Capítulo 10

En la mente de Francesco, aunque Igor se casara con la persona más importante de la ciudad, no significaba que el resto de la familia se beneficiaría de eso. De cierta manera, sabía que su nieto lo había hecho con el propósito de perjudicar a la familia, como una especie de venganza.

"Señor Francesco", llamó la atención su asistente.

Natanael entregó algunos papeles a Francesco y explicó de qué se trataban esos documentos.

"Como está claramente relacionado con una propuesta de matrimonio, el señor Enrico pidió que entregara este regalo como símbolo de buena voluntad entre las familias".

El anciano no esperaba que Enrico hiciera eso y le hizo un gesto a Roberto para que tomara los papeles de sus manos y agradeciera, ya que era el padre del novio.

"Dile al señor Enrico que estamos muy agradecidos".

"No hay necesidad de apresurarse a agradecer", levantó la mano para detenerlo, sonrió levemente y habló con educación. "Lo que el señor Enrico quiere dejar claro es que pueden usar este regalo de compromiso, ahora depende de ustedes cómo lo utilizarán".

El asistente hizo una breve pausa y continuó, aún captando la atención de todos en ese momento y queriendo dejar todo claro.

"Este regalo ha sido dado, pero también puede ser retirado de su empresa, así que espero que sean sabios".

El anciano se tensó e intentó calmar al asistente.

"Dile al señor Enrico que se relaje, todo se hará de la manera correcta".

Natanael asintió y se dirigió hacia el auto. Una vez que se alejó más, Andrea quiso dar su opinión sobre el asunto, como siempre hacía.

"¿Cómo pudo ser tan arrogante? Solo es un asistente, pero actúa como si pudiera intimidar a nuestra familia. Debería saber cuál es su lugar".

"¿Podrías callarte por una vez?" reprendió su nuera, mirándola con enojo.

Francesco, después de acumular la ira de toda la mañana, finalmente explotó frente a su familia.

"¿No has dado suficientes opiniones? ¿No fue idea tuya unir a la familia Rossi con la familia Moretti? Bueno, ¡has logrado provocar a quien no debías! ¿No ves lo que el asistente quiso decir? Está claro que Enrico ha enviado personas para observar de cerca lo que estamos haciendo en la empresa. Este regalo de matrimonio es solo una patata caliente arrojada en nuestras manos. Si nos atrevemos a causar problemas con respecto a este matrimonio, él puede aplastarnos como cucarachas".

Cuanto más pensaba en eso, más frustrado se sentía el anciano. Su familia debería estar siendo salvada con ese matrimonio, pero cada vez parecía hundirse más.

"Andrea, no pienses que no sé cuál era tu verdadero plan, y fue todo muy estúpido".

El joven con el que ella quería casar a Igor era una persona que vivía borracha, rodeada de mujeres y despreocupada. Eso habría sido demasiado fácil, pero ese plan fue interferido por Enrico. Ya no podían contar con ese factor para obtener ganancias y además serían vigilados por él. Esa falta de suerte era realmente irritante.

"Eres demasiado mezquina para lograr algo. Si no fuera por haberme dado un nieto y haber criado a un buen hijo, ¿realmente crees que estarías en la posición de señora de esta casa? Tu prestigio no se compara con el de Beatrice".

Esas palabras fueron pronunciadas en voz alta, de tal manera que incluso algunos empleados que estaban en otra habitación pudieron escuchar la confesión, que para Andrea era como espinas perforando su carne. La expresión que Andrea tenía en ese momento era indescifrable. Vio a su esposo y a su suegro salir uno tras otro de la sala y deseó poder esconderse en un agujero, pero no pudo ocultar su enojo y frustración.

"Esa mujer era muy famosa, lástima que ya esté muerta y desaparecida hace casi veinte años".

"¡Mamá! No digas nada", frunció el ceño al reprender a su madre.

"Entonces, dime hijo mío, Igor ha logrado ascender a una posición muy elevada. ¿Qué haremos al respecto?", se acercó a su hijo, mostrando preocupación.

— ¿De qué tienes miedo, madre? Siempre aprendí que debemos confiar solo en nuestros esfuerzos, mi abuelo solo te reprendió, no es como si él fuera a expulsarte de esta casa, y aunque lo hiciera, ¿realmente crees que no podría sustentarte?

Andrea le sonrió orgullosa a su hijo. Desde que estaba en la universidad, siempre encontraba una forma de ganar dinero, pero era algo que había ocultado de su padre y de su abuelo. Había logrado acumular una buena suma y en comparación con Igor, ella pensaba que no había manera de compararlos, ya que el otro solo vagaba por el extranjero. Su hijo valía mucho más que ese pobre infeliz.

Ambos entraron por completo a la residencia, dejando atrás el vehículo que acababa de salir de la propiedad. Dentro del automóvil, Igor sonrió satisfecho y aprovechó para hablar sin la teatralidad anterior.

— Señor Enrico, quiero agradecer por su cooperación hace un momento. Si no fuera por usted, todavía estaría en una larga batalla con mi abuelo y no sé si podría salir de ella.

Enrico no respondió de inmediato y la mirada de Igor se dirigió afuera del vehículo. Luego habló con su asistente que estaba conduciendo.

— Señor asistente, puedes dejarme en cualquier lugar, gracias.

La mirada de Natanael se encontró con la de Enrico en el espejo retrovisor, confirmando de inmediato la solicitud.

— ¿Debo parar?

— No, continúa hacia casa.

La sonrisa que antes estaba en los labios de Igor se congeló. Si Enrico solo lo había ayudado a salir de la casa de su familia, no entendía por qué ahora quería llevarlo a su propia casa. Se preguntó si se había perdido algo, ya que no comprendía la actitud de su salvador.