RECUERDOS QUE ATESORAR

Quiero a todos los Guardias dispuestos a pelear, necesito una barrera de contingencia que sea capaz de sostener a los Guardias de los Alfas que están en camino - La voz de Hades Dumonts resonó en toda la habitación.

— ¿Qué está ocurriendo? - Harumi que después del encuentro con Apolo había venido de inmediato junto a su abuelo y su esposo, aunque esta vez la joven se veía más pálida, aquello llamó la atención de manera inmediata de Hades.

— ¿Te ocurre algo pequeña Harumi? - fue la pregunta realizada por el hombre al ver la palidez de su nieta.

— No me siento bien, pero nada de que preocuparnos, abuelo, ¿por qué tantos guardias? Te recuerdo que no estamos en una guerra - Expresó Harumi logrando que su abuelo sonriera.

— Claro que no, mi pequeña Harumi, si fuera así hace esto sería más feroz, solamente les dejaré en claro a los Alfas que están queriendo darnos tregua de que antes de intentar que entreguemos la Academia deben de recordar quienes somos que Guerra hemos ganado, y que tenemos nuestros Propios Legados, somos leales a la familia de la misma manera que a la manada, este grupo de Guardias solamente serán una barrera para impedir que nos ataquen mínimamente intentando de que entreguemos el Control de la Academia - Sentenció Hades Dumonts.

— Pero si intentan pasarse de listos, los matamos - Amelie entro en la habitación.

— Harumi y Alerick ustedes volverán a la Aldea Roja, estamos seguros de que cada lobo que no está de acuerdo o que en algún momento tuvieron la brillante idea de querer enfrentarse a nosotros pueden aprovechar el más mínimo descuido nuestro, entonces es mejor estar prevenidos.

— Muy bien abuelo— Expuso Harumi saliendo de la habitación para ir en busca de Alerick.

El Alfa se encontraba hablando con sus guaridas cuando sintió la fragancia de su Luna y esta vez se sentía más dulce que las otras veces, en ese preciso momento Alerick supo el significado de aquella fragancia.

— Entonces mi Hermosa Luna - sus ojos Grisáceos observaron A la castaña de Ojos azules con una dulzura con la a que nadie más miraría, como Asher a Siena, como Hades, a Alya, como Yail a Amélie, como Arean a Maya.

— ¿Está listo mi Alfa para una nueva aventura? - Preguntó Harumi envolviendo sus brazos alrededor del cuello del Alfa.

— ¿La posibilidad de volver a estar en medio de una guerra o la de ser Padre? - Alerick depósito un pequeño beso en la Nariz de Harumi.

— Quise darte una sorpresa, pero la situación no está para sorpresas, volveremos a la Aldea roja - Harumi había suspirado.

— Mírame - Alerick levantó levemente el rostro de la loba - Tú y yo juntos Harumi, es mejor que aún no sepan del cachorro, será mejor que lo sepan cuando a Kilómetro de distancia de ellos, porque no soportaría saber que tú y mi cachorro Están aquí no podría estar tranquilo cuando las dos personas más importantes de mi vida estén lejos de mí - Alerick la abrazo fuertemente un abrazo al cual la loba accedió de manera inmediata.

— Tengo miedo por Apolo, no sé que le espera, pero no confío en su novia - Susurró Harumi ella necesitaba sacar aquel nudo que se había formado en su garganta.

— Mi amor, él estará bien, es hijo de alguien que es muy poderosa, es hijo de la Luna, no como nosotros, él tiene lazos de Sangre con ella, y oculta ese olor hasta que salgamos de aquí, tengo planeado que salgamos a la madrugada - Fueron las palabras emitidas por Alerick.

— La Aldea Roja siempre dejará recuerdos y visiones para mí, además de darme lo mejor que pude haber encontrado y eres tú, siempre estaré tomada de tu mano Alerick, pero prométeme que nunca soltaras aquellas manos.

— Harumi, incluso si muero lo haría tomado de tus manos, si mi último suspiro lo diera estando tomado de tus manos moriría feliz— Alerick depositó un beso en las manos de Harumi y allí la Loba sintió un cosquilleo que dio inicio en su abdomen y se detuvo en su pecho, el cachorro que crecía en su interior sintió todo el amor ante las palabras de su padre.

El lobo blanco cayó al suelo, mientras el colmillo de la loba negra perfora cada vez más profundo su piel, el lobo blanco había cerrado los ojos.

* Sus ojos fueron abriéndose lentamente, cuándo en su campo de visión entro una mujer vestida completamente de blanco, incluso el color de sus cabellos era Blanca, sus ojos eran tan azules y hermosos.

— Has despertado Apolo - Murmuró la mujer acercándose a su hijo, el gran anillo de Luna resplandece aún más en ese momento.

— ¿Qué has hecho de desayunar? - Pregunto el rubio acomodándose su larga cabellera.

