El Día Que Me Reencarne Como Una Pequeña Elfa.

CAPÍTULO 7: El GUIVERNO DE HIERRO.

La heroína María pasó varios días mostrando un comportamiento de hermana mayor. El mismo día que habíamos salido de la ciudad, ella compró otros trajes para que me los probará en otra ocasión pero lo que me sorprendió fue que ella podía usar una habilidad llamada Dimensional Box podia guardar lo que quisiera usado ese poder. la montaña de hierro estaba a tan solo dos kilómetros de camino pero antes de llegar habían varias campos de trigo y girasoles.

—Wow ese color amarillo de los campos es hermoso — dije.

—Jejeje sigamos —

Seguíamos en una pequeña carreta que María había rentado en un pueblo cercano a esos campos y más adelante pude ver la montaña de hierro en todo su esplendor. Era parecida al monte Everest pero no tenía nieve en la cima y se veía un pequeño bosque en su base.

— Oye María una pregunta ¿Por qué le llaman la montaña de hierro? —

—Le dicen así por la mina de hierro. Es el mineral más extraído de ese lugar, una parte de esa montaña está protegida por un guiverno —

—Wow ¿un dragón de dos patas? — dije muy emocionada.

En mi vida anterior no se verían esas cosas porque solo sería un ser ficticio pero la emoción me invadió y quise llegar a esa montaña lo más rápido posible. Avanzamos un kilómetro y la montaña estaba más cerca, habiamos llegado a otra aldea pero las casas tenían su techo hecho con hierro como si fueran las casas de mi mundo.

Los habitantes de esa aldea saludaban con agrado a la heroína pues ella era muy conocida en ese mundo.

—OOH es María la guerrera que derrotó al rey demonio — dijo un anciano.

—¡Espera! Tu fuiste quien derrotó al rey demonio de este mundo — dije muy sorprendida.

—¿eh? ¿Pensé que ya lo sabias? — respondió María.

—Oye ¿de casualidad tu no vienes de un mundo diferente a este? —

—Jajaja no yo nací aquí... estas preguntando por los reencarnados ¿Verdad? —

—Jejeje no, no. deja eso así — me puse un poco nerviosa porque ella podría saber que en realidad soy un hombre de 25 años en el cuerpo de una niña elfa.

De repente llegamos a una pequeña taberna para descansar un poco, entramos a ese lugar y todas las personas adentro de el me miraron muy asombrados por ver a una niña elfa entrar a un lugar como ese. Habían varias mujeres con vestidos muy escotados y llevaban bandejas con jarrones de cerveza en sus manos y María se acercó dónde estaba el cantinero.

—Maria la heroína ¿Que haces por estos lugares? — dijo el cantinero.

—Solo estoy de vacaciones —

— ¿Y tus compañeros, los parásitos que pasaban detrás de ti sin hacer nada? —

—Oye... Ellos son mis amigos —

—Solo decía —

—Se fueron hacia el sur —

—Okey... ¿Que te sirvo? —

—Dame una de tus cervezas —

El cantinero le sirvió un jarron de cerveza que muchos sorprendieron al ver su tamaño.

—Ey ¿segura que no vas a emborracharte con eso? — le dije.

—Estoy bien —

Estaba al lado de ella mientras las personas seguían mirándome hasta que una camarera se me acercó sin darme cuenta.

—Oye niña no puedes estar en este lugar de personas adultas —

María se tomó en jarron de un sorbo y después miró hacia dónde estaba al verme muy nerviosa por las preguntas que me hacía la camarera.

—¿Y esa niña, es familiar tuyo o que? — dijo el cantinero.

—No, solo es mi nueva compañera —

María pidió otro jarron de cerveza y ya presentía lo que sucedería despues. había llegado la noche y María ya estaba muy ebria se había tomado diez jarrones de cerveza y ella me abrazaba todo ese tiempo mientras que en ese estado les contaba a todos como derrotó al rey demonio de ese mundo.

