cap 4: Mi vida

👜👜 Emily Dudamel 👜👜

Soy una chica sencilla, humilde del campo criada de la manera más hermosa posible, entre el trabajo y esfuerzo.

Mi vida fue muy bonita mi niñez al lado de mis padres y mis dos hermanos sobre protectores, quienes me cuidaban con amor diciéndome Florecita del jardín.

Mis padres dos hermosas personas de grandes principios, trabajadores de la tierra que labraban con amor y respeto profundo.

Crecí sin maldad, totalmente ingenua e inocente creyendo firmemente que todos eran tan buenos como mama y papa.

Mis hermanos terminaron el bachillerato y no quisieron ir a la universidad, ellos amaban sembrar al igual que mis padres, ya la situación del país comenzaba a ponerse difícil y muchos decían que no valía la pena estudiar si el gobierno le pagaba un sueldo miserable.

Yo aún era pequeña y apenas estaba en segundo año del liceo, éramos pocos los estudiantes que asistíamos en un pueblito donde todos son sembradores o campesinos no hay muchas casas y todos se conocen y se ayudan.

Mis hermanos iniciaron la siembra de fresas y eso, género mejores ingresos, la llevaban a la ciudad y se vendían como pan caliente, porque la fresas juegan un papel fundamental de uno de los postres típicos de mi región las deliciosas fresas con crema.

Siempre destaque y sobresalí en todo, era la mejor alumna la más aplicada y poseía una habilidad innata para aprender otro idioma el inglés era una de mis materias favoritas y escuchaba muchas canciones en este hermoso idioma y la cantaba a la perfección.

Mi profesor me sugería estudiar idioma pues él veía mi potencial.

Termine mi bachillerato y por primera vez no use un poncho o una ruana gigantesca y gruesa como las que generalmente usaba para protegerme del frío.

Viaje a la ciudad con mi tía y mi querida abuelita Efigenia quienes vinieron por mí para llevarme a escoger mi vestido de graduación, con 16 años nunca había usado un vestido y mucho menos mostrado mi cuerpo, así que estaba insegura.

Mi tía me ayudo mucho ella le apasionaba la moda, me sugirió buscar algo largo para no sentir frío en mis piernas y me compro unas licras beige para ponerme bajo el vestido, unos lindos botines rosa que combinaban con el vestido salmón y un abrigo corto de piel que me saque para las fotos.

Mis compañeros se sorprendieron al verme, mi cuerpo era hermoso y curvilíneo, con una cintura pequeña como de una modelo.

Ese día fui muy feliz, un chico dos años mayor que yo llamado Luis se me declaro y me pidió ser novios, con mucho pesar lo rechace, pues tenía dos motivos, el primero no estaba en mis planes tener novio y el segundo me iría en poco tiempo a la capital a estudiar en la Universidad.

El chico muy triste entendió mis razones y me dijo que me esperaría.

Le hice caso a mi profesor y me inscribí en Idiomas, pero también en Nutricionista y Dietista que era la carrera que quería.

Estudiaba las dos en simultáneo, vivía con mi abuela en su pequeña casita que quedaba cerca del campus.

Mi tía me compraba ropa bonita para la universidad y aquí si podía usar cosas más cómodas y no tan abrigadas, pues el clima es más caliente.

Mi tía tiene un puesto donde vende dulces típicos de la región, artesanías, hamacas y ruanas a los turistas que visitan nuestro hermoso paraíso.

En la universidad me llevaba bien con todos, se me era muy fácil hacer buenos amigos, siempre fui muy sociable y mi personalidad dulce y amable ayudaban mucho.

Estudiar dos carreras a la vez era duro y agotador tanto física como mentalmente, como dice mi mejor amiga Milagro hay que quemarse las neuronas bien quemadas.

Aprobé los dos primeros semestres con excelentes calificaciones en ambas carreras.

Con 17 pronto 18 años ya estaba más que adaptada a la vida de la ciudad y salía con mi grupo de amigos de paseo al zoológico Chorros de Milla o a la famosa heladería Coromoto que cuenta con una variedad de 600 sabores de helados o íbamos al teleférico y dábamos un recorrido.

Mi hermoso paraíso cuenta con el teleférico más grande del mundo es una experiencia excitante estar allá arriba y apreciar el mágico paisaje de esas imponentes montañas.

Cumplí mis 18 años y fui a mi hogar en el campo a visitar a mi familia, mi madre horneo un pastel para mí.

Luis vino a felicitarme con un ramo de girasoles y una cadenita con un dije de corazón, le di un abrazo de acrecimiento, pero no sentía lo mismo que él por mí y se lo hice saber sin romper su corazón, aunque fue imposible.

Pase un par de días con ellos, pero tuve que volver a mis clases.

Desprecie un hombre bueno sin darle una sola oportunidad, pero la vida se encargaría de que pagara el romperle el corazón.

Nunca pagues con mal lo que con bien te dan, me decía mi abuelita, pues otros lo harán contigo también, no comprendía que quería decir, pero muy pronto lo descubriría y de la peor manera.

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