El Día Que Me Reencarne Como Una Pequeña Elfa.

CAPÍTULO 2: CONOCIENDO A UNA FAMILIA ADINERADA.

El jefe de los bandidos había cometido mi asesinato después de sacar su espada y sacudirla para limpiar la sangre. Las dos hermanas quedaron impactantes por lo sucedido y quedaron en silencio con lágrimas en sus ojos.

El jefe de los bandidos comenzó a caminar hacia dónde estaba la hermana menor mientras guardaba su espada y la miraba con ojos perversos.

—Continuemos — dijo el jefe.

Los bandidos alzaron la voz con mucha emoción y prosiguieron con el acto malvado que iban a hacer.

—¡NO, NOO! — gritó la hermana menor mientras la terminaban de desnudar.

—¡DÉJENLA! — gritó la hermana mayor.

El jefe tomaba de la piernas a la jovencita mientras las abría poco a poco hasta que otra roca impactó en su cabeza.

—¡¿Qué fué eso?! — el bandido volteó su mirada hacia mi cuerpo y se dió cuenta que estaba de pie pero con una mirada fría e inexpresiva.

—Váyanse — les dije.

Los bandidos estaban atónitos por la forma en que estaba pues todavía tenía la herida de la espada en mi pecho mientras seguía cayendo mi sangre al suelo.

—¡¿Qué eres?! — dijo el jefe muy aterrorizado.

Un vapor negro comenzó a subir desde mis pies y las gotas de sangre se transformaron en unos dragones oscuros. El vapor negro junto a los dragones entraron en mi cuerpo y unas alas de dragón aparecieron en mi espalda y al mover mi mano derecha hacia un lado creé una espada color púrpura pero era de energía pura.

—Esa mocosa, no es una elfa normal — dijo uno de los bandidos con las piernas temblando de miedo.

Varios de ellos dejaron libres a la hermana mayor mientras retrocedían hacia atrás con sus rostros llenos de terror.

—¡Que hacen, malditos cobardes! — les gritó su jefe al verlo irse de uno en uno.

El hombre sacó su espada de nuevo para enfrentarse a mi pero de un veloz movimiento aparecí atrás de ese sujeto moví mi espada a un lado y sin darme cuenta ya estaba cubierta con su sangre.

—¿Qué me hiciste?, ¡maldita! — el jefe de los bandidos dió media vuelta hacia atrás para intentar cortarme con su espada pero en ese segundo su cuerpo se partió en dos.

Los demás bandidos quedaron aterrados al ver a su jefe en esa forma y como su sangre se derramó por todo el suelo. Las hermanas gritaron de terror al ver esa escena sangrienta.

—Ahora... Siguen ustedes — dije con un rostro terrorífico.

Los bandidos comenzaron a huir pero en un segundo mató uno por uno de una forma tan violenta y bizarra que las hermanas cubrieron sus ojos para no quedar traumatizadas.

—Jajajaja — me reía mientras masacraba a esos bandidos, destripando y descuartizando a todos ellos.

Cuando terminé ya estaba cubierta de sangre por todo mi cuerpo y con la mirada fija en el cielo mientras tenía una gran sonrisa de satisfacción.

*Jadeos* *jadeos*

Pasaron unos segundos y me dí cuenta de toda la masacre que había hecho, no estaba consciente al momento de transformarme en ese ser sangriento.

—¿Eh? ¿qué pasó aquí? — dije mirando por todos lados muy confundida.

En mi mano derecha sentí un pequeño peso y al mirar hacia ese lado me dí cuenta de la espada de energía que tenía sujetada con mucha fuerza.

—¿Eso es? —

<< jajaja ese es mi regalo>>

<< ¡estúpida me convertiste en una máquina de matar! >>

<< jajaja acertaste >>

<< ¡que pensaran todas la personas cuando vean a una tierna elfa con una forma de matar muy bizarra! >>

<< gracias por avisarme >>

La espada y las alas desaparecieron en un vapor negro y después la herida en mi pecho se cerró al instante. Las hermanas me analizaban con sus miradas como si estuvieran muy asustadas de mi presencia.

