Capítulo 9

¿Qué tipo de habilidad debería elegir? Mi objetivo es limitar mi selección a tan solo 100 habilidades.

Habilidades amplificadas solo a través de la matanza de monstruos y humanos, seleccionadas.

Habilidades de inmunidad: al veneno, a la magia, a perturbaciones de otro mundo, seleccionadas.

Esta última parece prudente; existe la posibilidad de que algún bribón me maldeciría en ese otro reino.

Hice mi pregunta a la diosa, absorta como estaba en su cómic.

"Diosa, ¿puedo adquirir la habilidad de inmortalidad?"

"Adelante, aunque allí la inmortalidad solo significa envejecimiento incesante y juventud eterna; aún morirías si te empalaran."

"Ya veo."

"Apresúrate ahora y ve a morir jaja."

Prendí fuego a su cómic, e Iris me sofocó con sus muslos.

"Ugh."

"Muere, muere de una vez."

"De acuerdo, estoy muerto."

"Canalla."

Satisfecho con mis abundantes opciones de habilidades, sonreí satisfecho.

"En mi segunda vida, seré el hechicero más poderoso y salvaré al mundo."

Iris aplaudió, con una expresión apagada.

"Qué bien, buena suerte."

"Eh."

Después de eso, fui enviado al mundo en el que actualmente habito.

Cosetta lloró al escuchar toda mi historia.

"Así va la vida."

"¿Perdón? Difícilmente una historia lacrimógena en el lote."

"¿A qué te refieres, Rider? A pesar de tu habilidad para vislumbrar el futuro, terminaste engañado; podrías intentar ver el mío."

"Suficiente con la obscenidad, deja de mirarme con esa mirada de tristeza."

"No puedo contener mis lágrimas."

Cuando le mostré el CD de Final Fantasy 7, sus ojos brillaron.

"Este es un juego genial."

"Déjame jugar."

Esa noche, terminé cocinando mientras Cosetta estaba absorta en su juego.

"Rider, ¿por qué debe morir Aerith? No es justo."

"No me preguntes a mí, no creé el juego."

"Sephiroth es demasiado poderoso."

"Como dije antes."

"Voy a derrotar a la Corporación Shinra."

"¿No deberías estar cocinando en lugar de jugar?"

"Oh, solo por hoy... déjame jugar un rato más."

Suspiré profundamente. Ver a Cosetta actuar de acuerdo a su edad no parecía tan malo. Cenamos juntos, dormimos y a la mañana siguiente, la llevé al gremio.

Es mejor ganar como aventurera que solo vender flores.

El refrán dice:

Su riqueza me trae alegría.

Una mujer voluptuosa nos recibió en la recepción, su cabello negro con un sombrero y un brillante uniforme adornaba su figura delgada.

Una hermosa doncella, sin duda la cara del gremio.

Siempre he detestado ideas como estas, que la belleza te permite cualquier trabajo. No es que deseara trabajar; solo desahogaba la frustración de mi yo desempleado.

"Um, ¿puedo ayudarle?"

"¿Puedo tocarle el pecho?"

Le di un golpe en la cabeza a Cosetta.

"No hagas caso a esta chica lasciva, quiere registrarse como aventurera."

"¿Una aventurera? Lamentablemente, aquí se debe tener al menos 15 años para convertirse en aventurera, por lo tanto no podemos..."

"¿Podría hacer una excepción? Esta niña es una molestia; armará un berrinche si no puede convertirse en aventurera."

"No soy así", replicó Cosetta, sacando un cuchillo de debajo de su vestimenta.

El rostro de la recepcionista palideció, una etiqueta con el nombre Rika pegada a su pecho.

Así que susurré su nombre, provocando una reacción tímida y sonrojada. Además, soplé en su oído, lo que provocó un dulce y emocionado chillido.

"Stop, preguntaré al maestro del gremio, ¿de acuerdo?"

Poco después de su partida, un anciano calvo apareció, vociferando.

"¿Quién se atreve a acosar a mi personal y coaccionarlos para admitir a un niño en el gremio?"

"Oh, eso sería yo... guagh."

Recibí un golpe en la cara, volando a través de la pared del gremio, dando vueltas repetidamente en el aire.

"Siente el poder de mi puño de hierro".

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