*Hip* —yo, yo le corté la cola... Al rey de... Con mi espada y el... Se *hip* enojó mucho — ella se tomaba otro trago con mucha emoción mientras las demás personas en esa taberna la animaban a seguir.

—Oye María ya estás muy borracha — le decía.

—Cual... Borracha... Estoy bien — ella se levantó de su silla e intentó hacer un cuatro con sus pies mientras estaba de pie.

<> Me hizo recordar a mis amigos cuando se embriagaban >>

Pero ella no pudo controlar su equilibrio y se cayó al suelo hasta quedar dormida en ese sucio piso.

—Jajaja que graciosa es esa chica — decían las personas en esa taberna.

<< Rayos... En los problemas que me metí con ella >>

En ese momento me llegó un recuerdo de mi vida pasada.

—Oye juan sigamos bebiendo —

—No, no mañana tengo que ayudar a mi papá con la pescadería—

Era el amigo que siempre llevaba a sus amigos ebrios a sus casas y siempre terminaba con mis hombros vomitados.

De pronto un hombre muy ebrio me tocó en el pecho.

—Oye niña vamos a mi casa — dijo el hombre.

—Oye gregorio esa es una niña todavía — le decían las otras personas.

<< miércoles... Lo que faltaba... un hombre al que le gustan las ilegales >>

Intenté levantar a María de ese piso pero no podía porque como decían mis amigos las personas borrachas pesan como mil soles. El hombre seguía tocando pero no le prestaba atención hasta que en ese momento intentó tocar dónde no debía y de un ataque de ira lo golpeó en su rostro y lo mandé a volar hacia una ventana de esa taberna.

— Pervertido — dije.

Todos quedaron sorprendidos al ver la fuerza que tenía para golpear pero no tenía fuerza para levantar a María de ese lugar. de pronto un mujer con un arco en su espalda se acercó y me ayudó a levantarla.

—Tu amiga María si que tomó bastante — dijo la mujer.

—Yo sé lo dije — le respondí a esa mujer.

Ella tomó de los brazos a María y la posó sobre su hombro después salimos de esa tarbena hasta llegar a la calle y me dí cuenta al mirar hacia la derecha estaba el ebrio pervertido que había golpeado sobre un charco de lodo en esa calle.

—¿Hmm? Ese es el pervertido que te tocó — dijo la mujer al verlo.

—Si —

Ella nos llevó a una posada donde pedimos una habitación y me acosté con María en la cama pero la mujer estaba en ese mismo lugar.

—Me llamo Aurora mucho gusto —

—Eeh Sofia — le respondí.

—Eres muy pequeña para andar con una heroína que se embriaga demasiado —

—Estoy bien así —

Aurora se marchó por la puerta principal y nos dejó a las dos solas en esa habitación pero en ese momento María me jaló hacia ella con mucha fuerza y me abrazó otra vez.

—Jejeje mi pequeña elfa tiene la piel tan suave — dijo María mientras estaba dormida.

<< Aah >>

<> Jajaja eso es muy gracioso >>

Me había quedado dormida en ese instante abrí los ojos y ya era de mañana, sentí un fuerte olor a vómito en la habitación y me dí cuenta que María estaba al lado de la cama tirada sobre su propia porquería.

—Que asco —

María se despertó e hizo un grito al ver que estaba sobre su propio vómito.

— ¡Porque no me despertaste! —

—Porque apenas me había despertado... Ves a bañarte porque hueles a de todo pero no a rosas — le dije.

Ella salió corriendo directo al baño de la habitación y me dió mucha risa verla en esa situación. pasaron varios minutos y ella salió más limpia pero con mucha resaca.

—Ay me duele la cabeza —

—Eso te pasó por beber como una loca —

Ella se vistió con otro atuendo de aventurera que había sacado de su caja dimensional y se lo puso mientras yo miraba hacia otro lado para no ver su cuerpo desnudo.

