Ataque.

Dichas estas palabras, me acerco sutilmente a Martin y le explicó la situación, estamos de acuerdo que originar un baño de sangre en este momento es lo más inoportuno para todos. Si embargo, me despido con la promesa de venir a visitarlo un día y hablar de negocios; luego de esto nos encaminamos rápidamente al auto, en el cual Antonio nos espera un tanto intranquilo.

- Ya pensaba ir a buscarte.- me reclama al verme.

- Disculpa, después te explico todo en detalle, pero es necesario largarnos de aquí, ¡Ya!.- Hablo contundentemente mientras obligo a Elizabeth a subirse al auto, la cual está muy confundida y nerviosa por la situación.

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- ¿Qué mierda está pasando, Antonio?, ¿Cómo fue que perdieron su rastro?, sabían lo importante que era dar con su paradero y aun así no fueron capaces de tan solo seguirlo, ¿que tan ineptos son?; se suponía que veníamos a cazarlo, porque presiento que los papeles se invirtieron.- digo muy molesto mientras nos dirigimos a la mansión.

- No sé que decirte Marc, solo sé que después de su desaparición varios de los hombres resultaron herido, creo que subestimamos a tu hermano.- confiesa malhumorado e irritado por la situación.

¡Mierda!, mil veces mierda, lo último que necesitaba era que este bastardo actuará deliberadamente frente a las otras mafias, si quería molestarme creo que en parte lo consiguió, ahora no solo tendré que cuidarme la espalda de él, todos los clanes me querrán hacer responsable de su insolencia, como odio en estos momentos ser el líder de los Salvatore.

- ¿Alguien me podría decir que está pasando?, sabía que era una idea muy estúpida venir contigo.- pregunta molesta Elizabeth.

Me lleva la que me trajo, por un momento olvidé que venía con nosotros, creo que tome la noche menos indicada para querer acercarme a ella.

- No te preocupes, solo son cosas menores.-intento desviar el tema.

- ¿Cosas menores?, ja, ja, ja, no me hagas reír Marc, nadie diría cosas menores cuando tu hermano te intenta matar, ¿querías traerme para esto?, si querías que me matarán hubiese jalado tu mismo el gatillo.- gira su cabeza hacia la ventana después de decir esta frase.

- Elizabeth basta, ahora no es el momento de pelear.- con la racionalidad que me queda intento controlar la situación.

- ¿Entonces cuando?, las cosas contigo son siempre así, como maldigo el momento en que te conocí, solo me has traído desgracias, Marc Salvatore.- escupe estás palabras con dolor.

Esta mujer sabe donde darle al clavo, como puede decir cosas hirientes sin darse cuenta, sin darle aviso tomo sus labios entre los míos, solo había dos maneras de callarla y creo que esta es la menos fuerte, porque si la hubiese abofeteado nunca me lo perdonaría, lo último que necesito es agregar otro pecado a mi lista. Está al ver mi acción intenta alejarse, pero reacciono más rápido y la aprisiona entre mis brazos, para después deslizar mi lengua en su boca, dejándole como única opción aceptar mi acaricia, cuando menos lo espero un gruñido de excitación sale de mis labios, para comprobar que mi parte baja se ha despertado.

Con un tanto de molestia rompo el beso, si no se encontrarán mis hombres en la parte delantera de auto este beso hubiese podido tornar en algo mas complejo, eso lo puedo asegurar.

- Te lo advertí imbécil.- me abofetea Elizabeth.

- .....

Únicamente siento como mi cara arde de dolor, es la primera mujer que se atreve ofenderme varias veces, realmente está tentando la muerte, cuando me dispongo a reclamarle y castigarle como se merece, un Antonio preocupado nos interrumpe.

- Lamento dañar su momento, pero Marc nos persiguen cuatro autos, creo que nos encontramos en apuros.- me comunica mientras mira por el retrovisor.

- Mierda, dile a los hombres que los eliminen, no podemos dejar que nos intercepten o estaremos condenados.- les ordeno apresuradamente a mis hombres.

No saben cuanta ganas tengo de matar a ese imbécil, si salgo vivo de esto lo haré sufrir una muerte terrible, tú tan solo espera Dimitri.

No obstante, mis hombres no son rivales para estos, ya que esos bastardos logran derivar al primer grupo de mis guardaespaldas sin esfuerzo, un tanto ansioso Antonio le pide al chófer aumentar la velocidad, mientras yo les indico a mis hombres contraatacar a través de la radio, al observar que la situación no pinta nada bien saco mi arma y la cargo en el acto, cosa que asusta a Elizabeth, pero ahora no puedo darme el lujo de preocuparme por ella.

Sin espera abro el capote del automóvil y me posiciono para empezar a disparar en las llantas de nuestro oponente, lo que ocasiona que una de las camionetas pierda el rumbo y se estrelle. Cuando me dispongo a realizar la misma acción siento con mi brazo es perforado por una bala para comprobar que he sido herido, con rabia e impotencia disparo en todas las direcciones causando que una de las camionetas choque contra sus amigos, es tanto el escándalo provocados por las balas y explosiones que no me percato a tiempo unas de estas cucarachas se ha escabullido y tenía en la mira al chófer, rápidamente me bajo al auto y abrocho el cinturón como puedo.

A continuación nuestro auto rueda por varios senderos hasta llegar al pie de la montaña, malherido salgo rápidamente para después apresurarme a comprobar el estado de mis acompañantes , como puedo saco a Antonio y a Elizabeth, los cuales presentan diversas fracturas pero aún respira. No obstante, la que permanece inconsciente es mi pequeña Isa preocupándome como siempre, por todos los medios intento moverlos a una zona más segura, pero ruidos cercanos me alertan.

Sin tardar, le entrego una arma a Antonio mientras la indico que la proteja, para después marcharme y verificar la zona, desde la distancia observo como varias luces se dirigen a nuestra dirección, velozmente me escabullo entre los árboles y comienzo a disparar, generando que varias de estas luces desaparezca, lo que me permite comprender que varios de estos tipos han muerto, sin dejar nada al azar continuo atacando en diversas direcciones, quiero asegurarme de no dejar nada en pie, aunque la oscuridad no me permita ver.

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