Capítulo 6

Igor sabía que el tema que levantaría molestaría a todos, pero en ese momento ya no le importaba, pronto volvería al país donde vivía y dejaría todo atrás.

— No te gusta tu propio hijo, pero cuidas al hijo de otra familia ¿por qué? ¿Acaso Jhone también es tu sangre?

Esa pregunta cayó como una bomba en esa sala, dejando a todos sorprendidos y en un silencio mortal. Jhone frunció el ceño, no imaginaba que el temperamento de Igor fuera tan malo como para exponer ese tema de esa manera, él solo estaba tratando de ayudar en esa cuestión, pero se vio envuelto en medio de esa confusión.

Su padre y su madrastra se miraron, estaban pálidos ante esa pregunta, como si su disfraz hubiera sido descubierto. El abuelo de Igor respiró agitadamente varias veces antes de responder a su nieto.

— Si lo es o no, eso no es asunto tuyo, no trates de cambiar de tema, necesitas casarte por esta familia.

Igor prestó atención a la reacción de todos y sus dudas se disiparon en ese momento. Al ver eso, incluso ese detalle era igual que en su sueño, Jhone realmente tenía la sangre de la familia Rossi.

Para que eso fuera posible, su padre traicionó a su madre con Andrea, que era su antiguo amor, su abuelo probablemente sabía esa información, por eso permitió que ella ingresara a la familia con su hijo y, si todo estaba ocurriendo como en su sueño, habían entrenado a su hermano durante esos años para dirigir los negocios de la familia, pero él no quería cuestionar el motivo de haber hecho eso, en ese momento, Igor solo sentía una cosa, la rabia.

Cuando su madre se casó, su familia recibió algunas recomendaciones, Beatrice tenía una enfermedad cardíaca y no era aconsejable que quedara embarazada, cuando quedó embarazada y aún de gemelos, los médicos indicaron un aborto legal, debido al riesgo que corría su vida.

Beatrice amaba mucho a su esposo y no quería renunciar a esas dos vidas dentro de ella, así que siguió adelante con el embarazo, yendo en contra de todas las probabilidades. Después de pasar por todas las dificultades y dar a luz, su enfermedad empeoró aún más, y algunos años después murió debido a un ataque cardíaco.

La rabia de Igor era pensar en lo que su padre había hecho, la había traicionado durante su embarazo, cuando ella murió, lo envió fuera del país, llevó a su amante y a su hijo bastardo a la casa que antes había sido de su madre, pero ahora básicamente lo quería vender para salvar las finanzas de la familia, eso le daba mucho asco, antes no pensaba mucho en eso, porque aún tenía una última esperanza en su familia, pero eso había terminado allí.

— Bueno, a quien te vayas a casar tampoco me importa.

Igor respondió burlonamente, se levantó con rabia y se fue, ni siquiera pensó en su maleta, iba a salir de esa casa en ese momento, no quería quedarse ni un minuto más en ese lugar.

— Igor, ¿a dónde crees que vas? Alguien lo detiene, no pondrá un pie fuera de esta casa antes de comprometerse —no aceptaba que nadie lo desobedeciera.

Francesco apenas dio esa orden cuando uno de sus empleados apareció apurado para dar una advertencia.

— Señor, alguien de la familia Moretti está en la propiedad.

Todos se miraron en ese momento, la misma pregunta resonaba en la mente de todos, pero fue Roberto quien la hizo.

— ¿Quién es la persona que está afuera?

— Bajó del auto y está en una silla de ruedas, no sé su nombre, pero no pudimos evitar que ingresaran a la propiedad.

¿Alguien de la familia Moretti y aún en silla de ruedas? Esa persona solo podía ser Enrico Moretti, Roberto miró asustado a su padre.

— ¿Enrico está aquí? Aparte de él, nadie en esa familia necesita una silla de ruedas.

La rabia se hizo aún más evidente en el rostro del anciano, un pánico inusual se podía ver en esa mirada, él no tenía idea de lo que ese hombre podría querer en su casa, ya que no había concertado nada para el compromiso.

— Levántate y vamos a recibirlo en la puerta —golpeó la mesa al levantarse.

Igor no escuchó todos los detalles de esa conversación, solo que alguien de la familia Moretti estaba llegando, no le importaba quién era y caminó rápido hacia la puerta de entrada, iba a aprovechar esa situación para escapar, estaba asqueado de ese apellido, solo quería ir lo más lejos posible.

Esa era la idea en un principio, pero cuando Igor abrió la puerta, detuvo sus pasos, había un grupo de personas interrumpiendo su paso y sus ojos cayeron en la persona que estaba a pocos centímetros de él, el hombre en silla de ruedas.

El hombre debía tener treinta y pocos años, su traje negro resaltaba su personalidad fría y destacada, desde su ropa, hasta las gafas de marco dorado y el reloj de pulsera, todo era el más puro lujo.

El hombre aquel era verdaderamente guapo, era alto y delgado y ni el hecho de estar en aquella silla, disminuía su imponencia y aquellos cuatro subordinados detrás de él, le daban a aquel hombre un aire de comandante, no del tipo furioso, sino majestuoso.

Igor no logró seguir adelante, la presencia que aquel hombre tenía no le permitió continuar, como le gustaban los hombres, no podía dejar de apreciar la belleza que tenía delante y si no se hubiera detenido a tiempo, podría incluso haber caído en su regazo.

Pensar en aquella posibilidad, hizo que la mayoría de la ira de Igor desapareciera, tal vez mirar a hombres guapos, hace bien de alguna manera. El hombre de enfrente tampoco desviaba la mirada, él puso la mano en la silla, haciendo movimientos suaves con los dedos largos, luego uno de los hombres detrás de él habló.

— ¿Sería usted Igor Rossi?

Igor apartó sus ojos ardientes del hombre frente a él, para mirar a aquel subordinado, aunque hubiera escuchado aquel apellido, aún no sabía exactamente quién era aquel de enfrente, o incluso, qué querían en su casa, ya que estaba claro que no habían sido invitados, y estaba en duda si debía responder aquella pregunta.

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