Capítulo 18: El Encuentro

Camine detrás de Tongtong, desde el pequeño salón hasta el salón principal, todavía estaba embobada mirando a mi alrededor, todo en este lugar era tan hermoso y elegante, comencé a sentirme triste, al pensar que un lugar así, escondía tanto dolor, aunque todo el mundo reía, las mujeres aquí, que llevaban lindos vestidos, peinados y maquillaje hermosos por fuera, por dentro eran seres miserables y atormentados, llenas de arrepentimientos y dolor, tenían que sonreír cada día, pero en su interior lloraban a mares, estas lágrimas que se quedan dentro son las que poco a poco enduren el corazón de las personas, no sé en qué memento me detuve a mirar las cosas que sucedían alrededor, solo me percaté después de que Tongtong me habló,

- Continuemos, las habitaciones están en el segundo piso.

Lo miré a la cara Tongtong era un hombre joven en sus veinte, si tuviera que adivinar diría que tiene veinticuatro años a lo máximo veintiséis, no me puedo imaginar como este pobre hombre llegó aquí, Tongtong se giró y siguió caminando, yo lo seguí rápidamente, no quería volver a quedarme atrás, comenzamos a subir las escaleras, hasta el segundo piso, al llegar arriba, un hermoso pasillo, bellamente decorado estaba ante mis ojos, de izquierda a derecha había puertas numeradas, seguimos caminando, hasta que algo detuvo a Tongtong, yo que estaba detrás de él choque con su espalda y casi me caigo al piso, pero él se quedó parado sin hacer nada, me di cuenta cuando puede estabilizarme, que él estaba mirando algo a los lejos, me asome para ver que era lo que lo puso tan rígido, fue inesperado para mi ver a Tina vestida bellamente, riendo y coqueteando con un hombre en el fondo del pasillo, ella no se veía como la Tina con la que dormía en la casa de las flores, Tongtong no parecía avanzar, hasta que Tina se percató y tomó el brazo del hombre y comenzó a caminar hacia nosotros, nos pasó por el lado como si no estuviéramos ahí, y continuo riendo y hablando mientras baja la escalera agarrada de los brazos de ese hombre.

Las risas de Tina se iban perdiendo a capada pasó que daba lejos de nosotros, Tongtong seguía parado apretado los puños, no podía ver su cara, me imaginaba que se podía distinguir la furia en él, otras personas pasaron a nuestro lado, entonces fue cuando Tongtong siguió caminado, hasta que llegamos a nuestro destino la habitación 204, estábamos frente a la puerta, comencé a sentir nervioso, ya que pronto sería nuestro encuentro, por fin conocería al Señor Cheng, estaba perdida otra vez en mis pensamientos hasta que tonto comenzó hablar,

- ¿Crees que soy cobarde?

En su cara solo vi una profunda tristeza, al parecer Tongtong amaba mucho a Tina, sin embargo, tenía verla con otros hombres y él no podía hacer nada, y si hiciera algo la vida de los dos podría terminar, además no podía contar su sufrimiento a nadie, supongo que ahora que sabe que yo sé su secreto y que no lo revelaré, quiere compartir su dolor y angustia conmigo, miré a mi alrededor para asegurarme que no había nadie más en el pasillo, por lo que le contesto,

- Cada persona tienen sus razones, sus dolores, sus miedos y una historia que no quieren contar, que las situaciones de la vida te obligan a ser indiferente con cosas que casi nadie puede soportar no es ser cobarde, ser valiente tampoco te traerá felicidad, si un día pueden ser libres, entonces si sería cobarde que la dejaras hacer esto, pero estoy segura de que ella no lo hace porque quiere, sino como muchas chicas aquí se vio atrapada y no tuvo más opciones, quizás tu mismo también está aquí porque tampoco puede escapar.

Se quedó pensativo, quizás no era lo que esperaba escuchar,

- Gracias, no pensé que me dijeras eso.

Me sonrió, se sintió aliviado de que alguien le dijera, lo que es obvio, es mejor estar vivo y esperar a que un día pueden estar juntos sin esconderse, que morir si intentaban huir, no podían estar juntos nunca si uno de los dos moría o ambos, quizás ni en él más halla se podría encontrar.

Me señaló, la puerta, giro y se fue, yo respiré profundo antes de abrir, tomé la manija y abrí, di otra respiración ante de entrar, y cerré la puerta cuando estaba adentro, no di un paso, apoye mi espalda en la puerta y comencé a mirar a mi alrededor, era una habitación muy grande, tenía unos sofás muy elegantes, un gran cama, un lugar con bebidas a la izquierda y a la derecha, otra puerta que seguro deba al baño, todo era elegante y hermoso, como todo lo demás aquí, y como era de esperar no había nadie más que yo dentro de la habitación, el señor Cheng no había llegado todavía, que debía hacer mientras lo esperó, no pensé por mucho tiempo porque alguien estaba tocando la puerta, me sobresalté, ya que estaba recostada sobre esta, respire profundo puse mi mejor sonrisa, me volteé, y abrí diciendo,