—Okey busquemos algo para desayunar — dijo María con mucha emoción.

Salimos hacia un pequeño restaurante que estaba al lado de la posada pero en ese momento ví una gran sombra pasar por encima de nosotros.

—¿Eso es...? —

Una mujer que estaba allí soltó un grito de miedo y al mirar hacia el cielo vimos un gran guiverno color plateado oscuro.

—¿Que hace esa criatura aquí? — dijo María.

—¡Alguien se robó uno de sus huevos! — dijo un hombre que estaba en ese lugar.

El guiverno sobrevolaba sobre las casas pero no bajaba a atacar a las personas, esa criatura tenía cincuenta metros de largo con todo y alas abiertas.

*Gruñidos*

—Esa cosa sabe que en esta aldea debe estar su huevo — le dije.

En ese momento la criatura bajo hacia la calle principal y nos quedó mirando fijamente y en ese momento María me tocó con su pie.

—No te muevas — dijo.

El guiverno caminaba lentamente mientras con su gran cabeza comenzaba a olfatear en cada casa, las personas se quedaban quietas para no alterar a la criatura pero en ese momento el guiverno comenzó a hacer sus gruñidos.

*gruñidos* *gruñidos*

En ese momento el hombre que me había tocado la noche anterior salió con un huevo del tamaño de una pelota de fútbol sobre sus brazos.

—Ese imbécil de gregorio — dijo el cantinero que había salido a ver qué pasaba.

El hombre se acercó al guiverno lentamente y puso el huevo al lado de esa criatura para después volver lentamente hacia dónde se estaba ocultando, el guiverno tomó con sus fauces aquel huevo y comenzó a volar hasta elevarse varios metros en el aire y después se fué volando hacia la montaña de hierro.

—Por poco y esa cosa destruye la aldea — dijo una mujer de voz conocida a mis espaldas.

Volteó a mirar y era Aurora que estaba a dos metros de distancia.

—¿Aurora? — dije.

—¿La conoces? —

—Hola María cuánto tiempo sin vernos —

"Aurora era una mujer con cuerpo musculoso pero más femenina, tenía un traje de aventurera de color rojo con su cabello color negro, tenía un escote un poco grande y un arco con flechas en su espalda"

—¿Donde están tus amigos? — dijo Aurora.

—Se fueron —

—¿Hmm? con que tú eres la niña elfa de la noche anterior —

Ella se acercó hacia mi y me tocó en la mejilla.

—Si, me acuerdo de ti — le respondí con mi rostro sonrojado por tenerla muy de cerca.

—Oye María, agradece a tu pequeña amiga por traerte de la taberna a la posada. Ni te imaginas cómo estabas anoche jejeje — la mujer se fue caminando hacia el restaurante al que íbamos.

María quedó pensativa y después logró recordar todo lo que pasó anoche.

—Nooo me digas que.... —

—Si, eres una alcohólica — le respondí mientras caminaba hacia el restaurante.

Maria se avergonzó y se quedó un poco deprimida en esa calle después me acerqué a ella y la tomé de su mano.

—Vamos, tengo mucha hambre —

Aurora al vernos hacer esa escena dejó salir una pequeña carcajada y se acercó hacia nosotras para entrar juntas a ese restaurante. pasaron varios minutos y por fin habían traído unos waffles con sirope a la mesa y comencé a comer con muchas ganas, María y Aurora se estaban comiendo un pan con café mientras ambas se miraban como si fueran dos novios que se habían peleado.

—¿Qué les pasó a ustedes que están así? — le dije mientras comía mis waffles.

—Nada — respondió María.

Aurora seguía mirándola fijamente.

—Todavia recuerdo el día que me dejaste plantada en esa iglesia — dijo Aurora.

Tragué en seco y por poco me asfixió con la comida despues de haber escuchado esas palabras y me golpeaba en pecho para bajar los waffles que tenía en mi garganta.