cap 3: El infierno

⚕⚕ Francisco Ramírez ⚕⚕

Empezar en la preparatoria en sí es un gran paso, donde vas a un lugar con más personas, con adolescentes con diferentes personalidades, donde hay grupos o clases donde destacan unos más que otros, para cualquiera significaba un gran desafío, pero para mí lo era aún mayor.

Papa nos llevó el primer día y hablo con el director por mi condición ocular no podía estar hasta el final, con un informe médico y una buena suma como donación a la preparatoria el director me escolto a la sala de maestros, me presento y hablo con ellos de mi caso.

Todos fueron muy amables y más al enterarse de quien era hijo.

En la preparatoria había un ritual de iniciación y ni mis hermanas se salvaron de ella, terminaron con chicle en sus rubios y hermosos cabellos, intente defenderlas eran mis hermanas y no permitiría que nadie las dañara.

Empuje a un niño mucho más grande que yo, solo con 10 años yo era alto, pero no tanto como uno de 13 o 14 como el niño ese.

Varios niños me rodearon me golpearon y rompieron mis lentes, aun mis ojos estaban sensibles y mis anteojos me ayudaban porque tenían inteligencia artificial y cuando había sol o mucha claridad ellos se oscurecían protegiendo mi vista.

El director fue informado y llego corriendo para encontrarnos abrazados.

Mis hermanitas despeinadas y con chicle en su cabello llorando y yo con el labio roto y mis anteojos destruidos.

Mis padres llegaron a los pocos minutos y en la preparatoria ardía Troya con la presencia de mi tío Andrés y mi tía Daniela.

Los padres de los otros niños palidecieron ante las imponentes figuras que eran mi padre y su gemelo.

Los niños se disculparon, prometieron no meterse con nosotros y él asustó no paso a mayores.

El tiempo pasó y esos niños no se metían conmigo, mis hermanas escalaron popularidad rápidamente, todas querían ser sus amigas al enterarse que era hija de la gran diseñadora de moda.

Entraron al equipo de porristas y se juntaban con las más populares, me excluyeron e ignoraron, incluso decían que yo era adoptado cruel verdad.

Mi vida tranquila estaba por cambiar, era tan inocente que fácilmente caía en los trucos de los más perversos niños de la prepa.

Fui creciendo, ahora era mucho más alto que mis hermanas, pero delgado como una espina de pescado.

Con 12 años mis hermanas eran hermosas y ya sus cuerpos mostraban cambios físicos de mujer, haciéndolas más llamativas y populares.

Yo, por el contrario, seguía usando mis horribles anteojos, me vestía sencillo para pasar desapercibido y así evitar las bromas pesadas de los más grandes y malos.

Por alguna extraña razón no tenía amigos, si era tímido y algo antisocial, pero aunque intentaba entablar una conversación con alguien con mis mismos gustos o intereses, todos huían de mí como si tuviera lepra o sarna.

Me bañaba antes de ir a clase, lavaba mis dientes, utilizaba desodorante y perfumen, por si era que olía mal y pasaba lo mismo, así que decidí seguir mi vida solitaria, no porque lo quisiera, sino porque no tenía otra opción.

Cumpliríamos 13 y odiaba mi cumpleaños a más no poder, odiaba que ellas fueran el centro de atención y decidieran donde sería la fiesta, el sabor del pastel, la decoración, la musica los invitados todos.

Mi padre trabajaba en un nuevo estudio y ya no compartíamos tiempo como antes, no tenía esa confianza con mama, me sentía tan solo y triste, tenía tantas preguntas y curiosidades que buscaba respuestas en internet o libros, pero no eran suficiente.

Días antes mis padres planeaban la fiesta, mientras yo guardaba silencio en una esquina del sofá, era como el chico invisible.

Hijo que opinas dijo mi madre emocionada.

La miré y voltee a ver si era a mí que hablaba, mi acción pareció irritarla porque me miro furiosa.

Ah perdón mami, no sabía que mi opinión era importante respondí con sarcasmo.

No le hables así a tu madre, rugió papa molesto mientras mis hermanas reían con pura maldad plasmada en sus rostros.

Perdóname mama, no fue mi intención faltarte el respeto, solo que mi opinión jamás ha contado, ni ha tenido relevancia al lado de el de las princesas de la casa, hice comillas con mis dedos.

Hijo porque dices eso pregunto mama suavizando su expresión.

Porque más madre, porque es un envidioso y nos odia, porque el no tiene amigos dijo Adriana soltando su veneno.

No las odio, ni las envidio son mis hermanas y las amo respondí con sinceridad, pues a pesar de todo las amaba.

Mamá, papa yo no quiero fiesta, es más no voy a estar en la celebración de este año así que hagan lo que ellas quieran, solo les pido una única cosa dije fingiendo una sonrisa para no llorar.

Claro cielo lo que quieras respondió mama de forma dulce y papa asintió.

Quiero que desayunen únicamente conmigo que hagamos algo especial los tres juntos.

Mis hermanos me fulminaron con la mirada y comenzaron a protestar.

Aun así mis padres aceptaron me sentía tan feliz, pero me duraría poco mi felicidad.

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Comments

Carmen Baez Madera

Carmen Baez Madera

Los únicos culpables de todo esto son los padres, porque se hacen ciegos sordos y mudos antes las injusticias y maltratos entre hermanos.

2024-05-08

0

Nancy Scheherezada Perez Perez

Nancy Scheherezada Perez Perez

Es inexplicable como a veces los hijos son tan diferentes, con personalidades totalmente adversas. Pero eso no les da el derecho de herir los sentimientos del hernano

2024-04-21

2

Rebeca Nuñez

Rebeca Nuñez

pobre niño tan solo y triste

2024-05-03

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