Capitulo 5: ERES MÍA

Daniel:

Había despertado hace algún rato, Luna en algún punto de la noche se deshizo de su abrigo, aunque me alegraba, luchaba fuerte por controlarme.

La veía dormir, pacíficamente. Hasta que algo perturbó su sueño. Pudo haber sido el granizo de alguna, que otra ave o mi obsesión por no apartar mi mirada de su cuerpo y de su rostro angelical.

Tuve un buen momento haciéndola enojar, por amanecer encima de mí, la verdad fui yo quien la puso en esta posición. Aunque no era como si ella no quisiera venir a mí.

Disfruté sus sonrojó y sus gestos de molestia. Hasta que salió desnuda de la cabaña, y mi enojo y mi autocontrol luchaban por seguirla y hacerla entrar de nuevo, pero la esperé paciente. Arreglaría esto de una vez por todas.

No pude detenerme de besarla. El hecho de que otro hombre la pudo haber visto desnuda me vuelve loco, solo yo podía hacerlo. Ella era mía.

La bese y acaricie su cuerpo. Su lengua y la mía se tocaron enviando una chispa de electricidad entre nosotros.

Luna gime en mi boca, mientras sus manos acarician mi cabello. Las mías son más exigentes tocan uno de sus pechos y su trasero. Como quise hacerlo desde que llegué.

"Daniel detente" dice ella. No quiero hacerlo mis besos van a su cuello y ella suspira feliz.

"No quieres que me detenga" digo entre besos.

"Tienes razón, pero no te conozco" su respiración es rápida. Levanto mi cabeza y la observó.

Tomó su rostro con ambas manos y le digo claramente "Sabes que me conoces, lo sabes en lo profundo de tu ser. No temas, ahora estamos juntos"

Ella frunce su ceño confundida viéndose demasiado pequeña "vas a dejarme" dice con miedo, quería aliviar su dolor no soportaba verla así.

Jamás podré hacerlo" le dije y era la verdad. Estaba unido a ella de por vida "alejarme de ti, significaría morir de agonía y de tristeza" refleje en mi rostro todo lo que sentía.

Luna se ve sorprendida y conmovida por mis palabras. No sé hace esperar y me besa, le correspondo igual.

La cargo hasta la cama y la depositó con cuidado. Comienzo a desvestirme ante sus ojos. Luna también deshace su corsé, pero la detengo "déjame hacerlo a mí" ella asiente complacida.

Una vez quedo totalmente desnudo. Ella me mira con deseo y se sonroja al ver el bulto que sobresale entre mis piernas.

Sonrió con satisfacción. Le tiendo una mano y hago que se levante. La desvisto despacio, dejando un beso aquí y allá.

Una vez la tengo sin una sola prenda. Me deleito con su hermoso cuerpo, tengo hambre de ella y quiero marcarla... solo que lo haré sin que lo noté.

"Siéntate" le digo y ella obedece mordiendo sus labios. Suspiró esta mujer sí que sabe jugar.

Me arrodilló y acercó mi boca a su abdomen besándolo. Su respiración se hace cada vez más rápida con mi toque.

"Daniel quiero..." Dice Luna sin saber cómo terminar la frase.

"Lo sé". Luna es virgen y eso me encanta, yo era su único hombre. Me sorprende que haya durado tanto tiempo así, sin que ningún hombre haya querido cortejarla.

Pero agradezco a Dios que haya sido así, porque ella era mía completamente. Su regalo y toda ella me pertenecía.

Abro sus piernas y Luna me mira sin saber lo que haré y sonrió "Descuida haré que te sientas bien". No la dejo responder beso su manojo de nervios y ella suspira en respuesta.

Luna no puede evitarlo y se mueve contra mi boca, al compás de mi lengua. Ella toma mi cabello y me insta a ir más rápido. Después de unos minutos grita cuando el placer de su liberación llega. La observó en todo momento es maravillosa. Cuando sus temblores cesan, cae exhausta en la cama y sonríe feliz. Esto hace también feliz a mi lobo interior.

Aún no quiero entrar en ella, hasta no darle la debida atención que se merece. Comienzo con sus pechos, mi boca se cierra en cada uno, y muerdo suavemente allí. Luna vuelve a estar excitada, no tengo que esforzarme mucho el deseo en nosotros es natural.

Cuándo beso todo su cuerpo, llega la hora de darle lo que tanto quiere y lo que yo también quiero por supuesto.

"¿Confías en mí?", le digo viendo sus hermosos ojos verdes.

"Si" dice mirándome sin reservas.

Mi corazón salta de emoción por la confianza que deposita en mí. "Prometo amarte y protegerte siempre" le digo. Es una especie de voto. Esta es como se dice nuestra unión, muy diferente a como se casan los humanos. Nuestra conexión es mucho más profunda y especial.

Luna me sonríe y es todo lo que necesito, la beso y me introduzco despacio generándole la menor molestia posible. Una vez dentro espero a que se adapte a ella.

Después un momento comienzo a moverme y en un punto ella me sigue con sus movimientos, sus piernas se aferran a mis caderas exigiendo más y se lo doy. Mi deleite no solo es estar unido a ella de esta forma, sino también observarla en todo momento, sus reacciones y sus gemidos. Esto me vuelve loco.

Es mi momento de marcarla, de mi lobo sale un gruñido y ella levanta su cuello en respuesta. Aun si ella no es consiente y no sabe lo que soy, su alma me reconoce.

Tomó mi oportunidad. Sus piernas comienzan a temblar anunciando que su placer se liberará. Mis colmillos salen y se introducen en su cuello marcándola allí.

Siento como nuestras almas se unen y se conectan, fortaleciendo nuestro lazo. Luna grita de placer y de mí sale un gruñido, por la intimidad del momento. Ella se aferra a mi excitada. Me muevo más frenéticamente y llego junto con ella al clímax.  Sé que esto no ha terminado. Mi veneno está en ella y Luna no parará hasta estar satisfecha, al igual que yo.

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