—¡¿Están bien?! — les pregunté.

—Si, si, si estamos bien — respondió la hermana mayor.

Ella se acercó a su hermana menor y la miraba por todo su cuerpo buscando si tenía alguna herida.

— Hermana, no te preocupes —

—Que alivió —

Caminé hacia ella, pero se notaba que todavía tenían miedo pues era normal después de presenciar una matanza muy sangrienta.

— Hola, no me tengan miedo — les dije.

—Eres una elfa muy linda — dijo la hermana menor.

—Jejeje gracias —

Las dos hermanas se levantaron del suelo mientras la menor se cubría con la poca tela que quedó de su vestido y las dos miraron a sus soldados con cara de tristeza, después caminaron hasta llegar a la cabeza decapitada de su guardián.

—¡Señor Alfonso! — la hermana menor comenzó a llorar.

—Tienes que ser fuerte. debemos buscar la forma de volver, esos bandidos nos dejaron atrapadas en este peligroso bosque — dijo la hermana mayor.

Mientras las hermanas se abrazaban, yo caminaba y miraba todos los cadáveres de esos soldados hasta que se me ocurrió una idea.

<< Oye diosa estúpida, dame una Skills para revivir a estos muertos >>

<< Eres tonto o te haces el tonto, no puedo hacer algo que van en contra de las reglas >>

<< ¿ahhh?, ¡eres una diosa, que respuesta tan tonta me acabas de decir! >>

<< Tú eres la que no entiende que no puedo darte una Skills tan rota como esa >>

<< está bien, por favor diosa toda poderosa dame una Skills para revivirlos >>

<< ¡ahhhhh! okey, pero después no te vayas a arrepentir por tener esa Skills >>

Una extraña luz salió desde mis pies hasta subir a mi cabeza y una voz parecida a una IA se escuchó.

Skills RETURN OF SOULS obtenida.

Me sorprendí al escuchar esa voz que en un momento y sin darme cuenta levanté una mano al aire y una luz se expandió por todo el lugar como una onda expansiva y todos los soldados empezaron a regenerar sus heridas.

—¿Increíble? — dije muy sorprendido.

Los soldados se levantaron muy confundidos por lo sucedido y se miraron el uno al otro como si de un milagro se tratase, despues el guardián de las hermanas inconscientemente tomó su cabeza y se la colocó en su cuerpo regresando a la vida mientras miraba a las hermanas con su rostro muy confundido.

—¿Eh? ¿por qué estás así señorita Priscila? —

*Sniff* — ¡Señor Alfonso! — las dos hermanas abrazaron a su guardián con mucha alegría.

Esa emotiva escena me alegró el día después de todos los problemas que pasé antes de llegar a ese mundo. los soldados se acercaron a los cuerpos de los bandidos y por poco y se vomitan por la forma en que estaban.

—Pobres sujetos ¿señorita Estela, quién hizo esta masacre? —

Al escuchar que preguntaron por el culpable de esa matanza me fuí caminando sigilosamente para que no se dieran cuenta de mi presencia hasta que la hermana menor apuntó con su dedo hacia donde estaba.

<< ¡Uy! Ya me atraparon >>

— ¡Oye! ¡niña elfa, ¿a dónde vas?! —

Me quedé petrificada al escuchar esas palabras pero tomé valor y volteó mi mirada hacia ellos.

—¿Tú fuiste el causante de eso? — dijo el soldado.

—¿Eh?, jejeje No —

—No mientas —

En ese momento la hermana mayor Estela se acercó al soldado al verme muy nerviosa.

—Fue un extraño héroe que apareció de la nada y acabó con ellos —

—¿En serio? —

—Si —

—Okey, llevemos los cuerpos al gremio para reclamar una recompensa por ellos —

<< ¡dijo recompensa! >>

De repente los cuerpos de los bandidos fueron consumidos por una extraña energía oscura que había aparecido por debajo de ellos.

—¡¿Qué es eso?! — dijo uno de los soldados posando su mano en la empuñadura de su espada, pero ellos no hicieron nada y se quedaron viendo cómo terminaban de desaparecer esos cuerpos.

