Disculpa.

Han pasado varios días donde no lo he vuelto a ver y en cierta forma lo agradezco, no sería capaz de estar en un mismo espacio que él, aún tengo vivida todas esas sensaciones que me persiguen hasta en los sueños, lo único que quiero es enterrar esta oscura pesadilla en lo más profundo de mi ser.

Obviamente, después de este suceso he intentado escapar varias veces, no estoy dispuesta a quedarme aquí y esperar que esté venga y logre su cometido. No obstante, siempre me atrapan, pero no pienso darme por vencida, mi convicción es más grande y sé que lo lograré.

- ¿No estás pensando en salir otra vez Elizabeth?, porque si es así no tendré de otra que comunicárselo a Marc.- habla Fernanda, la cual se acerca a mí con un poco de té.

- Te equivocas.- intento convencerla.

- Los años que tengo encima no son por nada, puedo ver en tu rostro las ganas de escapar de aquí- dice mientras da un sorbo a su café.

- Entonces quieres que me quede aquí para que me viole cuando se le dé la gana, porque si es así no lo voy a permitir.- digo muy decidida.

Sin antes lo repudiaba con esto lo odio con todo mi alma, no mejor dicho transciende el odio.

- Aunque te parezca imposible de creerlo él no es así, solo fue un momento de debilidad.- me asegura.

- ¿Y como constata tal afirmación?, no eres él para saber que pasa por su cabeza.- se ve que el amor de madre la tiene cegada.

- Conozco muy bien a la persona que crie, aunque parezca un demonio es más bondadoso de lo que imaginas, puede que a veces haga las cosas a su modo, pero eso no lo convierte en mala persona Elizabeth.- intenta persuadirme para cambiar la imagen de ese bastardo.

- ¿Entonces porque me secuestro?, ¿y por qué quiso tomarme a la fuerza?- aún no estoy muy segura de su versión, pero no pierdo nada en escucharla.

- No sé por qué lo hizo, pero algo debiste de significar para él, no es alguien que haga las cosas por hacer y te aconsejo que arregles las cosas con él si quieres salir de aquí, porque sin su permiso nada se mueve en esta mansión.- la verdad no sé si es un concejo o un guía de suicidio, pero en lo único que tiene razón es la autoridad que ejercer en este lugar.

- Lo tendré en cuenta.- doy una respuesta simple.

La verdad es que quiero regresar a mi tierra y entorno, me hace falta ir a la universidad, charlar con mis amigos y entre otras cosas, estar encerrada aquí es sofocante que creo que me volveré loca.

...*******************...

Hoy se cumple un mes desde mi secuestro, en el cual no he podido comunicarme con mis familiares, tantos las líneas y medios de comunicación están fuera de mis límites, esta situación me supera y no me deja otra alternativa que hablar con él, aunque no quiera.

Con un poco de temor y suspirando fuertemente me dispongo a tocar la puerta del despacho, de acuerdo con Fernanda este se debe encontrar allí, al no recibir respuesta intensificó mis llamados hasta recibir respuesta, cosa que jamás pasa; un tanto dudosa tomo el pomo de la puerta y la giro, temerosa me desplazo por la oscura habitación hasta dar con él, este se encuentra dormido en su silla y en el escritorio se halla un trago, al ver tal situación no lo pienso dos veces y me dispongo a salir, pero una voz a mi espalda me detiene.

- ¿Qué estás haciendo Elizabeth?.- su voz ronca resuena por toda la habitación.

Con nerviosismo me giro hasta que nuestros ojos se encuentran.

- Quería hablar contigo.- contestó nerviosamente acompañada de una agitada respiración.

- ¿De qué?.- me interroga mientras observa su vaso.

- ¿Quiero saber cuando me podré ir de aquí?, no quiero que mi familia se preocupe por mí.- puedo sentir como mi corazón se quiere salir al decir estas palabras.

- Elizabeth basta, no quiero discutir contigo, si viniste solo a eso te puedes marchar.- se nota lo cansado que se encuentra debido a que pronuncia estas palabras pesadamente.

Llenándome de valor lo confronto.

- He estado aquí como tú has querido, he intentado molestarte lo menos posible, por favor déjame ir.- intento persuadirlo.

Siento como mi cuerpo se congela cuando este se levanta de su asiento y se dirige hacia mí, le grito a mi cuerpo que reaccione, pero solo me quedo allí estática sin saber que hacer.

- ¿Me tienes miedo mi pequeña Isa?, dime.- me pregunta mientras entierra su cabeza en mi cuello.

Un escalofrío pasa por mi columna hasta mis pies, solo soy capaz de asentir.

- No sabes como lo lamento, quería asustarte pero no de esa manera, como me gustaría borrar ese recuerdo de ti.- parece estar borracho, debido al olor que desprende su cuerpo.

Aunque sus disculpas parecen sinceras no puedo olvidar lo que casi hace, lo hecho hecho esta; cuando me dispongo alejarlos siento como este enrolla sus brazos en mi cintura llevando mis nervios al límite, sin perder tiempo mis lágrimas empiezan a caer seguido de sollozos reprimidos.

- No te asuste que no haré nada que no quieras, no puedo dejarte marchar, pero si te puedo permitir que te comuniques con tu familia, aunque solo será una vez y con una condición.- me susurra al oído.

De cierta manera sus palabras me impactan, no pensé que accediera tan fácilmente, pero su supuesta petición me alarma, no sé con qué salga y me da terror.

- ¿Cuál?.- pregunto desconfiadamente, mientras limpio mis lágrimas e intento calmarme.

- Quiero que asista a un baile conmigo, se realizará en unos días, ¿tendrás algún inconveniente?. - puedo notar que está un tanto ansioso por mi respuesta.

- ¿No me harás nada si te acompaño?. - tengo que dejar mis límites claros de inmediato si accedo.

- Si eso te preocupa puedes estar tranquila, solo serás mi acompañante y ya.- asegura.

Tengo una oportunidad única, si la rechazo no tendré posibilidad de comunicarme con alguien que me pueda ayudar a salir de este infierno.

- Te acompañaré, pero que te quede claro que solo lo hago por el beneficio que me otorgas, porque estar contigo compartiendo el mismo aire es una idea que no me agrada.- me sincero.

- Lo sé perfectamente, con eso me basta.- suelta su agarre y se aleja mientras dices estas palabras para después encaminarse a su escritorio.

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