Capítulo 20: Por favor.

Hubo un largo y incomodo silencio, no aparte la vista del señor Cheng, en todo el trato, quería detallar bien todas sus facciones, es un hombre realmente guapo, puedo entender la opinión de Emma por tenerlo, incluso su presencia es imponete, me pare de mueble donde trataba sentada para mirarlo más de cerca, pero no bien me levanté Emma se abalanzó sobre el, y comenzó a decirle,

- Cheng, no pienses mal, es esta chica que me saca de mis casilla, por favor, dile que se valla, ¿si?

- ¿Por qué lo haría? Si quiero verte pediría verte, ya que no lo hice es por que no quiero, esto esta bastante claro, ¿no lo crees?

- Cheng, no seas tan cruel conmigo, sabes mis sentimientos por ti, solo quiero estar contigo, dime ¿porque no soy yo? ¿Por qué quieres a esta chica tan simple? ¿Es por que Mary te lo pidió, verdad? Te he esperado por mucho tiempo, sin embargo, hace años que no me miras, pero ahora vuelves a este lugar por esta chica. ¿por qué?

Ella agarro su mano mientras podía una mirada suplicante, pero el señor Cheng no fue conmovido ni un poco por las sublicas de Emma, su rostro no cambió para nada, el soltó su agarre y dios varios pasos hacia mi,

- ¿Eres Aurora?

- Si, respondí.

- Tienes lindo nombre, vamos preparame un trago linda Aurora.

Dicho esto se sentó en el sofá, sin prestar la más mínima atención a la mujer que se quedó pasara esperando una respuesta de él, fui inmediatamente al área donde estaban las bebidas, tomé un baso y le heche uno de los licores que estaban disponibles ahí, no sabia cual le gustaba así que solo adivine, le pase el vaso, me hizo una señal con la mano para que me sentará a su lado, puso un brazo en mis hombros y con la otra mano procedió a tomar su bebida, Emma recupero la compostura y se sentó frente a nosotros, este hombre incluso su perfume era bueno, tenía un olor al océano, hacia sentir seguridad con solo olerlo.

- ¿Por qué?

Volvió a repetir Emma, mientras nos miraba enfurecida, quería obtener una respuesta a toda cosas, pero el señor Cheng, no parecía querer responderle, pensé en intervenir, pero ese no era mi asunto, era el asuto entre Emma y el Señor Cheng, no quería que el pensara que me estaba metiendo en sus cosas, y menos cuando no tengo una verdadera comprensión de lo que estaba pasando entre ellos.

Ya me estaba sintiendo algo incomoda con las mirada de Emma sobre mí, el señor Cheng, dios varios sorbos a su vaso, estaba tan tranquilo, era como si no estuviera pasando nada, al cabo de un tiempo dijo lo siguiente,

- Emma estas equivocada en algo, y eso es algo muy importante ¿desde cuando tengo que darte explicaciones? este es tu error, ya lo dije en la casa vieja, me gustan las cosas nueva y sin uso, lo viejo y usado no es de mi agrado, así que por favor sal, hazlo mientras te lo estoy pidiendo de buena manera, si no tendré que usar otros métodos contigo, se que entiendes mejor cuando te imponen las cosas, que cuando se te piden.

La cara de la mujer cambió, era la primera vez que veía esa expresión en su cara, era un sentimiento muy familiar para mi hace mucho el dolor, el sufrimiento que todos de una u otra manera hemos vivido, ella se paró, dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la vuelta, pero no sé fue sin antes dedicarme una palabras,

- Chica no creas que has logrado algo, los hombres son volubles, aunque Cheng se vea así ahora en el pasado, era tan débil, que pudo ser engañado por otros, ahora el es diferente no se aferra a nadie, así que también serás tirada por el cuando se canse de ti.

Camino con la cabeza muy en alto, ella pensó que sino podía tenerlo, yo tampoco duraría mucho tiempo con el a final de cuento, una mujer que tiene que servir a los hombres por dinero, no puede ser apreciada por ningún hombre, no tenia fallas su lógica, lo bueno es que yo ya lo sé, pero Emma a pesar del tiempo se que iré aferrar a un hombre que desde el principio no sentía nada por ella, abrió la puerta y al salir la cerró de un portazo, quería desahogar su ira de alguna manera, así que azotó la puerta de esa manera, luego un profundo silencio en la habitación, no me di cuenta hasta que el señor Cheng movió su vaso que me estaba mirando atentamente, en ese momento me percaté de que estábamos los dos solos en la habitación, quite su brazo de mi hombre y me senté frente a él, ahora no sabía que debería hacer.