cap 16: Yo no soy un monstruo.

⚕⚕ Francisco Ramírez ⚕⚕

Años han pasado, años en los cuales secretamente e cuidado de mis hermanas, muchos se preguntaran porque, pero la respuesta es simple.

Yo no soy un monstruo.

Si bien mis hermanas me dañaron mucho, tanto que cualquier otro habría pagado, pero para que le hicieran lo mismo yo no soy cualquiera, yo soy un alma noble y pura, aunque con el tiempo se ha ido apagando.

Me desligué de todos, pero me mantengo informado de lo que ocurre en la vida de cada uno de los miembros de mi familia.

Cuando Ana Lucia y Adriana fueron recluidas en esa prisión para menores, mis padres le dieron la espalda y no los juzgo por ello, enterarse así de que sus propias hijas dañaron la vida de su hermano sin un motivo debe ser horrible.

No podría permitir que mis hermanas pasaran y vivieran lo que yo viví, soy un hombre y me ha costado mucho superarlo, una mujer es mucho peor y no podría vivir en paz con un cargo de conciencia semejante.

Yo quería enseñarles humildad y que a pesar de todo las amo porque eran, son y serán mis hermanas. Pague para que no las violaran, pero si les era permitido ser golpeadas, claro no extremos de dejarlas malheridas.

Cuando cumplieron los 18 años, mis hermanas eran otras, incluso Adriana se sacrificaba cuando Ana estaba mal y así viceversa, ellas comprendieron y valoraron la familia, nadie las visitaba, ni traían cosas de uso personal o ropa.

Por eso cada tres meses yo enviaba a alguien que llevara donaciones de artículos de higiene, cuadernos, libros y todo lo requerido para estudiar y también algunas prendas económicas que eran recibidas por ellas con cariño y agradecimiento.

Mis hermanas ya no limpiaban o ayudaban en la cocina por castigo, sino porque les nacía.

Con cada buena acción que ellas realizaban, como ir al lugar donde tenían a los bebes de las reas que no tenían familia y las ayudaban a bañarlos, alimentarlos o cuidarlos me daba a entender que estaban cambiando para bien.

Nuestra mayoría de edad se acercaba y podía oír las pláticas llenas de miedo de ambas y más al enterarse de los suicidios de dos de los malparidos que me violaron.

Ellas no querían ir a la cárcel y no era por eso que ayudaban, porque se les hizo creer que eso no las ayudaría en nada.

Las vi llorar amargamente arrepentidas de lo ocurrido.

Las vi leer la biblia diariamente y buscar de Dios.

Vi como oraban por mí, porque pudiera sanar las heridas de mi corazón y tener paz.

Sabía que su arrepentimiento era verdadero y el día de nuestro cumpleaños 18 me prepare para soltar las cadenas que me atan a ellas, si estaba amarrado, encadenado a mi hermana, porque cuando no perdonas y eres perdonado, eres esclavo, estas atado a esa persona.

Sergio ya tenía mi encargo listo y partimos a la prisión de menores.

Las puertas fueron abiertas por el director de la prisión dándome paso.

Me llevaron a un amplio salón el cual parecía un aula de clase.

Mis hermanas fueron llamadas y llegaron intrigadas, hacía 5 años no veían a nadie aparte de los que estaban dentro de estas paredes.

Yo permanecí de espaldas y como podrían reconocerme, ya no era delgado sino musculoso, no era feo, lleno de acné y con anteojos horribles, el patito feo era ahora un hermoso cisne.

Quien eres pregunto Adriana.

Vienés a llevarnos a la cárcel dijo Ana Lucia pálida y sudando frío.

No voy a permitirlo, señor lléveme a mí, mi hermana es inocente, ella no tiene que pagar por mis errores, yo soy la culpable, por favor ya debo cargar una cruz muy pesada por el daño que le hice a mi hermano, le ruego no se la lleve a ella se arrodilló frente a mí llorando.

Ana hizo lo mismo diciendo que si Adriana iba a ser trasladada ella, se iría con ella.

