"En La Enfermería"
-¡Rápido! ¿No hay nadie que sepa cocer una herida? - preguntó Jarol poniendo a Vanessa en una camilla.
La sangre de los heridos corría sin parar como si hubieran pasado por una masacre y estuvieran al borde de la muerte. Nadie sabía que hacer en ese momento, no tenían conocimiento de cirugía ni nada por el estilo, pensaban que si no hacían algo rápidamente iban a morir Vanessa y Richard.
-No se nada de cirugía, pero mi mamá me enseño a coser, a lo mejor yo podría ayudar - afirmó Angela mientras buscaba como loca algo para coser.
Cómo los participantes no veían que Angela encontrara los materiales para coser, ellos empezaron a ayudarla a buscar también, pero desgraciadamente no encontraron nada.
De repente, en la Enfermería salió como un pequeño televisor que se ajustó justamente en la parte de arriba de la puerta principal del sitio y se prendió de la nada. En ese televisor estaba la cara de Rosé.
-¡Hola mis participantes! ¿Acaso están buscando esto?
Rosé les mostró a todos que tenía en una mano una aguja y en la otra el típico hilo para coser. Era por eso que los participantes no encontraban los materiales para coser, porque Rosé los tenía.
-¡Rosé necesitamos esos materiales para coser! ¡Si no cosemos rápidamente a Richard y a Vanessa, morirán! - fueron las palabras de Lisa mientras observaba con detención hacia el televisor.
-Mm, ¡está bien! Les daré estos materiales con una condición. ¡Uno de ustedes tendrán que comerse la carne humana que dejé para ustedes!
Un gran silencio yace entre los participantes, el aire era difícil de respirar en esa situación, y absolutamente todos sentían una gran picazón en la garganta de solo imaginarse nuevamente que uno de ellos tendría que comer carne humana para salvar a sus compañeros.
-Y no se preocupen por sus amigos, si aceptan mi petición de comerse la carne que preparé para ustedes, mandaré a unos guardias a que saquen a Vanessa y a Richard de la Enfermería para así llevarlos a la sala de Cirugías para que les cosan las heridas y donen su sangre para que se recuperen. Pero si se atreven a no cumplir mis exigencias, sus amigos se morirán por falta de sangre.
Sin embargo, era una decisión muy difícil de tomar y antes de hacerlo había que pensarlo con claridad. Alguien debía de salvar a sus compañeros, al fin y al cabo fueron amigos desde el Antiguo Colegio. Además, que si quedaban menos participantes en el Juego, el asesino tendría más posibilidades de matar, ya que había menos posibilidades de que lo descubrieran.
-Amigos, tenemos que hacer esto, ¿quién se ofrece? - le preguntó Lisa a sus antiguos compañeros mientras los miraba fijamente.
Como todos ya sabemos, nadie quería probar esa asquerosa carne humana, y todos sabemos el motivo. Pero aun así, ellos tenían que hacer algo por sus amigos, algo mínimo aunque sea. Ninguno de los dos se merecía morir, en especial Vanessa.
-¿Entonces nadie hará nada por Vanessa y Richard? Está bien. Rosé, manda a tus guardias a que se lleven a los heridos a la sala de cirugías, yo iré a ese comedor y comeré eso... Solo por mis amigos - afirmó Lisa con todo el corazón lleno de valor.
-¡Pero Lisa! - exclamó Angela.
-Angela, déjame por favor, yo sé lo que estoy haciendo.
-Está bien, Lisa.
Entonces Rosé mandó a unos guardias a la sala de Enfermería y estos se llevaron a Vanessa y a Richard al lugar de las cirugías, un sitio que era desconocido para todos.
Luego de eso, Lisa salió de la Enfermería despidiéndose de los participantes y más tarde llegó al Comedor. Como todos sabíamos, ese Comedor estaba completamente organizado nuevamente, porque, después de que habían lanzado la comida al suelo, Rosé y sus guardias limpiaron el sitio y lo dejaron impecable como antes.
Lisa entró al sitio en pequeños pasos y se sentó en una silla a esperar que trajeran esa asquerosa comida, pero sabía que tenía que comerla, por el bien de Richard y Vanessa.
Procedió un guardia a entrar al Comedor y poner un plato tapado al frente de Lisa, luego colocó la copa de sangre humana y se fue por donde mismo entró.
-Bit, bit, bit - le sonaban los audífonos a Lisa.
-Lisa, me parece que ya sabes lo que tienes que hacer para salvar la vida de tus amigos, tendrás que comerte todo lo que te han puesto en el plato y beberte todo lo que te han puesto en la copa.
-Sí, Rosé, no me tienes que recordar lo que me dijiste hace un momento...
Entonces, Lisa, destapó la tapa que había en el plato y se encontró con cinco albóndigas manchadas en mayonesa y al lado estaban unos trozos de lechuga empañadas con aceite, y por último, en un pequeño lado del plato estaba un poco de sopa bien caliente.
Había llegado la hora de empezar a comer, y Lisa tenía que hacerlo, porque si no lo hacía, sabía que Richard y Vanessa iban a morir.
-"¡Vamos, Lisa! ¡Debes de hacer esto por tus amigos!" - pensó.
Lisa agarró con temblor el tenedor que estaba a su izquierda y pinchó suavemente la albóndiga que estaba en el plato. Luego la embarró de un poco de sopa y se llevó lentamente a la boca. Primero la sintió con sus labios y después le pasó la lengua para experimentar el sabor de la carne humana.
No se diferenciaba de la animal, solo que esta tenía un sabor agridulce, "como había dicho Melissa anteriormente"
Entonces, Lisa por fin le dio un pequeño bocado a la albóndiga y se la tragó con la boca seca.
La carne estaba pegajosa, era algo que Lisa no podía evitar sentir. No tenía absolutamente ni un pelo, parecía que la persona que se encargaba de quitarle la piel y los pelos a los cadáveres era una persona profesional, porque el pedazo de carne que Lisa se estaba llevando a la boca no tenía ni un solo pelo.
Terminó, Lisa, de comerse esa albóndiga, no con todo el deseo del mundo, pero por lo menos era comestible y al ser probada tenía el sabor de un animal cualquiera, solamente que la carne humana era diferente, nadie podría estar comiendo carne humana y pensando a la vez que está comiendo carne de su propia especie, inimaginablemente posible, tendría ganas de vomitar todo lo que habría comido esa persona.
"Una hora después"
Lisa se había comido absolutamente todo y no había dejado nada en el plato ni en la copa, estaba completamente llena y suponía que en cualquier momento que iba a reventar. Ella estaba demasiada arrepentida por lo que acabó de hacer, y planeaba vomitar todo de una maldita vez al salir del comedor.
-¡Rosé! ¡Ya he hecho lo que me dijiste! ¡Es hora de que cures a Vanessa y a Richard!
-¡Está bien, Lisa, pero ni se te ocurra vomitar la comida que te acabas de comer! ¡Por qué si lo haces mandaré a los guardias a que maten a Richard y a Vanessa ahora mismo!
-¡Quedó claro, Rosé! ¡Te prometo que no voy a vomitar, tú solo cura a mis amigos!
-Claro, Lisa, como desees.
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