Capitulo 10

Hadassa y Saulo estaban en la ducha, sus cuerpos parecían arder, el agua que corría sobre ellos no era suficiente para quitarles toda la sensación que estaban teniendo

En medio de sus caricias, de forma sobrecogedora sus manos recorrían el cuerpo del otro.

Saulo estaba besando el cuello de Hadassa cuando ella lo apartó.

Hadassa Novais

Estaba en sus brazos, pero no podía seguir, le empujé.

- Saulo lo siente, dije, cerrando la ducha y yendo hacia él.

Saulo Graham

-No te preocupes Hadassa, en realidad el que lo siente soy yo, me pasé de la raya.

Recojo mi camisa del suelo y salgo de su habitación cuando siento su mano tocando mi espalda.

Hadassa Novais

Veo que Saul se va y le toco la espalda y le digo:

-No tienes que ir.

Saulo Graham

Oírla decir que puedo quedarme me hace feliz, voy a mi habitación, me seco y me quito los calzoncillos mojados, me cambio de ropa y vuelvo a su habitación.

Me cambio de ropa y vuelvo a su habitación. Nos quedamos tumbados viendo una película, pero en realidad yo sólo la miraba a ella, ya no podía controlar lo que sentía y lo antes posible le pediré que se case conmigo.

Era sábado por la mañana y Hadassa se despertó junto a Saúl, que seguía durmiendo.

Le mira fijamente, piensa en despertarle, pero decide dejarle dormir.

Hadassa Novais

Voy al baño, me doy una ducha, voy al armario, separo algo de ropa, la meto en la mochila, voy a pasar el fin de semana en casa, con Bela.

Bajo a la cocina para preparar el desayuno y organizarlo todo para que mis ayudantes de cocina no estén demasiado ocupados este fin de semana.

Dejo el café y la comida listos y pido al ama de llaves que avise al señor Graham de que me he ido a casa.

Salgo de la mansión y cojo un taxi en dirección al piso de Bela.

Unos minutos más tarde, Hadassa llega al piso, abre la puerta y va a su habitación, deja la mochila, vuelve al salón y ve a Bela, que se ha despertado.

Bela Adams

Me despierto y voy a la cocina a beber un vaso de agua y prepararme el desayuno, veo un ruido y voy al salón.

- Hadassa eres tu, mujer que susto.

Hadassa Novais

-Amigo, perdona por no haberte mandado un mensaje ayer, diciéndote que iría por la mañana.

Bela Adams

-No hace falta que me lo cuentes, tú también vives aquí, aunque sólo sea los fines de semana, pero cuéntame esa historia de que te prometiste con el señor Graham.

Hadassa Novais

-¿Cómo que qué historia?

Pregunto, porque no entiendo cómo lo sabe, si ni siquiera estoy comprometida con Saulo.

Bela Adams

-¿No lo has visto, amiga?

Todas las redes sociales y las revistas de cotilleos hablan de ello.

La misteriosa mujer que enganchó al hombre más rico de Chicago.

Sólo supe que eras tú porque vi tu foto junto al Sr. Graham en una revista.

Hadassa Novais

-Bela, tengo tanto que contarte que no sé por dónde empezar.

Bela Adams

Me siento en el sofá a su lado y hablo:

- ¡Empieza ya!

Hadassa Novais

- ¿Conoces a mi padre? Es el hermano de Saulo.

Bela Adams

-Novia, ¡así que eres la sobrina del Sr. Graham!

Hadassa Novais

-Sabes que ni siquiera pensé en eso.

Sigo riéndome de todo lo que ha pasado en la última semana y doy gracias de que no sea mi tío biológico.

Bela Adams

-Hadassa, ¿estás comprometida con él?

Hadassa Novais

-No, pero...

Bela Adams

-Habla, ¿qué me ocultas?

Suena el teléfono de Hadassa...

Saulo Graham

Me despierto en la habitación de Hadassa y no la veo, me levanto y la llamo pero no, la encuentro, bajo las escaleras y Pilar mi ama de llaves me mira fijamente.

Pilar (institutriz)

-¡Buenos días, Sr. Graham!

La señorita Hadassa me ha pedido que le informe de que ya ha ido a su casa.

¿Quiere tomar su café ahora o quiere esperar a comer?

Saulo Graham

Miro el reloj de mi muñeca y veo que son las once de la mañana.

Hacía muchos años que no me despertaba tan tarde, como muy tarde a las 8 de la mañana ya estaba levantada y preparada, independientemente de que fuera fin de semana o no.

Fue la mejor noche que he pasado en años, dormir a su lado me hizo sentir en paz y relajado.

Pilar ama de llaves

-Sr. Graham, Sr. Graham...

Le grito, pero parece estar lejos en sus pensamientos.

Saulo Graham.

Vuelvo a mis pensamientos, al oír que Pilar me llama.

- Perdona, Pilar, ¿eres tú?

Pilar, el ama de llaves

-¿Quieres café?

Saulo Graham

-No Pilar, pero gracias, luego bajo a comer.

Subo de nuevo y llamo a Hadassa.