No podía ver más eso y me agaché para abrazarlas.

No irán a la cárcel hermanitas yo no podría hacerles eso.

Francisco eres tú, pregunto Ana.

Asentí sin soltarla, lágrimas corrían por nuestros rostros como cascadas.

Perdón hermanó, perdón me arrepiento de todo.

Solo queríamos darte un susto, nunca creímos que algo tan horrible te iba a pasar, les dijimos que te golpearan, pero no que abusaran de ti, me explicaba Adriana entre sollozos.

Ya las perdone, ustedes perdónenme también, era necesario que cambiaran, por eso están aquí, pero siempre las cuide y protegí, las donaciones, los medicamentos, los colchones nuevos, todo era por ustedes.

Ana y Adriana volvieron a llorar abrazándome fuerte.

Gracias hermanito eres un verdadero ángel.

Ya no hablemos de cosas tristes hay un cumpleaños que celebrar.

Los tres nos sentamos alrededor de la mesa, cantamos el cumpleaños feliz y soplamos las velas.

Le ofrecí a mis hermanas que al salir viajar a otro lugar a estudiar.

Ellas aceptaron felices y el destino escogido fue París, ambas querían estudiar diseño de modas y que mejor lugar para eso que la capital de la moda, el país del amor y el romance.

No pidieron mayor cosa, únicamente un dormitorio en el campus y el pago de la carrera, ellas querían trabajar y estudiar, mis hermanas ya no eran las mismas eso era obvio.

Me retiré del sitio con una sensación de paz indescriptible, para volver al otro día por ellas.

Al ser mayores de edad esa misma tarde fue firmada la carta de salida del reclusorio, con la orden del juez de haber cumplido con el pago de los errores cometidos.

Mi tío Andrés llegó por ellas, pero no quisieron irse me esperarían.

Prepare los pasajes de avión, junto a dos maletas con ropa y zapatos para las dos, una computadora y un celular para cada una.

Al día siguiente fui por ellas, mi tío Andrés nuevamente estaba ahí buscándolas.

Lo saludé con respeto, pero de manera fría.

Como ahora soy el frío y despeado Fran Ramírez el hombre sin corazón y sin sentimientos, el amargado inquebrantable, que no demuestra debilidades y emociones.

Mis hermanas corrieron y me abrazaron.

Viniste Fran.

Claro lo prometí, y siempre cumplo mis promesas, vámonos que tenemos un vuelo que abordar.

Pero que carajo, que significa esto... Ustedes tres juntos. Mi tío nos miraba intrigados.

No lo entenderías, pero te lo voy a decir en un pequeño resumen, ustedes le dieron la espalda a ellas como lo hicieron conmigo, pero yo aun con todo lo ocurrido, las cuide todo este tiempo de forma anónima, ellas me pidieron perdón y yo las perdone, somos hermanos después de todos.

Ahora si nos disculpas tío un vuelo espera por nosotros.

Mi tío quedo en shock, mientras nos alejamos en el auto.

Hicimos una parada rápida en un pequeño hotel, les entregué dos bolsas con ropa, zapatos y artículos de higiene.

Ellas tomaron una ducha rápida y se cambiaron.

Ahora si parecían mis hermanas.

Sergio condujo al aeropuerto y abordamos el avión en primera clase con destino París, el vuelo fue agradable y conversé bastante con mis hermanas.

Horas después aterrizamos, nos hospedamos en un hotel, porque era de noche.

A la mañana siguiente, fuimos a dejar a mis hermanas instaladas en su pequeño departamento, aunque ellas pidieron vivir en el campus, yo les compres un pequeño, modesto, pero cómodo departamento de dos habitaciones cerca de la universidad, también hable con unos colegas médicos para que dieran trabajo.

Ana sería la secretaria de una pediatra y Adriana de un oncólogo infantil, ellas amaban los niños y les encantaba trabajar con ellos.

Trabajaban en las mañanas y estudiaban en las tardes, no me pedían nada, ellas se mantenían con su propio dinero y eso me hacía sentir orgulloso.

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