Entonces algo pasó todos los sucesos con su madre, abrazos, compartiendo desayuno, almuerzo y cena, abrazos, risas, lágrimas, fueron como un bálsamo para un corazón herido, los brazos de su madre eran la Gloria y él no quería soltarla nunca.

— Apolo - susurró la mujer acariciando la cabellera de su hijo - Todo lo que has visto cachorro es un regalo, todos los momentos los debes de atesorar pequeño Apolo es un momento mágico, pero también es una despedida, este paraíso lo vas a atesorar en tu corazón.

Cielo se había puesto de pie acercándose a una pequeña cuna y tomando en brazos a un pequeño bulto envuelto en una manta azul— Nunca olvidaré que hayas venido a mí, siempre agradeceré a mi hermana Gemela cuida de ella, cuida de ti y cuida de la mujer a la que vas a amar, pero mira bien porque una vez que eliges ya no hay marcha atrás Apolo, elige bien a la madre de este angelito, ahora ve, vuelve con ellos, ellos son tu familia, ellos te enseñaron cuáles son los Legados de Amor con ellos aprendiste la palabra Lealtad, siempre me encontrarás en una sonrisa de mi madre, porque cada parte de un ser querido muerto habita en el ser de la persona más sagrada que conocemos y mi madre es la Joya más preciada, cada vez que mires sus ojos vas a verte en ellos, y vas a ver mis ojos, este no es tu lugar, pero si es una fortaleza para que continúes, para que seas fuerte, mi pequeño Apolo.

La voz cada vez se oía más lejana, pero la sensación de las manos de su madre acariciando su cabello, su rostro, su voz diciéndole cuánto lo quería, Apolo abrió sus ojos y ahí fue que se había dado cuenta de que todos aquellos momentos que se los había arrebatado con su madre, los volvió a vivir, pero el tiempo estaba terminando y él sabía que no volvería a encontrarla, no obstante cada segundo de aquel encuentro valió la pena.

— Siempre vivirás en mi corazón Madre, y claro que voy a encontrarte en la sonrisa de mi abuela y en sus ojos, pero también en la estrella más brillante que guiara mi camino*

La media noche había llegado y la loba negra apartó los colmillos del lobo blanco, su pelaje estaba manchada, pero su corazón y su alma habían vuelto a renacer, el hombre lentamente había vuelto a tomar el control de su cuerpo, la frialdad se incrusta en su piel.

— Apolo, eso fue un regalo - La voz de Maya se escuchó a espaldas del director— Pero ahora deberás de guardar aquellos recuerdos e irte de aquí, encuentra a la chica - Maya se acercó a su sobrino— Nos volveremos a ver, pero si no es así recuerda que no siempre aquel que pensamos que es el primero que nos llama la atención en nuestro destinado, a veces el amor está en el momento menos indicado como yo lo encontré en el cementerio y con la persona menos esperada.

Esas palabras eran de despedida porque la Muerte es universal, y no todos encontraran el camino de regreso, Apolo abrazo a su tía.

— Tía nos volveremos a ver, vas a ser la primera que vea a mi cachorro, además el cachorro de Harumi tendrá una abuela excepcional y mi cachorro también - Con aquellas palabras el rubio se alejó.

La noche se sentía más fría, el Alfa que se encontraba sentado detrás de su escritorio sintió que su sangre se helaba, dirigió su mirada a la Luna, sentía una opresión muy fuerte, pero en ese momento la puerta de su despacho fue abierta.

— Estamos listos para irnos a la Aldea Roja - Expresó con contundencia Alerick Culpepper observando el rostro de su suegro.

La pequeña Laguna que se encontraba cerca de Maya parecía recobrar vida, las gotas se habían secado y entonces la silueta de una mujer que vestía una túnica negra apareció delante de ella.

— Es un gusto ver a la niña que salvamos - Lo que parecía ser una silueta se había convertido en dos.

— Hagamos rápido esto - Su pecho dolía, pero ella sabía que cualquier sacrificio valdría la pena.

— ¿Qué desea la Princesa? - Preguntaron las mujeres al unísono.

Sus ojos azules fueron perdiendo el Brillo - Vida por Vida, mi vida por las de Asher DuPont y Siena DuPont no pueden negar nunca les hice una solicitud, quiero que mi nieto nazca sano y salvo que mi madre no corra peligro, pero por sobre todo quiero que todo recuerdo mío sea borrado de la mente de ellos, mi muerte por la Vida de los DuPont y la tranquilidad de Mi hija - Maya se cortó la muñeca y las mujeres no podían soportar la fragancia de la sangre de Maya, la sangre que tenía cierto poder oculto por las sombras un poder que se mantuvo oculto por más de 100 años.

Aquella fragancia que rápidamente inundó el bosque había llegado a las fosas nasales de Amélie.

— Háganlo ya - Rugió Maya y las mujeres se volvían nuevamente gotas de agua, pero oscuras, dispuestas a cumplir la orden de la Hija de la Sombra aquella que se alimentó de ellos para sobrevivir, dispuestas a tomar cada milímetro de sangre de ellas.

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