Arrepentimientos.

Al abrir los ojos intento levantarme, pero un brazo me impide salirme de la cama, para encontrarme que Elizabeth me tiene abrazado, una sonrisa se me forma al ver como se aferra a mí, es tan paradójico; si estuviese despierta querría correr de mí.

Con un poco de trabajo e intentado no despertarla, logro salir de la cama para dirigirme a la ducha, en la cual demoro unos minutos, saliendo de esta puedo visualizar como esta ya se encuentra despierta y se sorprende al notar mi presencia.

-¿Qué haces aquí?.- me interroga al verme en toalla para después cubrirse con las sabanas.

- Hago lo que cualquiera persona normal haría, tomando una ducha en mi baño y en mi habitación, ¿no debería ser yo quién te interrogue por estar en mi cama?.- le contesto sin tantos rodeos.

Puedo ver como su cara se torna roja de la vergüenza, así que desisto en molestarla.

- No lo sabía, pero no tienes de que preocuparte, ahora mismo me voy de aquí- dice estas palabras mientras se saca la aguja del suero para salir.

Por reflejo extiendo la mano y la detengo.

- Te puedes quedar tanto como quieras, no tengo ningún problema.- intento persuadirla.

- No gracias, no me provoca estar en la misma habitación que tú, no tendría estómago para eso.-me dice mientras aparta mi mano.

Con enojo por sus palabras no permito que abra la puerta y le obligo a que me mire.

- Escúchame bien Elizabeth, ni se te ocurra volverme hablar de esa forma, porque no me tentaré el corazón para enseñarte a respetar, ¿Entiendes?. - quiero que de una vez por toda deje ese maldito ego.

- Y cuantas veces te he dicho que tu presencia me da asco, te odio y te repudio y eso no cambiará.- su mirada ardiente me fastidia es como si me retara, no sé donde está muchachita saco el coraje para enfrentarme, pero le haré ver la consecuencia de su atrevimiento.

Rápidamente, la tomo y la arrojo sobre la cama, donde la empiezo a desvestir, ella trata defender por todos los medios posibles, pero no es rival para mi fuerza, sin tardas empiezo a saborear su cuerpo mientras mis manos recorren su piel desnuda, está al ver tal acto comienza suplicar entre lágrimas y me ruega que me aleje.

- Por fa.v.or...p.a.r.a. ..po.r.

Al ver su cara llena de terror y desconsuelo por mis acciones vuelvo a mis sentidos y me alejo al instante de esta, ¡Mierda!, no sé cómo me deje cegar por mi lujuria; intentando remediar mi error me acerco lentamente a esta para intentar consolarla, pero está al sentir mi tacto se aleja instintivamente y entre sollozos me suplica que no le haga nada, definitivamente acabe de joder todo. Sabiendo que eche todo por la borda, busco mi ropa y salgo de inmediato de la habitación, no si antes llamar a mi nana para que la atienda y la ayude a calmarse.

Ya estando en mi despacho empiezo a tirar todo, aún tengo presente su cara de terror, es como si hubiese visto al mismísimo demonio, si antes tenía dificultad para que me aceptara, ahora será imposible, sin saber que hacer salgo de la mansión con la cabeza hecha un lío, en estos momentos lo único que quiero es un buen licor y una mujer que me despeje la mente.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

***Elizabeth *****

Al saber los motivos por los cuales me obligo a estar a su lado, me parece de lo más ruin, esa imagen de un atractivo y amable Marc cayó en pedazos en cuestiones de segundos, como lamento haberlo confiado en él. No obstante, lo que atormenta es pensar si mi familia me estará buscando o que tan siquiera haya notado mi ausencia, aunque conociéndolos creerán todo menos que he sido raptada, quizás a la única que le parezca rara mi desaparición sea mi amiga Verónica, aunque conociendo su conexión con este bastardo, no sé a que atenerme.

Intentando no pensar más, dejo que el médico hago su trabajo y me inyecte el calmante en el suero, según él esto permitirá recuperar mi condición y mejorar mi salud, de a poco siento como este empieza a causar efecto, un cansancio inmenso me atrapa provocando que me quede profundamente dormida.

Al levantarme al día siguiente, siento como mi cuerpo se ha recuperado un poco y cuando me dispongo a quitarme la aguja alguien abre la puerta del baño, para dar paso a un músculo y sexi hombre, de inmediato mis ojos van a él, para comprobar que se trata de Marc, con desconfianza empiezo a retroceder mientras cubro todo mi cuerpo con las sabanas, para después preguntarle que hace en la habitación, a la cual responde que es su dormitorio, sin ganas de permanecer en el mismo espacio que él, me levanto y me dispongo a salir.

Sin embargo, este no lo permite debido a que me intercepta con su brazo e intenta persuadirme de acompañarlo, sin perder tiempo le recuerdo todos mis sentimientos de odio, amargura, repudio y asco que siento hacia él, cosa que lo hace enojar y provoca que me tome y me lance sobre la cama, en la cual me empieza a destrozar la ropa acompañada con besos y acaricias, entre súplicas le ruego que pare, pero parece que está fuera de sí, ya que ignora mis palabras, con todas mis fuerzas intento apartarlos pero solo consigo que me aprisione más, con todo el terror y dolor que siento le ruego una vez más que se detenga y para mi suerte para.

Rápidamente, me alejo y me cubro con las sabanas mientras mi cuerpo empieza a temblar entre lágrimas, se me paso por la mente que algo como esto podía pasar, pero al sentirlo en carne propia me hace querer morir, aún tengo la sensación de sus manos deslizándose por mi cuerpo, sus labios recorriendo mi piel, me siento tan sucia y agraviada que me quiero arrancar la piel, definitivamente esta es el peor sensación que puede mujer llegar a pasar, nadie conoce el terror y miedo que se vive en tal situación, solo deseo que nadie pase por algo igual.

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