Un ángel.

*** Elizabeth ***

Estoy tan cansada de medirme los vestidos para esa ridícula fiesta, no sé por qué ese imbécil se empeña en llevarme, pero no desaprovecharé la oportunidad de escapar si la tengo.

- Me encanta como te queda ese vestido verde esmeralda, acentúa muy bien tus curvas, pero no creo que sea tu color, ¿vamos a probarte otro?- habla muy emocionada Fernanda.

- Es necesario, ¿no puede ser cualquier vestido?.- digo cansada por toda esta situación.

- Mi niña aún no entiendes, será una velada donde asistirán los más grandes de toda Italia y parte Francia y tú como acompañante de un Salvatore debes estar a la altura, ¿Comprendes?.- asegura.

Sus palabras me sorprenden, tenía pensado que era algo importante, pero no de ese grado, generando que mi curiosidad se despierte.

- ¿Cuándo hablas de los más grandes te refieres de la mafia?.- pregunto con cautela.

- No puedo confirmarte nada, pero eres inteligente y lo descubrirás. Este vestido te asienta con tu cabello, pruébatelo.- esta cambia de tema, cosa que comprueba mi teoría, es más que una simple fiesta.

Sin decir nada me dirijo hacia el baño y me cambio, simplemente este vestido es hermoso y los adorno con rubí lo vuelve completamente inútil, jamás se me paso por mi cabeza que algún día iba a tener la oportunidad de vestir estas prendas, pero me molesta saber a que costo.

- Definitivamente, ese es tu vestido, me encanta como te queda, volverás loco a cualquiera- me hablaba una y otra vez provocando que mi rostro se vuelva rojo de la vergüenza.

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- Dios mío nos ha cogido la noche, deberías estar lista entre 30 minutos y aún falta demasiado, chicas muevan esas manos, pero no descuiden ningún detalle, ¿comprenden?.- ordena intranquilamente, ocasionando que sus ayudantes agilicen sus movimientos.

- Listo señora Fernanda, la señorita Elizabeth ya se encuentra lista.- le comunica una maquilladora.

Delicadamente y con temor de dañar el vestido me giro hacia ella.

- ¿Quede bien?.- pregunto con nerviosismo.

- Hija mía no sabes lo hermosas que estás, que digo hermosa, tu belleza es de otro planeta, deslumbras todo el lugar.

Un tanto entusiasmada por su expresión me dirijo hacia el espejo para comprobar sus palabras y lo que veo me deja muy sorprendida, soy como otras personas, me veo tan elegante y radiante con este vestido que hace que por primera vez en mucho tiempo me gusta lo que veo, un tanto sentimental intento no llorar, pero es en vano.

- No llores mi niña, estropearás tu maquillaje.- Intenta consolarme.

- Tienes razón, se esforzaron demasiado para que yo destruya su arduo trabajo por mis bobadas, ¿Creo que ya es hora de salir?.- seco rápidamente mis lágrimas mientras tomo el coraje para afrontar lo que se avecina.

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*** Marc Salvatore ****

Me cuesta creer que las mujeres demoren tanto en arreglarse, hace 10 minutos tenía que haber bajado, con un tanto de desesperación me dispongo ir a buscarla, pero mis acciones son interrumpidas por una hermosa mujer que viene hacia mí, su belleza me emboba en el acto, jamás creí que un vestido tuviera dueño, definitivamente este fue creado para ella podría apostarlo, el rojo y negro le otorga ese toque de elegancia y sensualidad que acompañado con los rubís crean una imagen de diosa. No obstante, lo que me atrae sobrenaturalmente son sus labios rojos y curvas, ciertamente está mujer fue un ángel en su otra vida, no creo que exista una perfección igual.

- ¿Ya podemos irnos?.- me dice sin más.

Acaso ella no se vio en un espejo, en este instante me estoy arrepintiendo de ir a esa dichosa fiesta, me hierve la sangre de tan solo imaginar como se la comerán con la mirada.

- ¿Me escuchas?.- me hace volver a mis sentidos.

- Eh, sí, sígueme.- hablo un poco nervioso.

Un tanto pensativo la guio hasta el coche para después abrir la puerta y permitirle entrar, es la primera vez que siento como mi corazón late como loco, es como si una emoción rara y desconocida me abordará, nunca en mi vida me había cosa igual; cuando me dispongo entrar al automóvil observo la cara de bobos que tienen mis hombres, cosa que me fastidia de inmediato y los fulmino con la mirada haciéndoles saber su pecado.

Apresuradamente, ordeno a unos de ellos arrancar y dirigirnos hacia los Grecos, en el trayecto mis ojos no son capaces de apartarse de mi hermosa Isa, si antes esta mujer me tenía hipnotizado esta vez consiguió convertirme en su esclavo.

- ¿Ya le explicaste?.

Antonio me saca de mi trance y me hace recordar al lugar a donde vamos, el cual estará lleno de víboras y lobos, así que debo ser muy minucioso y no dejar nada al azar, eso incluyendo los actos de mi encantadora acompañante.

- Escúchame bien Elizabeth, al lugar al cual nos dirigimos estará repleto de personas que quieren mi cabeza y tú al ser mi pareja será su blanco perfecto, pero no tienes nada que preocuparte, ya que Antonio te protegerá con su vida en caso necesario, pero en lo único que necesito tu colaboración y sobre todo que que sigas mi espectáculo sin importar que y por último que no te acerques a Dimitri Salvatore, es mi medio hermano, pero no dudará en matarte si tiene oportunidad, estamos en especie de guerra interna, así que hoy vamos a buscar sus puntos débiles, ¿Entiendes?.- puedo notar su cara de asombros y miedo al escuchar mis palabras, cosa que me hace preocupa de inmediato, ahora estoy dudando si fue buena idea traerla conmigo.

- Claramente, pero prométeme que cumplirás tu promesa.- habla un tanto inquieta, pero muy decidida.

- Te lo aseguro.- le digo mientras la miro fijamente.

Mi pobre Isa está haciendo todo lo posible para comunicarse con su familia y esas alimañas más feliz no podrían estar por su desaparición, realmente esta mujer es alguien especial que me hace desearla aún más.

- Hemos llegado.- informa Antonio

Dándole las últimas palabras de aliento, me bajo del auto para abrir su puerta, al realizar esta acción innumerables flashes empiezan a atacar, todos con las ansias de saber quién es mi acompañante, al ver como los nervios la abordan no pierdo el tiempo y le doy mi mano, quiero hacerle saber que no está sola y que pase lo que pase la protegeré, aunque signifique acabar con todos.

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