Capítulo 1

Bajo un cielo de azul implacable me desplomé sobre la tierra, rodando caprichosamente de un lado a otro. Sin razón en particular, simplemente una forma de mirar bajo las faldas de las mujeres que pasaban y provocar su repulsión hacia mí.

En una era anterior, mi nombre era sinónimo de los magos más poderosos, pero ahora soy solo un vago inactivo, no por falta de oportunidades para ser aprovechado, sino por una elección de desinterés en los asuntos del mundo.

Anhelo una vida sin trabas, descansar a mi antojo, pues estoy cansado del manto de héroe.

Durante más de un milenio he cambiado mi nombre innumerables veces, migrando de un lugar a otro, y ahora respondo al nombre de Rider, viviendo en una ciudad conocida como Ciudad del Laberinto. Fiel a su apodo, es un próspero centro de formidables aventureros, más de los que se puedan imaginar.

Mientras rodaba, una joven detuvo mi escapada; estaba vestida con un vestido blanco adornado con encaje y llevaba el cabello plateado a la altura de los hombros. Un sombrero descansaba en su cabeza y se apoyaba en un bastón, lo que sugería que su pierna izquierda era probablemente una prótesis.

"Perdona cualquier incomodidad, ¿te gustaría mirar bajo mi vestido?"

No podía tener más de nueve años.

"No tengo interés, disculpa."

"Entonces, ¿por qué estás levantando mi falda con tu mano?"

"¿Desde cuándo?" exclamé alarmado.

"¿Podría ser que soy, de hecho, un lolicon?"

"Qué adorable."

Sentí algo peligroso en esta niña. Intenté rodar para alejarme, pero ella ya había obstruido mi salida.

"Te propongo un trato, ¿estás dispuesto?"

"Lamentablemente, pequeña, he decidido evitar el trabajo y he rechazado a muchas otras personas."

"Me resulta peculiar presenciar el orgullo en el desempleo."

Respondí a su comentario con una amplia y audaz sonrisa.

"No te pediré que trabajes. En cambio, te dejaré quedarte en mi morada y te ofreceré comidas. ¿Qué te parece?"

"¿Acaso me engañan mis oídos?"

Me puse de pie, animado.

Así es, vivo solo y me dedico a mi tienda de flores para sustentarme, pero creo que puedo ofrecerte una existencia más plena en el ocio."

"No, sentiría remordimiento aceptar algo de una niña."

"Tus preocupaciones son innecesarias, pero a cambio, ¿podrías enseñarme magia?"

"¿Magia, dices? ¿Pero qué pasa si ya lo domino?"

La niña apretó un dedo en sus labios y inclinó la cabeza, mostrando una sonrisa astuta demasiado madura para sus años.

"¿Debería decirlo, o no?"

En un instante, mis instintos protectores se despertaron.

"Recientemente, mientras recolectaba flores en el bosque, te vi utilizar magia sin querer, una vista impresionante. Si yo también pudiera dominarla, seguramente viviría bien."

Ah sí, esa vez cuando me ­alivié, un toro se me abalanzó, así que lo vencí con un estallido de magia de fuego.

"Además, ¿no te parezco atractiva? A pesar de mi cuerpo delgado, aún puedo satisfacerte."

Tomé su rostro suavemente.

"Awawawawa."

"Las jóvenes de hoy en día, verdaderamente peligrosas."

No sentía deseo por esto, pero compelido, no podía abandonarla.

Hacerlo sería destrozar cualquier atisbo de conciencia.

Así fue mi lucha interna.

Era evidente que esta niña necesitaba ayuda.

"Muy bien, acepto tus condiciones. Espero que tu morada sea acogedora."

"Por supuesto, ven conmigo... a propósito, mi nombre es Cosetta, ¿puedo preguntarte el tuyo, señor?"

"Solo llámame Rider, sin título."

"Entendido, Rider sin título."

"Me refería a Rider solamente."

"Solo bromeo."

Y así, un nuevo capítulo se despliega ante mí en compañía de una niña llamada Cosetta.

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