—¿Qué raro?, ya que todos estamos bien porque no volvemos a la ciudad — dijo Alfonso.

—¿Hmm?, si, volvamos — respondió uno de los soldados.

Las hermanas Estela y Priscila se subieron al carruaje con la ayuda del señor Alfonso y los soldados hicieron una formación y prepararon los caballos del carruaje para continuar.

—¡Vámonos! — dijo Alfonso haciendo que los caballos comenzarán a andar, pero estaban ignorando mi presencia como si yo no existiera para ellos.

La joven Estela miró por la ventana del carruaje y se dió cuenta que me estaban dejando sola en ese lugar.

—¡Señor Alfonso, detenga el carruaje! —

Ella se bajó de ese vehículo y se acercó hacia mí.

—Oye pequeña, por qué no vienes con nosotros —

—¿Eh, en serio? —

—Yo ví todo, y descuida no diré nada a los soldados — La joven Estela me guiñó un ojo con una gran sonrisa y me tomó de su mano para irme con ellas hacia la ciudad más cercana.

Estaba avergonzada al sentir esa suave mano en mi piel y delicadamente se subieron junto a ellas hasta sentarme al frente de la hermana menor Priscila.

—Hola y gracias — dijo Priscila con una gran sonrisa.

— je, jejeje de nada — le respondí.

Su tierna mirada me hizo sonrojar y sentí algo que en mi vida pasada no sentía, el cariño de una mujer. La joven Priscila se dió cuenta que todavía tenía su vestido roto y comenzó a buscar por debajo de los asientos una caja con vestidos de reemplazo.

—Este me gusta — dijo al sacar un vestido rojo muy hermoso.

Ella comenzó a ponérselo en ese momento y me tuve que cubrir los ojos con vergüenza al verla desnudarse al frente de mi.

—Jijiji oye somos chicas, que no te de pena vernos así — dijo Estela.

De pronto ella se dió cuenta que estaba con solo unas hojas cubriendo mi pequeño cuerpo.

—Priscila ¿en esa caja hay otro vestido como ese? —

Priscila comenzó a buscar en la caja hasta encontrar un pequeño vestido que era el regalo para una hija de un noble que vive en la ciudad a dónde íbamos.

—No debería, pero toma póntelo — dijo Priscila dándome el vestido.

Me acerqué a ella un poco nerviosa y tomé el vestido que era de un color blanco muy lindo.

—Gracias — le dije.

Comencé a ponerme ese vestido, pero tenía problemas pues en mi vida anterior era un hombre y no sabía usar esas cosas de chicas.

—Yo te ayudo — dijo Estela.

Ella me puso el vestido con delicadeza y me puse nerviosa al tenerla muy cerca a mi rostro.

—Ya está —

—¡Qué linda! — dijo Estela al verme con ese vestido ya puesto.

Parecía una muñequita de porcelana, pero me sentí cómodo al estar al lado de esas hermosas damas y después el carruaje y los soldados continuaron hacia la ciudad más cercana...

Pasaron varios días de viaje y al fin habíamos llegado a la ciudad, se llamaba Neuvy, era muy grande y tenía vários edificios de ladrillos a cada lado, también se escuchaban las voces de los mercaderes mientras seguimos por su calle principal hasta llegar a una plaza donde estaba la estatua de una legendaria guerrera que derrotó al rey demonio hace varios años y más adelante llegamos en una calle que parecía más de la gente de la alta sociedad.

—Ya casi llegamos — dijo Alfonso.

Avanzamos más y más hasta que al frente pude ver una gran mansión con varias sirvientas esperando en la entrada haciendo una larga fila. El carruaje llegó a esa entrada y las dos hermanas se bajaron muy emocionadas.

—Bienvenidas Señorita Estela, Señorita Priscila — dijeron todas las sirvientas al mismo tiempo.

—Señoritas gracias por recibirnos — dijo Alfonso a las sirvientas.

Las sirvientas se inclinaron un poco y de repente la puerta principal se abrió y de ella salió una hermosa mujer con un vestido muy escotado y estaba acompañada de otro hombre con traje muy elegante.