Capitulo 11

Después de colgar el teléfono, Hadassa vuelve a hablar con Bela.

Bela Adams

-¿Era el Sr. Graham al teléfono?

Hadassa Novais

- ¡Sí!

Bela Adams

-Novia, entiendo que no estáis comprometidos, pero ¿hay algo entre vosotros dos?

Hadassa Novais

-No puedo explicarlo Bela, pero esta semana en su casa nos besamos, más de una vez.

Bela Adams

-El mío al nuestro, y lo dices de la forma más natural, si no fuera porque me lo dices tú no me lo creería.

Hadassa Novais

-¿Y por qué no?

Bela Adams

- Es que hay un rumor en la empresa sobre él.

Hadassa Novais

-¿Qué rumor?

pregunto con curiosidad.

Bella Adams

-Dicen que está soltero porque tiene el corazón de hielo.

Pero puedo entender, ya sabes, después de lo que le pasó, no sería fácil involucrarse de nuevo, ya que descarta a todas las modelos de la revista Graham, y lo que tiene de mujeres hermosas que le coquetean, si fuera un proxeneta, ya las habría conseguido a todas.

Hadassa Novais

-¿Y qué te ha pasado Bela?

Bela Novais

-Estaba comprometido para casarse, amigo mío, pero según los rumores a ella sólo le interesaba lo que él tenía.

Dicen que rompió el compromiso y que después de eso no quiso involucrarse con nadie.

Hadassa Novais

-No dejo de pensar en la mujer del evento de anoche al que fui con él.

- ¿Podría ser ella?

Me pregunto, pero hablo alto.

Bela Adams

-¿Ella qué?

pregunto queriendo saber en quién piensa.

Hadassa Novais

-Novia, ¿tienes alguna foto de su ex en internet?

Bela Adams

-Claro que la hay, es modelo, después de que el Sr. Graham rompiera con ella, Lara Miller se fue a la revista Belmont, nuestra competidora.

Voy a mi portátil, lo enciendo y en internet busco una foto de ella y se la enseño a Hadassa.

Hadassa Novais

- Cuando miro la foto, si tenía alguna duda, ya no la tengo. Es la mujer que nos visitó ayer en el acto.

Bela Adams

¿Tuvo la audacia de ir a hablar con el Sr. Graham?

¡Qué mujer tan perversa y despistada!

Hadassa Novais

-Amiga ella incluso fue al baño, para preguntarme lo que era de Saúl.

No le contesté nada.

Bela Adams

-Hadassa, veo que han pasado muchas cosas durante tu semana.

¿Qué tienes que decirme todavía?

Hadassa Novais

Saúl me dio una herencia de mi padre.

Bela Adams

-¡No puedo creerlo!

¿Ahora eres millonario?

Hadassa Novais

No, amigo, acepté, pero no usaré nada, lo guardaré y se lo devolveré a Saúl algún día.

Bela y Hadassa se quedan hablando y preparando la comida, luego deciden ir al supermercado a comprar algunas cosas para que Hadassa cocine y deje la comida de Bela lista para que su amiga se la lleve al trabajo.

En el supermercado, Hadassa compra muchos alimentos perecederos y pasa por el refugio a dejar las compras que ha hecho para ellos.

Daniel

-Hola señorita Hadassa, me alegro de verla.

Hadassa Novais

-Hola Sir Daniel, ¿cómo está?

Vine a traer algunos alimentos para ayudar a abastecer la despensa.

Daniel

Muchas gracias por la comida, todos los que vienen a comer dicen que te echan de menos, que tus especias son especiales y que todo sabe mejor.

Hadassa Novais

-Tengo trabajo, Sr. Daniel, pero le prometo que vendré los sábados a cocinar.

El Sr. Daniel empieza a hablar del refugio y de las necesidades a las que se enfrenta el espacio.

Mientras tanto, Saulo llega al piso de Hadassa y Bela.

Bela Adams

Oigo sonar el timbre y voy hacia la puerta, veo al señor Graham, ordenado, con una bolsa en una mano y un ramo de rosas rojas en la otra.

- ¡Buenas noches, Sr. Graham!

Saulo Graham

-Buenas noches, Srta. Hermosa, ¿cómo está?

Bela Adams

-Todo está bien, pasa.

Saulo Graham

-¿Podrías llamar a Hadassa?

Bela Adams

-En realidad, está en el refugio, señor.

Hace tiempo que fue a dejar comida allí y aún no ha vuelto.

Saulo Graham

-¡Muy bien!

Cojo el móvil y la llamo.

Suena el teléfono...

- Hola, ¿mi amor sigue en el refugio?

Hadassa Novais

Oigo sonar mi móvil y veo a Saúl, miro la hora y me asusto, llego muy tarde, contesto al teléfono.

- Lo siento Saul, voy a coger un taxi ahora y estaré allí pronto.

Saulo Graham

-No hace falta, quédate ahí y yo iré a buscarte.

Hadassa Novais

-Muy bien, muchas gracias, lo siento, no me había dado cuenta de que las horas habían pasado tan rápido.

Saulo Graham

-No te preocupes, tengo todo el tiempo del mundo para esperarte.

Me despido de ella, cuelgo el teléfono, voy a mi coche y conduzco hasta el refugio.

Al cabo de unos minutos, Saulo llega al refugio y ve allí a Hadassa, ayudando a los voluntarios a entregar la cena a la gente.

Me ve, se despide de la gente, todo el mundo le habla con cariño, es imposible no darse cuenta de lo especial que es y de cómo su presencia desprende alegría y amor en todo lo que hace y en la persona que es.

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