—¿Solo entro? 

—Sí, dices que eres conocida, novia, o como lo quieras llamar, de mi preferencia esposa —Me dice la madre como si nada —Yo llevaré las bolsas al apartamento, Pol me dejo las llaves —Asiento —Como no mantiene tanto en caso, prefiere que cualquier emergencia yo tenga las llaves.

—Muchas gracias, María —Ella me da un abrazo como despedida. 

—Siempre estaré pendiente. 

Salgo del auto, para acercarme a la recepción, una chica bastante joven estaba atendiendo. 

—Buenas, es para hablar con Pol —Ella me mira de arriba abajo, tenía un vestido parecido a la reunión con la familia del español, pero este era azul pastel. 

—¿Quién lo busca?

—Ahm, Laia.

—Apellido. 

—¡Laia! —Escucho mi nombre y me sobresalto para buscar algún conocido, solo me encuentro otro hombre con barba, era un poco parecido a Pol, pero no tanto, ¿quién era? —Oh, no me conoces, soy David, socio y amigo de él —Abro mis ojos sorprendida, ¿todos los españoles eran parecidos? 

—Un placer —Sonrió y el se queda unos segundos en silencio, para luego sacudir levemente su cabeza. 

—Te había visto por fotos, pero verte en persona es otro nivel —Ríe para cogerme de la cintura e ir llevandome por donde había entrado —Natalie, es la mujer de Pol, la próxima la dejas pasar como si nada —La mujer se pone pálida y asiente mientras escucho su "Lo siento" 

—¿Laía? —Esa voz si la reconocía, me encuentro con Pol, voy rápido hacia él para darle una sonrisa, él me responde la misma forma y me da un beso en la frente. 

—Quien pensaría que ese frío Pol estaría con una sonrisa —Escucho la voz de David —Anya se volverá como loca cuando lo vea —Tenía razón, siempre era razón de burlas entre ellos. 

—No digas nada, David, que tu eres peor —Ambos se empiezan a reír, y veo varias personas en el espacio —Todos son trabajores, algunos son de Marketing, diseñadores y eso —Asiento, había entendido todo, se veía espectacular la agencia. 

—¿Si entiendes todo eso?

—Sí, ella estaba estudiando publicidad antes de todo esto —La cara de sorpresa de David se hace notar rápidamente. 

—Que talento.

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Comments

Griss Romero

Griss Romero

Bueno por lo menos los amigos de Pol la aceptan de mil amores 💖🌺💖

2024-08-27

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